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Acude a una cita de Tinder, el chico recibe una llamada y cae en la estafa de los 150 euros

Acude a una cita de Tinder, el chico recibe una llamada y cae en la estafa de los 150 euros

“Actuación de 10. Chapó”

Coral Corbí, contando cómo fue víctima de una estafa mientras se maquilla.TIKTOK

Una cita de Tinder, una historia lacrimógena y un Bizum de 150 euros que terminó en estafa. La creadora de contenido Coral Corbí, conocida por sus storytimes en TikTok, ha contado cómo fue víctima de un timo con guion de drama familiar incluido. Su relato ya acumula cientos de miles de visualizaciones. Y no es para menos: la trama, digna de serie, pone el foco sobre un tipo de engaño que sigue circulando en las apps de ligue en 2025. Lo peor, como reconoce, no es solo la pasta. Es la vergüenza. Porque lo vio venir… tarde.

“Os voy a contar cómo me estafaron por Tinder. No me estafaron muchísimo dinero, pero lo suficiente como para que me duela y me dé vergüenza contarlo”. Así comienza la historia que Coral compartió en una serie de tres vídeos en su cuenta de TikTok, en la que tiene casi 225.000 seguidores y una especialidad: convertir sus dramas personales en narraciones tan jugosas como adictivas.

La historia arranca como cualquier otra en Tinder: chico simpático, buena conversación, perfil decente y una descripción de esas que parecen sacadas de un manual para parecer interesante sin esforzarse mucho. Decía que le gustaban los animales, que era familiar, que no buscaba algo serio “pero que estaba abierto a lo que surgiera” y, atención, que le encantaba leer. Un detalle que, según Coral, fue lo que terminó de convencerla: “Y dije, venga… pa’lante. Que una no termina de escarmentar con Tinder”.

Durante varios días hablaron por la app, luego por Instagram porque así se lo pidió él y finalmente acordaron verse en persona. La cita fue en un bar de tapas de los de toda la vida. Primera impresión: algo diferente a las fotos, pero nada alarmante. Segunda impresión: muy majo, buena conversación, ambiente distendido.

Y entonces llegó la llamada.

En plena cena, el chico descolgó el móvil, sin levantarse de la mesa y sin avergonzarse, y entonces le cambió de cara. Se puso a llorar, literal. Lagrimones. Como si se le acabara de morir el perro. Coral, desconcertada, preguntó qué pasaba. Y ahí soltó el drama: su hermana, de 27 años, con una enfermedad degenerativa en el sistema nervioso, acababa de ser ingresada de urgencia en su país. Estaba muy mal. Él quería ir a verla, pero no tenía dinero para el billete.

Un Bizum, un teatrillo repetido… y una denuncia

Lo que viene después es la parte que Coral relata con una mezcla de sorna y resignación. Movida por la pena y la situación tan supuestamente delicada, le hizo un Bizum de 150 euros para que pudiera viajar a ver a su hermana moribunda. Él se lo agradeció mucho, dijo que ya estaba en el hospital con ella y luego… silencio. Le dejó de contestar. Coral, lejos de sospechar, pensó que estaría con su familia. Que no pasaba nada. Que ella no esperaba nada a cambio. Una ayuda puntual, sin más.

Hasta que, dos días después, la casualidad (o el karma) quiso que volviera al mismo bar con una amiga. Y ahí estaba él. Otra vez. Con otra chica. En la misma mesa. Reproduciendo la escena exacta: llamada, cara de tragedia, llanto en directo. Un copia y pega emocional de manual.

Coral decidió no quedarse mirando. Se acercó a la mesa, se dirigió a la chica y soltó la bomba: “Perdona, ¿ya te ha pedido 150 euros? ¿O todavía no?”. La otra, atónita, respondió: “Sí…”. A lo que Coral remató: “Pues no se los des, cariño, porque se supone que ahora mismo está viendo a su hermana. Porque yo ya se los dejé. Y se fue a ver a su hermana. Y me enseñó un billete y todo. Y ahora mismo está aquí”.

El chico, blanco. Tan pálido que parecía que el enfermo era él. Coral le pidió que le devolviera el dinero. Él dijo que no podía. Que no sabía cómo. Ella respondió: “Pues te voy a denunciar a la policía”.

Y lo hizo.

“Actuación de 10. Chapó”

Coral ha denunciado el caso. Aunque legalmente el camino no es fácil, al haber sido un Bizum voluntario, ha querido al menos dejar constancia de los hechos y exponer al tipo para evitar que siga haciendo de las suyas. Porque sí, todo apunta a que no era la primera vez. Ni será la última.

“Actuación de 10. Chapó”, resume la tiktoker al final de su vídeo, reconociendo que el nivel de interpretación fue tan bueno que hasta oía la voz del supuesto cómplice al otro lado del teléfono.

Espacio Eco
Un proyecto de Espacio Eco

Y aunque en Tinder ya no ha vuelto a encontrar su perfil, sabe que este tipo puede volver a registrarse en cualquier momento y seguir estafando. Así que lanza un aviso a navegantes: si un desconocido te llora en la primera cita y te pide dinero, que no te tiemble el pulso. Pero no para sacar la cartera, sino para salir corriendo.