El juez Bosch explica en mitad de lo del Fiscal General del Estado por qué él no puede decir todo lo que piensa
"Me expulsarían todas las semanas".
El juez Joaquín Bosch ha explicado por qué él no puede decir nunca todo lo que piensa. Y lo ha hecho en mitad de la polémica por la condena del Tribunal Supremo (TS) al Fiscal General del Estado (FGE), Álvaro García Ortiz.
García Ortiz ha presentado este lunes su dimisión al Gobierno, después de que el pasado jueves fuera condenado por el Tribunal Supremo a dos años de inhabilitación para el cargo por un delito de revelación de secretos. El fallo inhabilita a Ortiz durante dos años, le obliga a pagar una multa de 7.200 euros y una indemnización de 10.000 euros a Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
En una carta remitida al ministro de Justicia, Félix Bolaños, García Ortiz ha anunciado que deja el cargo de fiscal general en "profundo respeto a las resoluciones judiciales" tras la sentencia del Supremo y que por ende, ha llegado "el momento de abandonar el desempeño de tan alta responsabilidad".
En un mensaje en la red social X, el antiguo Twitter, Joaquim Bosch aclara sus últimas intervenciones en los medios hablando precisamente de este caso: "Los jueces en activo tenemos limitaciones en nuestra libertad de expresión. Algunas son razonables, para salvaguardar la imparcialidad. Por eso los magistrados jubilados ahora pueden decir lo que antes no podían. Si yo dijera todo lo que pienso, me expulsarían todas las semanas".
Bosch sostiene que "es muy difícil desde posiciones progresistas dar la cara en público en una profesión con valores mayoritarios muy distintos: "De hecho, se puede contar con los dedos de una mano a quienes nos atrevemos y asumimos esos riesgos".
En una intervención en la Cadena Ser, Bosch había señalado que "personalmente", considera esta causa "bastante excepcional" por muchas razones: "Fue la primera vez en la historia de nuestro país, donde se producen cientos filtraciones, que un fiscal es llevado ante el juez y condenado. También la primera vez que el Supremo se dividió para ver si había juicio y ahora no hay unanimidad en la condena y que haya dudas y discrepancias es otra singularidad en este caso".
Varios periodistas explicaron que habían accedido al correo antes que el fiscal general del Estado y Bosch también se refirió a eso, señalando que si el fiscal ha sido condenado debe deberse a que no se les haya creído: "Si esa prueba de descargo se hubiera valorado, excluiría que hubiera delito de secretos reservados". El magistrado remitió a que se publique la sentencia "para conocer cómo se han valorado las declaraciones de los periodistas".