Resolver el problema del cambio climático, aunque sea sin Trump

Resolver el problema del cambio climático, aunque sea sin Trump

EFE

Que Trump hace el ridículo día sí, día también, ya no es ninguna novedad, pero no por ello deja de ser preocupante que siga siendo presidente, ya que, por muy cateto que sea, sigue teniendo poder. Tanto es así, que en cualquier cumbre internacional a la que se presenta es capaz de moldear el tono de las declaraciones finales a su antojo. La prensa ha capturado bien su influencia sobre la declaración del último G7 pero los cambios propuestos por la administración Trump a la declaración del Consejo Ártico publicada en mayo pasaron más desapercibidos. Está claro que mientras Trump y compañía estén sentados a la mesa, va a ser imposible alcanzar un progreso real en las negociaciones climáticas.

Por eso me sorprende el empeño que ponen los líderes internacionales en convencerle de que no saque a EEUU del Acuerdo de París. Trump prometió "cancelar" el Acuerdo durante su campaña, y sigue refiriéndose a ello como si el hecho de que EEUU abandone el Acuerdo fuera a cancelarlo para todas las partes. Claro está, la promesa de "cancelar" el Acuerdo de París no es la única falacia en la que incurre la pandilla del presidente estadounidense en relación a este tema. El afín senador Rand Paul nos deleitó la semana pasada con su opinión sobre el Acuerdo de París, en un artículo en el que decía que "expertos" (sin aclarar quiénes, ni en qué eran expertos exactamente) aseguraban que sólo en EEUU se perderán 6.5 millones de empleos por culpa de lo acordado por el COP 21 en Francia. Todo esto, según Paul, a cambio de "quizá reducir la temperatura global en 0.2⁰C hasta el año 2100". Tampoco queda claro de dónde salen estas cifras, ya que lo acordado en Parístiene como objetivo limitar el aumento de la temperatura global a 1.5⁰C (sin límite temporal) respecto a niveles preindustriales, ya que se da por hecho que la temperatura va a subir (de hecho, muchos dan ya por imposible el objetivo de los 1.5⁰C).

Trump no está por la labor, le molesta la ciencia y le molesta la política medioambiental, y lo confirma día tras día.

Trump no está por la labor, le molesta la ciencia y le molesta la política medioambiental, y lo confirma día tras día. Si saca a EEUU del Acuerdo de París, se unirá a los dos únicos países que no son parte del acuerdo, a saber: Siria (por razones evidentes) y Nicaragua (que se negó a firmarlo porque no era suficientemente ambicioso). Los americanos saldrán perdiendo, pero el resto de países podrá negociar y progresar sin los molestos empujones del presidente americano. Las decisiones sobre el clima en la escena internacional avanzarán bajo el liderazgo de China y ojalá también de la UE. Cabe destacar que es improbable que le diera tiempo a Trump a sacar a su país del Acuerdo en lo que le queda de mandato, ya que el proceso para abandonar acuerdos internacionales es largo y complejo. Pero lo mismo da; donde realmente es necesario el esfuerzo por reestablecer el orden medioambiental es en los países en vías de desarrollo como China, India, Sudáfrica o Brasil.

Ellos son el verdadero peligro, ya que su crecimiento económico sigue vinculado a un aumento de emisiones (mientras que las economías desarrolladas tienen un ritmo de crecimiento lento, basado en sectores no industriales y con un uso extenso de energías renovables, los países en desarrollo crecen rápido y a base de fabricar mediante quema de carbón bienes que consumimos a este lado del mundo). Los americanos pueden quedarse en el rincón de pensar hasta que se le pase la pataleta a su presidente.

Sin duda, es catastrófico que la mayor economía del mundo se niegue a aceptar la preocupante realidad del cambio climático, pero peor me parece que nuestros líderes se pasen los próximos años intentando convencer a Trump de algo a lo que no va a hacer caso. Más productivo será dejarle ir y centrarse en resolver el verdadero problema, en vez de intentar hacer parecer que el único problema es él.