Teresa Rodríguez: “Para Olona, Andalucía es ponerse el traje de flamenca”

Teresa Rodríguez: “Para Olona, Andalucía es ponerse el traje de flamenca”

Entrevista con la candidata de Adelante Andalucía: “Moreno Bonilla es aparentemente el yerno perfecto pero después te la da con queso”.

“Somos básicamente andalucismo de izquierdas”. Esta es la declaración de intenciones de Teresa Rodríguez, ‘número uno’ de Adelante Andalucía. La gaditana encara estas elecciones con “muchas ganas” pero también “con mucha preocupación” ante un posible Gobierno del PP con Vox y por la situación de la comunidad por las consecuencias económicas.

Rodríguez hace un llamamiento a acabar con el “dramatismo” de la división de las izquierdas y pide terminar con ese discurso. Con una petición muy clara: no agredirse dentro del espacio progresista. Con la obsesión de sacar a todos los votantes de ese espectro de sus casas para frenar la ola reaccionaria. Lo tiene claro: Moreno Bonilla parece el yerno perfecto, pero es, como se dice en Andalucía, “un suavón”. 

¿Y Vox? “Son los de las monterías”, comenta la dirigente de Adelante Andalucía. Pero hace una reflexión: a la ultraderecha hay que combatirla haciendo mucha pedagogía y bajando al barro de los argumentos. Contestando en cada grupo de Whatsapp. Y lanza este mensaje directo a Macarena Olona: “Ser andaluz no es ponerse un traje de flamenca en la feria o imitar nuestro acento”. Es un sentimiento y una vivencia que va más allá, con una banda sonora que discurre de Enrique Morente a Califato ¾. 

  Teresa RodríguezSERGI GONZÁLEZ

¿Cómo encara esta campaña?

Con muchas ganas pero también con mucha preocupación. Son unas elecciones clave en Andalucía, no sólo por lo que tiende a ponerse encima de la mesa como el avance de la extrema derecha, la posibilidad de un Gobierno con Vox y la necesidad de parar eso, sino también porque estamos en un momento clave para el desarrollo de Andalucía. Estamos saliendo de una situación de crisis pandémica y de sus consecuencias, que en Andalucía son brutales, y se están repartiendo fondos de recuperación y vemos cómo vamos a salir perdedores de esa distribución. Es importante en este momento un impulso andalucista. Estamos tan confiados en esa idea, que vamos a la campaña con mucha ilusión.

Decía la palabra fondos. No van a poder gozar de fondos electorales para esta campaña.

Y no nos preocupa tanto eso en este caso como el tema de los debates y la cuota de pantalla. Ahí vamos a pelear hasta el final la posibilidad de intervenir en esos debates porque creemos, además, que es el momento clave en el que la gente puede discernir. Que nosotros lancemos mensajes a nuestra parroquia y se lo mandemos a los medios no tiene ningún interés. El interés es que las distintas fuerzas políticas contrasten entre ellas soluciones a los problemas gravísimos que vive Andalucía. Hoy por hoy, de momento, estamos dentro. La televisión pública nos ha metido en los debates y las fuerzas tienen una semana para recurrir. Estamos esperanzados que el resto de partidos no lo hagan.

Somos básicamente andalucismo de izquierdas

Se ha vivido un culebrón en la izquierda andaluza. 

Sí.

Lo primero, ¿cómo definiría Adelante Andalucía? ¿Qué representa?

Es un partido andaluz. Es decir, sus decisiones se toman exclusivamente en Andalucía y se hacen con los criterios de la mayoría social de Andalucía. Es lo que aportamos de nuevo, tenemos un bagaje de izquierdas, pensamos que las soluciones son de izquierdas. El andalucismo de derechas no lo concebimos como posible. Si estuviéramos en Bavaria, podríamos ser nacionalistas bávaros de derechas. En el caso de Andalucía, hay que proponer políticas expansivas a nivel económico, apostar por los servicios públicos. Somos básicamente andalucismo de izquierdas.

  Teresa RodríguezSERGI GONZÁLEZ

Fue una de las caras más visibles cuando surgió el fenómeno de Podemos. Mucha gente se pregunta por qué no van caminando de la mano.

