El patizano histórico de Spicer sobre Hitler y las armas químicas indigna al mundo judío

El patizano histórico de Spicer sobre Hitler y las armas químicas indigna al mundo judío

El secretario de prensa de la Casa Blanca se ha disculpado, tras numerosas peticiones de dimisión... y consejos de que lea un poco más.

Bachar el Assad, Adolf Hitler y Sean Spicer.WIKIPEDIA COMMONS / REUTERS

El portavoz de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha cometido un patinazo histórico. En su comparecencia ante los medios de ayer se olvidó de lo que debería haber aprendido de Historia contemporánea -en el instituto o hasta en la Wikipedia, no hace falta una carrera- y sugirió que Adolf Hitler, uno de los mayores asesinos de la historia, no usó armas químicas en su persecución sistemática de judíos, gitanos, homosexuales o personas con discapacidad, que dejó al menos 11 millones de muertos.

Al hablar del ataque químico en Siria del que Estados Unidos culpa al presidente Bashar al Asad, el portavoz del presidente Donald Trump dijo: "Hubo alguien tan despreciable como Hitler que ni siquiera cayó tan bajo como para usar armas químicas".

Sus comentarios, en el primer día de festividades de la Pascua judía, asombraron a los informadores. Una periodista, vista la gravedad de sus palabras, ofreció a Spicer una oportunidad de aclararlas, inquiriendo: "¿Qué pasó con el Holocausto?".

Spicer replicó: "En cuanto al gas sarín, él no utilizó gas contra su propio pueblo de la misma manera que Asad (...) Hitler los usó en los centros del Holocausto, lo entiendo, pero estoy hablando de la forma en que Asad los usó, dejándolo caer sobre gente inocente en medio de las ciudades. Gracias por la aclaración, pero ésa no era la intención", dijo Spicer, volviendo al tema.

La explicación complicó más la situación, porque dijo cosas que no son verdad y usó además términos inadecuados, como "centros del Holocausto" para hablar de campos de exterminio. La reacción, entre airada y dolida, de la comunidad judía y de otros miembros de la clase política fue inmediata.

Nancy Pelosi, actual líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes de EEUU, exigió a Trump que echase a Spicer, directamente. "Mientras que las familias judías de todo Estados Unidos celebran la Pascua -Pesaj-, el principal portavoz de la Casa Blanca está minimizando el horror del Holocausto", denunció.

La misma exigencia llegaba desde Israel, donde su ministro de Transportes, Yisrael Katz, miembro del conservador Likud del primer ministro, Benjamín Netanyahu, reclamó de inmediato su disculpa o su renuncia por sus palabras "graves e indignantes".

Entre los enfados más sentidos, el del Centro Anna Frank de EEUU, que lamentó que Spicer participara "en la negación del Holocausto". "Su declaración es el insulto más maligno sobre un grupo de personas que hemos oído de un secretario de prensa de la Casa Blanca", dijo su director ejecutivo, Steven Goldstein, añadiendo que Spicer carece ya de integridad para servir en su papel de portavoz.

Jeremy Ben Ami, al frente del grupo progresista de defensa de intereses judíos en EEUU JStreet, dijo en Twitter que el desliz de Spicer era "imperdonable" y que la Casa Blanca debía reconocer en público el daño causado por Hitler y sus políticas nazis. Y el Consejo Nacional Demócrata Judío habló de un lenguaje "inadecuado y ofensivo".

LAS DISCULPAS

Spicer, ante el revuelo causado, pidió disculpas la pasada madrugada. "Trataba de hacer una distinción entre la táctica de usar aviones para lanzar armas químicas a la población en medio de las ciudades. Cualquier ataque contra personas inocentes es reprochable e inexcusable", señaló en un comunicado. En la CNN, reconoció que su alusión fue inapropiada y poco sensible con las víctimas del Holocausto.

Asumió públicamente que debió limitarse a hablar de Asad y sus ataques y que ha acabado por introducir una "distracción" en la agenda del presidente Trump. Haciendo amigos, luego tuiteó la cena de pascua judía celebrada en la Casa Blanca, algo que ya hacía el expresidente Barack Obama.

LOS ERRORES QUE NO SE PUEDEN OLVIDAR

Más allá de la crítica está el error de bulto de Sean Spicer. Lo que dijo, sencillamente, no es cierto. Ni siquiera en tiempos de postverdad o de hechos alternativos. El uso de armas químicas por parte del régimen sirio contra civiles ha sido acreditado por la ONU -también lo han hecho otros grupos como el autoproclamado Estado Islámico- pero también las empleó Hitler.

Los historiadores han probado que usó dióxido de carbono, monóxido de carbono y, sobre todo, el tan famoso como temido Zyklon B, un compuesto con base de cianuro del que se pueden ver latas en los campos nazis y en los diferentes museos del Holocausto, como el Yad Vashem de Jerusalén.

  Latas de Zyclon B usadas en el Holocausto.WIKIPEDIA COMMONS

Cuando el portavoz dijo que Hitler no gaseó a su propio pueblo, se equivoca, pues mató a unos 200.000 alemanes, judíos y no judíos.

Como explica el diario israelí Haaretz, incluso se usaron estos compuestos antes de que la maquinaria del Holocausto, sistemática, echase a andar. En 1939 hay evidencias de su empleo en programas de eutanasia involuntaria en personas con discapacidades mentales, que no se correspondían con el modelo ario perfecto ansiado por los nazis. Estos inocentes fuero gaseados en seis centros repartidos por toda Alemania.

Además, en 1941 se usaron en los llamados camiones de gas: durante la invasión de la Unión Soviética, eran tantos los arrestos que se hacían que los fusilamientos masivos se hacían cada vez más complicados, por lo que los alemanes optaron por montar a los detenidos en camiones sellados, con el tubo de escape orientado a la barca, para asfixiar a los pasajeros.

Historia sin duda son las cámaras de gas de Sobibor, Treblinka o Auschwitz-Birkenau, ejemplos de una infamia que Spicer no debería olvidar.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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