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José Miguel pasó de ganar 2,5 euros/hora como camarero en España a 2.200 euros al mes en Irlanda: "Aquí trabajamos con un nivel de estrés"

José Miguel pasó de ganar 2,5 euros/hora como camarero en España a 2.200 euros al mes en Irlanda: "Aquí trabajamos con un nivel de estrés"

Su historia retrata el mismo patrón que se repite por toda España: profesionales formados que hacen las maletas porque fuera les pagan lo que aquí solo prometen.

Un camarero trabaja en plena temporada turística en España, donde los horarios largos y los sueldos bajos siguen marcando el pulso del sector.
Un camarero trabaja en plena temporada turística en España, donde los horarios largos y los sueldos bajos siguen marcando el pulso del sector.Clara Margais

El retrato ya resulta demasiado familiar: camareros jóvenes, formados y agotados antes de cumplir los 30. España vive rodeada de bares y presume de nivel culinario, pero en la trastienda sigue pagando sueldos de 2,50 euros la hora. Con ese panorama, no extraña que el sector de la hostelería funcione como una lanzadera involuntaria hacia cualquier país donde la nómina no se convierta en una broma pesada.

El programa Equipo de Investigación (La Sexta) lo recordó en la reemisión de su reportaje de 2022, con una historia que sigue vigente porque el problema tampoco ha cambiado. Allí apareció José Miguel, formado en la Escuela de Hostelería de Málaga, explicando por qué decidió dejar atrás los turnos eternos y el salario que apenas pasaba de los 750 euros mensuales. “Trabajé en España a 2,50 euros la hora”, contaba. Y así, con esa sencillez, quedaba claro por qué una vida entera detrás de la barra no cuadraba las cuentas.

El salto lo dio con ayuda externa. Buscó alternativas, pidió asesoramiento y acabó marchándose gracias a una empresa especializada en recolocar personal de hostelería en otros países. Y funcionó. “Trabajo de barman en un hotel de un pueblecillo de aquí, en Irlanda”, explicaba ante la cámara, ya instalado, ya cobrando un sueldo que por fin le permitía algo tan revolucionario como vivir tranquilo.

En Irlanda, José Miguel cobra 547,20 euros por semana. El cálculo es sencillo y doloroso: unos 2.200 euros al mes, casi el triple que en España. Con ese dinero paga gastos, duerme sin sobresaltos y, lo que más sorprende en el sector, consigue ahorrar. Una diferencia tan amplia dice más de España que de él: donde aquí la vocación no llena la nevera, fuera se convierte en una profesión reconocida y remunerada.

La aventura irlandesa no llegó por casualidad. José Miguel viajó con Arvanjobs, una empresa que se dedica a reclutar profesionales de hostelería para países donde la mano de obra cualificada hace falta y se paga bien. Ellos gestionan empleo, alojamiento, vuelo y seguimiento, sin coste para el candidato. Todo eso porque, como afirma Vanessa Vida, su CEO, “buscan a gente formada en la hostelería. Aquí trabajamos con un nivel de estrés, un nivel de exigencia que otros países están muy bien valorados”.

El mensaje queda claro: cuando un camarero tiene que cruzar media Europa para cobrar un sueldo digno, igual el problema no es la falta de vocación. Es que España, literalmente, no paga lo que pesa un oficio que sostiene miles de bares, miles de hoteles y buena parte del PIB. José Miguel ya lo ha comprobado. Y no parece que vaya a hacer el camino de vuelta pronto.