Sin mucho interés: el BCE certifica su travesía por el tipo neutral mientras la Fed sigue recortando distancias
Por tercera reunión consecutiva, el organismo que lidera Christine Lagarde ha vuelto a dejar las cosas como están. Su decisión, horas después de que la institución de EEUU aplicara un nuevo recorte, plantea dudas sobre la actual política monetaria.

Hace no mucho tiempo, el Banco Central Europeo (BCE) daba un pequeño respiro tras la ingente subida de tipos de interés que comenzó a aplicar como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania. El alza de los precios rompió por completo con lo que había sido habitual en Fráncfort entre 2011 y 2022, el precio del dinero creció del 0 al 4% en tan solo un año.
Con las hipotecas variables alcanzando unos costes más que preocupantes, la institución que lidera Christine Lagarde comenzó a aflojar sus medidas de presión para controlar la inflación. Empezó en abril de 2024 y, desde entonces, hasta el pasado mes de junio no ha dejado de aplicar recorte tras recorte, alcanzando el 2%.
Pero, como en todo en la vida, las buenas noticias se van acabando. Con el alza de los precios más o menos controlado en Europa, el BCE decidió dejar de seguir bajando los tipos de interés.
Tras el importante respiro a las hipotecas variables y con el euríbor cayendo, Fráncfort ha decidido transitar en un camino que muchos analistas habían adelantado, pero que genera dudas sobre si está siendo efectivo o no.
El euríbor y la inflación crecen
Es verdad que hay muchas variables geopolíticas y que el mismo Consejo de Gobierno del BCE avisaba de que pueden variar sus previsiones para la economía europea, pero mientras sigue con los tipos de interés en el 2%, está habiendo otros efectos no tan buenos.
Este mismo viernes, el euríbor volvía a crecer y las hipotecas que se tienen que revisar cada seis meses han comenzado a encarecerse dos años después. Este indicador a 12 meses, que se usa para la actualización de hipotecas variables, ha pasado del 4,1% de octubre de 2024 al 2,079% del pasado mes de julio. Momento en el que tocó suelo y que ha marcado una nueva leve tendencia al alza. Aunque no ha variado de forma exponencial, el indicador ha cerrado octubre en el 2,187%.
Hasta ahora, el euríbor se adelantaba al BCE e iba reduciéndose antes de que aplicaran las bajadas de tipos de interés. Eso ha terminado, si no hay recortes en el precio del dinero, el indicador se mantiene o, como en este caso, sube ligeramente.
Este viernes se conocía que la tasa de inflación de la eurozona se había moderado una décima hasta el 2,1%, muy cerca del 2% fijado por la propia institución financiera. Pero en España, la situación es un poco peor. El IPC ha crecido hasta el 3,1%, el nivel más alto desde junio de 2024. En parte, por los precios de la electricidad y del transporte aéreo y ferroviario.
"Desde el punto de vista de la política monetaria, nos encontramos en una buena posición. ¿Es una buena posición permanente? No. Pero haremos todo lo necesario para asegurarnos de mantenerla", aseguró este jueves Lagarde durante su rueda de prensa.
La Fed, a lo suyo
Y mientras el BCE mantiene el freno echado, la Reserva Federal de EEUU sigue haciendo feliz a Donald Trump. Después de la gran presión que ha sometido contra la institución financiera norteamericana por no bajar el precio del dólar, tras nueve meses sin variar los tipos del 4,5%, ha aplicado dos recortes consecutivos.
El organismo de Jerome Powell ha decidido empezar a desescalar su política monetaria agresiva y esta misma semana ha dejado el interés al 4%. En concreto, es una cifra que no se veía desde diciembre de 2022.
Casi tres años después, comienzan a relajar las medidas por los buenos datos de inflación y, mientras el BCE sigue en el stand by del 2%, la Reserva Federal sigue recortando distancias a la espera de ver los efectos que pueden provocar algunos conflictos internacionales o los propios aranceles impuestos por Trump.
