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Una captadora de talento recibe una llamada del empresario, exige la búsqueda de un trabajador con condiciones ilegales y lo pone de vuelta y media: "¡Qué morro!"

Una captadora de talento recibe una llamada del empresario, exige la búsqueda de un trabajador con condiciones ilegales y lo pone de vuelta y media: "¡Qué morro!"

Le pidieron un encargado de local con contrato de ayudante de cocina. La respuesta no fue un sí, pero tampoco un zasca. Fue algo mucho mejor.

La captadora de talento en la hostelería, Lucía García TamaritTIKTOK

"Un cliente me ha pedido un encargado de local, pero con el convenio de ayudante de cocina". Así arranca el vídeo que Lucía García Tamarit ha publicado en TikTok y que no ha tardado en hacerse viral. La escena es tan cotidiana como reveladora: ella va caminando por la calle, móvil en una mano y micrófono en la otra, mientras describe con tono firme la última petición que ha recibido como captadora de talento en el sector de la hostelería.

La propuesta del empresario era, literalmente, tenerlo todo sin pagar por ello: alguien con experiencia, formación, autonomía y capacidad de liderazgo, pero con una categoría del convenio menor y un sueldo más bajo, como si fuera un recién llegado. "¡Vaya morro!", suelta Lucía sin darle más vueltas. Después añade lo evidente: “No te puedes quejar de que no encuentras personal si después estas son las condiciones que ofreces”. Para ella, esto no es un caso aislado, sino un síntoma de cómo se intenta seguir contratando en ciertas partes del sector, como si los tiempos no hubieran cambiado.

Y sí, han cambiado. “Los empleados hoy en día tienen claro lo que valen, la sartén la tienen cogida por el mango”, explica. Y eso implica que ya no sirve lo de siempre: ofrecer poco esperando mucho, disfrazar una responsabilidad con palabras amables o prometer un crecimiento “natural” dentro de la empresa mientras se paga el salario mínimo.

“Ahora ya tenemos encargado de local”

Lucía no va de salvadora ni de gurú. No se ha subido a ninguna cruzada, y ella misma lo recuerda en los comentarios de su vídeo. A quienes la acusan de “haber cambiado el discurso”, les responde con claridad: “Que hayan candidatos que a veces me pongan negra no significa que no vaya a luchar por buenas condiciones para ellos”. Para ella, esto no es una contradicción, sino parte de un trabajo que conoce bien por dentro y por fuera. Y no se limita a señalar a las empresas: también apunta al marco general. “Para mí la culpa la tiene el Estado”, dice sin rodeos.

En este caso concreto, la historia no terminó en bronca ni en zasca viral, sino en algo mucho más interesante: una renegociación. Lucía explicó que su equipo no trabajaba con ese tipo de condiciones y, en lugar de romper la colaboración, el cliente decidió subir la oferta. “Ahora ya tenemos encargado de local”, resume. Nada épico, nada ruidoso, pero sí efectivo.

El vídeo ha generado todo tipo de reacciones, como suele pasar en estos casos. “Bienvenida al mundo real de la hostelería y sus grandes ‘empresarios’”, comenta un usuario. Otro escribe: “Hay jetas de los dos lados. Empresas y trabajadores. Lo que pasa es que a la gente le molesta escucharlo”. Y uno más, quizá con más experiencia, lo deja claro: “El trabajador sabe lo que vale. Si no lo supiera, ya le mandaba a cualquiera”.