Un palestino de Barcelona, acosado en su edificio de Tel Aviv por el miedo de sus vecinos

Un palestino de Barcelona, acosado en su edificio de Tel Aviv por el miedo de sus vecinos

Ziad Zizo Abul Hawa es un palestino nacido en Barcelona que esta semana se ha visto, sin querer, protagonizando titulares y minutos de telediario en Israel.

El joven, de casi 28 años y residente en Tel Aviv -la capital de Israel-, se vio sorprendido cuando encontró en el tablón de su bloque un papel en el que alguien decía que no era muy seguro tener a un árabe en el edificio, ante la revuelta violenta que estos días se vive en la zona. El mensaje, en hebreo, decía más o menos así:

Para los inquilinos de la calle Bar Kojba, 51

Debido a la actual situación de seguridad, no creo que podamos quedarnos indiferentes y no hacer nada ante el hecho de que hay un residente árabe en nuestro edificio. Su nombre es Ziad Abul Hawa y vive en el apartamento 4. Esto es algo que siempre he tratado de hablar con la Asociación de Inquilinos, incluso antes de la actual situación. Ahora es el momento. A todos os invito a una reunión en el refugio antiaéreo en el primer piso, el próximo jueves 15 de octubre, para discutir la situación y decidir qué se puede hacer. No lo estoy rechazando de plano, pero sí creo que deberíamos hablar con él y ver el caso. Tenemos derecho a estar preocupados por nuestra seguridad y la seguridad de nuestras familias y a sentirnos seguros en el edificio en el que vivimos.

Atentamente,

Los inquilinos

El joven se topó con la carta anónima y se hizo un selfie, cariacontecido, para compartir su decepción con sus amigos de Facebook.

(Puedes seguir leyendo tras la publicación...).

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La reacción a este mensaje fue tan rápida, tan intensa, que todos los medios han acudido a por Ziad, a interesarse por su caso. Avalancha de mensajes de apoyo, vecinos que han ido a romper la carta, otros que han redactado misivas alternativas llenas de cariño -"Queda restaurada mi fe en la humanidad", escribe el joven barcelonés en su muro- o en tono irónico... Como ha explicado a la revista digital 972, no quiere "ser un símbolo". "Estoy agradecido por el apoyo, pero no estoy en condiciones de ser un símbolo de causa política alguna", indica.

Sin embargo, su estrambótica anécdota da cuenta del nerviosismo que existe en la zona en estas semanas y de la dureza de la vida que implica la ocupación. Por ejemplo, el chico se casó con su novio israelí recientemente y sus padres, árabes del este de Jerusalén -pretendida capital de un futuro estado palestino- no pudieron desplazarse a Tel Aviv, a una hora corta, por miedo a represalias y ataques. Su hermano, que sigue viviendo en Barcelona y tiene pasaporte jordano como muchos palestinos, necesitó un permiso de Israel para acudir al festejo. Cerca del lugar de la boda, un chico palestino de Haifa estuvo a punto de ser apaleado hace días por un grupo de nacionalistas israelíes. Un taxista judío lo salvó.

Abul Wawa lleva ya nueve años en Tel Aviv, donde trabaja en una compañía de seguros, y sostiene que tiene muchos amigos israelíes, una nacionalidad que ostenta, además. Por eso, pese a que en las redes sociales se estaba montando una manifestación de apoyo ante su casa, pidió que no se llevara a cabo. Unos le dicen, confiesa, que es demasiado amigo de los del otro lado, y al revés. Ojalá su caso sirva para echar un poco de sentido común sobre esta brecha casi eterna.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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