Un andaluz se va a bañar a las islas Cíes y hace una pregunta a los gallegos que lleva cientos de respuestas
La escena lo tiene todo para convertirse en la postal viral del verano.

"Gallegos, ¿cómo lo hacéis?". La pregunta la lanza DaniPolezz, un creador de contenidos gaditano de manual (de los de El Palmar, no de los de Tarifa de postureo) mientras intenta bañarse en la playa de A Nosa Señora, en las Islas Cíes. El vídeo, publicado en su cuenta de TikTok, es una tragicomedia en capítulos breves: que van de la confianza inicial aún en la orilla a la mirada perdida tras poner un pie en el agua, pasando por el grito silencioso de quien se da cuenta, demasiado tarde, de que en Galicia el calor del verano se nota en el sol, pero no en el mar.
“Estoy muy acostumbrado a mis playitas de Cádiz…”, empieza diciendo, cámara en mano, mientras camina hacia el agua sin saber que está a punto de tener que enfrentarse a un mar que, este verano, según algunos comentarios, apenas ha llegado a los 20 grados. Una experiencia religiosa. “Esto duele. Es imposible bañarse, bro”, lamenta mientras remueve el agua como quien espera que, si la agita lo suficiente y por arte de magia, fuese a subir algún grado.
Un amago de zambullida, otro más, y su amiga lanza la frase que en Galicia no se dice en vano: “No hay huevos”. Spoiler: ella tenía razón. El drama no es solamente físico: también es cultural, identitario, sensorial, pero finalmente acaba lanzándose al agua. El resultado: jadeos, hiperventilación y cara de Pokémon a temperatura bajo cero. “Me están subiendo las pulsaciones”, jadea, buscando calor en la respiración. Ya fuera del agua, con gesto derrotado, mira a cámara mientras en pantalla aparece el rótulo definitivo: “mirada de las mil yardas”, acompañado de un emoji de calavera. Y entonces lo dice, resignado: “Yo me voy a mi Cádiz. Allí estas cosas no pasan”.
"Es buenísima para la circulación"
Pero la historia de DaniPolezz no se acaba ahí, porque lo mejor ha venido después, en los comentarios del vídeo de TikTok. La publicación ha superado los mil y no es para menos. Dani ha tocado una fibra gallega que no se enfría ni con corriente del norte. Lo que siguió fue una avalancha de ciencia popular, épica de playa y retranca a temperatura ambiente.
“Así tenemos el mejor marisco, que nunca nos falte esa temperatura del mar… además es buenísima para la circulación, para refrescarse, y una vez dentro se está de lujo!”, escribe María, dando a entender que lo que congela, alimenta. “Me encanta el proceso de ir entrando poco a poco, cagándote en todo, dejar de sentir los pies al cabo de un rato y refrescar de verdad… No es para cualquiera, lo sé, pero es buenísimo para la piel”, asegura otro, con la seriedad de quien convierte el sufrimiento en balneario. No es masoquismo, es cultura local.
También aparecen los conversos. “Una andaluza que lleva tres años en Galicia. Al principio me costaba mucho meterme, pero es mejor hacerlo sin pensar, luego dentro ya te acostumbras”, confiesa Irene. Hay quien, sin embargo, prefiere mirar desde la toalla: “Un amigo andaluz vino a las playas de Galicia y sus hijos se bañaban como si no hubiera un mañana y él, mirando asombrado en la orilla. El truco es que una vez que estás en el agua ya no está tan fría. Créeme”, le escriben en TikTok.
Y luego están los que traen datos. “Suele estar fresca, sobre 20 grados. Pero este año han dicho que los vientos del norte han hecho subir las aguas profundas y por eso se siente tan fría este año, está a 14 grados y no me acuerdo del nombre que se han inventado… pero es verdad”, apunta otro espectador. No importa, la verdad. El veredicto es unánime: el agua gallega no está fría, es selectiva. Si te metes, es porque vales.
