Los trabajadores de Campofrío: "Esto es una pesadilla, devastador para Burgos"

Los trabajadores de Campofrío: "Esto es una pesadilla, devastador para Burgos"

Luis Miguel Revilla llevaba trabajando en la fábrica de Campofrío de Burgos 39 años, desde los 16. Este domingo, cuando se despertó, su puesto de trabajo estaba siendo devorado por las llamas. En cuestión de horas, el fuego se apoderó de la planta hasta el punto de destruirla totalmente. Luis Miguel no perdió en el incendio sólo su trabajo. Los recuerdos y los esfuerzos de muchos años se evaporaron con aquel humo.

Él ha visto crecer la empresa. "Cuando yo empecé, esto era la mitad", dice orgulloso. Pero su tono de voz de nubla cuando recuerda lo que ocurrió este domingo. "Me enteré porque me llamó una hermana mía que estaba trabajando al lado. Me dijo: 'Se está quemando Campofrío'. Y ya la desazón. Imagínate la sensación", relata.

Andrés era uno de los pocos que estaba trabajando cuando comenzó el incendio. "Se dio cuenta un compañero cuando el humo llegaba a la mitad del pasillo central de la sección donde trabajamos. Fue avisando a todos y salimos corriendo cumpliendo con el protocolo de seguridad", afirma. Dice que sólo vieron el humo y no las llamas, por lo que no saben ni dónde ni cómo empezó aquel infierno.

Tampoco sabe lo que pasará con ellos. "No sabemos si volveremos a enfundarnos el buzo (uniforme de trabajo), un buzo que por desgracia tengo en mi casa porque tuvimos que salir con él puesto. Cada vez que lo veo me entran ganas de llorar", afirma.

CASI 2.000 PUESTOS DE TRABAJO

Campofrío, fundada en la ciudad castellana en 1952, se ha comprometido a construir una nueva fábrica en la capital como máximo en 2016. Pero, hasta ese momento, Burgos tiembla. Una parte importante de sus 180.000 habitantes dependen directamente o indirectamente de la empresa, que cuenta con unos 1.200 empleos directos y otros 800 indirectos en toda la provincia. Muchas empresas, por ejemplo de plásticos y cartones, viven de esta fábrica.

Cualquier vecino de la capital conoce a alguien que trabaja en Campofrío. "Para la economía local es absolutamente devastador. Prácticamente el 40% de la ciudad vive de la empresa directa o indirectamente. Es algo muy serio porque es una empresa que tenía mucha plantilla joven que estaba iniciando su proyecto de vida", explica con la voz entrecortada Pablo Darío Fraile, trabajador de la compañía desde hace 24 años.

"Es como una pesadilla. Nadie piensa nunca que eso le puede suceder en su puesto de trabajo", añade Juanma, que trabajaba en esa fábrica desde hace 14 años.

Cuando empezó, se acababan de construir las instalaciones ahora destruidas, que se levantaron en 1997 tras una inversión cercana a los 60 millones de euros. En 2006, la compañía invirtió otros cinco millones para lograr una capacidad productiva de 100.000 toneladas y convertir esa planta en la más importante del país.

Ahora, Campofrío afirma que ha tomado "las medidas necesarias" para "garantizar el suministro de sus productos" al mercado a través de las otras nueve plantas de producción que tiene en España.

¿QUÉ PASARÁ AHORA CON LOS TRABAJADORES?

Pero, ¿qué va a pasar con los trabajadores? Los sindicatos admiten que reina la incertidumbre, pero llaman a la calma. Los empleados reconocen que no tienen claro qué va a ocurrir en el corto plazo y por eso exigen al Ayuntamiento y a la Junta de Castilla y León la implicación máxima en este asunto.

"Queremos agilidad en los trámites burocráticos y que se habilite cualquier tipo de ayuda que precise la empresa, porque la normativa en la región no establece ninguna cláusula para estos accidentes, por lo que tiene que tener un tratamiento totalmente extraordinario", reclama Juanma, miembro de CCOO.

Pablo Darío Fraile, de UGT, explica que, de momento, Campofrío sigue pagando a los trabajadores. En las próximas semanas, añade, se hará un ERE e irán al paro. Otros empleados, dice la compañía, serán reubicados en la empresa Carnes Selectas y en el almacén de productos terminados de la compañía en la ciudad.

Luis Miguel Revilla añade que puede que a algunos trabajadores les destinen a desarmar la fábrica quemada: "No sería mala solución. Yo estaría dispuesto. Me da igual hacer chorizos que poner ladrillos y así estaría seguro de que la están construyendo".

La preocupación de los trabajadores aumenta en el largo plazo. De momento, el compromiso de la empresa es contratar o dar trabajo de nuevo a los trabajadores actuales. Pero algunos dudan: ¿volverán a contratar a todos, sólo a una parte o a una gran parte? Un empleado zanja: "Estamos nerviosos". El fuego se llevó su calma.