Piedad Villena, CEO de una inmobiliaria: "En 2008, quien preguntaba por un alquiler era un OMNI”
La agente inmobiliaria recuerda en un podcast cómo se veía al inquilino entonces, en plena cultura de la compra y lo enlaza con un mercado que hoy sigue tensionado.
España ha construido su mercado inmobiliario a golpe de automatismos que, tras más de cuatro décadas, casi todo el mundo ha asumido como lo normal: comprar una vivienda simbolizaba éxito, estabilidad y “hacer bien las cosas”, mientras que pagar un alquiler para vivir en una casa ajena rozaba la excentricidad. Ese era el marco mental que operaba en 2008, en los albores del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, y es justo el que se describe en una conversación de Transversales, el podcast que produce el estudio de arquitectura valenciano Eaparicio Architects, donde la agente inmobiliaria Piedad Villena rescata cómo se miraba al inquilino en aquella época.
En un momento del vídeo publicado en TikTok, Piedad Villena (CEO de Keller Williams CPI Gestión, que el podcast presenta como una de las empresas líderes del sector en España) comparte mesa con el arquitecto urbanista y profesor de la Universitat Politècnica de València Adrián Torres. Allí, ella plantea una pregunta aparentemente sencilla que, por lo directa, sirve como termómetro del marco mental de la época: “En el año 2008, ¿sabéis qué porcentaje de propiedad versus alquiler había en España?”. Torres se aventura con un “El 75%”, mientras que el conductor del programa lo estira hasta el 80%. Ella resuelve la duda con el dato exacto: “El 87%”.
El dato, sin embargo, funciona como la puerta de entrada a una anécdota que resume la mentalidad inmobiliaria de 2008. Es entonces cuando Villena recuerda cómo se recibía en las agencias a quien entraba por la puerta preguntando por el arrendamiento de una casa: “Yo recuerdo trabajar en la inmobiliaria y cuando te venía la agencia inmobiliaria una persona preguntando por alquiler era como un objeto moroso no identificado”. No lo deja ahí. Añade la interpretación que, según ella, dominaba en el sector: “¿Cómo que moroso? Sí, sospechoso de ser moroso, porque quién en su sano juicio quiere alquilar una vivienda cuando en España y cuando lo normal es comprar, ¿no?”.
Aquella normalidad tenía raíces profundas. Antes del estallido de la burbuja, las hipotecas se concedían con una facilidad que hoy resulta casi improbable: créditos al 100% del valor de la vivienda, deducciones fiscales por compra y un mercado del alquiler reducido y poco profesionalizado. En ese contexto, alquilar se percibía como un síntoma de inestabilidad más que como una elección. El dato del INE -ese 87% de vivienda en propiedad en 2008- no era solo una fotografía del mercado, sino el reflejo de una cultura que asociaba la compra con prosperidad y el alquiler con la excepción.
El estallido de la crisis obligó al país a dar un giro brusco. Los bancos endurecieron las condiciones, exigieron ahorros significativos y miles de hogares pasaron a depender del alquiler. A partir de ese momento, la proporción de viviendas arrendadas creció hasta superar el 24% en la década siguiente. España no llegó a los niveles de Alemania o Suiza, pero se alejó con rapidez del esquema mental que describe Villena.
La referencia a 2008 también permite medir el contraste con 2025. El mercado atraviesa ahora un ciclo muy distinto, marcado por precios crecientes y una oferta insuficiente. Las previsiones de BBVA Research sitúan el aumento del precio de la vivienda alrededor del 4,7%, mientras que Sociedad de Tasación estima un 3,6%. Otros estudios manejan un rango de entre el 3,5% y el 7%. En el alquiler, los portales Fotocasa e Idealista anticipan subidas de entre el 5% y el 10%, impulsadas por la fuerte demanda y la escasez de pisos.
La financiación vive otro momento clave. El Banco Central Europeo ha iniciado una desescalada de tipos que sitúa el Euríbor cerca del 2%, lo que facilita la contratación de hipotecas en comparación con 2023 y 2024. Aun así, el volumen de transacciones tiende a estabilizarse tras varios años de actividad intensa.
El principal problema sigue siendo estructural: España crea cerca de 180.000 nuevos hogares al año, pero construye menos de 150.000 viviendas, según CaixaBank Research y los visados del Ministerio de Vivienda. Ese déficit explica buena parte de la tensión del mercado actual y alimenta modelos como el Build to Rent, que los grandes inversores impulsan para intentar cubrir parte de la demanda.
La anécdota de Villena encaja en ese espejo retrovisor. Su referencia al “objeto moroso no identificado” subraya un modo de pensar que marcó toda una generación y que, aunque ya no opera igual, sigue proyectando sombras en un mercado que continúa sin resolver su relación con la vivienda casi veinte años después.