A nosotros nos echaron hace año y medio. Me acuerdo porque es la edad que tiene mi hija, estaba de permiso de maternidad. Nos expulsaron del partido y del grupo parlamentario fundamentalmente porque no estábamos de acuerdo en dos cuestiones. Una era la necesidad de una voz propia andaluza dentro del proyecto confederal de Unidas Podemos. Decíamos que por qué Cataluña sí y Andalucía no. Fue la pelea interna que siempre tuvimos en Podemos. Y la segunda: es necesaria también una alternativa al PSOE, no podemos conformarnos con ser el socio de izquierdas en los gobiernos del PSOE, porque eso nos condena definitivamente a ese espacio pequeño en el que uno intenta ser el lobby de izquierdas del PSOE. En Andalucía casi durante cuarenta años ha gobernado el PSOE sin poner soluciones estructurales de nuestra tierra y ha atravesado por fuertes lógicas de corrupción, que son caldo de cultivo de la extrema derecha ahora, que son la pala con la que Vox quiere enterrar la autonomía, pues frente a eso es necesario una alternativa al PSOE. 

Será consciente de que muchos ciudadanos, cuando vayan a votar, tendrán en una mano la papeleta de Adelante Andalucía y en la otra de Por Andalucía. ¿Qué le dice a ese votante que tiene esas listas para que coja la suya?

Lo primero que vaya a votar, que no se quede en casa desanimado por este discurso siempre dramatiquísimo de que la izquierda se pelea. Eso no beneficia a nadie que nos regodeemos en nuestros problemas. La derecha también se pelea, hace poco ha protagonizado una capítulo vergonzoso, donde se han estado acusando de casos de corrupción y de espionaje. Han organizado manifestaciones en la puerta de su propia sede, han dejado sin cabeza al que denunció los casos de corrupción. La derecha aparece también en tres papeletas en estas elecciones. La disputa no es sólo patrimonio de la izquierda. Alimentando ese discurso desanimamos a la gente. Hay que desdramatizar las diferencias de la izquierda, tenemos alianzas posibles también. Tenemos que respetarnos mutuamente y no agredirnos, permitirnos debatir. Que no se quede en casa, que vaya a votar. Y la segunda cosa que le diría: si piensa que en el marco de la izquierda es necesario un espacio andalucista, tiene una opción en nosotros.

Las derechas gobiernan en Andalucía por incomparecencia del votante de izquierdas

¿Veremos su cara en la papeleta?

Sí, qué horror. De hecho, ya la han presentado. Hay tres candidaturas en la izquierda que tienen Andalucía en el nombre. Era importante que la gente supiera que estaba votando en nuestro caso. Puede haber gente que incluso piense que sigo en Podemos o gente que piensa que estamos en otra candidatura. Quien nos vote no se va a equivocar y quien no nos quiera votar tampoco se va a equivocar. Están claras las siglas y el proyecto. La forma de hacerlo era poco ortodoxa de poner la foto.

Suena un poco a la cara de Pablo Iglesias en aquellas europeas.

El recuerdo es mortal. También lo ha hecho otra gente como Ada Colau o Manuela Carmena. Y Errejón. Hasta Puigdemont lo hizo en su momento. Hay una anécdota graciosa, en Cádiz la gente se equivocó con la papeleta, pensando que era el Kichi, y hubo como 500 o 600 votos a Puigdemont a Cádiz porque se parecía en la foto.

  Teresa RodríguezSERGI GONZÁLEZ

Comentaba sobre la movilización, en las elecciones de 2018 más de medio millón de andaluces progresistas se quedaron en su casa. ¿Cómo van a sacarlos?

Empezando por parar ese discurso victimista y dramático de la izquierda, y lo antes posible comenzar a debatir las soluciones programáticas a los problemas estructurales. Ha salido un informe del INE que vuelve a colocar a doce ciudades andaluzas entre las quince más pobres de España. Ocho de los diez municipios con más desempleo son andaluces. A la cola de la esperanza de vida los municipios de Andalucía. Eso necesita de las fuerzas políticas mucha comprensión sobre cuáles son las alternativas. Eso no es el resultado del clima, de fenómenos atmosféricos, ni de nuestra forma de ser. A veces hay cierto complejo de que es culpa nuestra, ni son fenómenos paranormales. Es el resultado de políticas injustas que han colocado a Andalucía en una posición perdedora. Cuanto antes respondamos a ese desafío de sacar a Andalucía de esa posición de dependencia y subdesarrollo, más podrán los votantes de izquierdas animarse. Hay un enorme desprestigio de la política del que se beneficia fundamentalmente la extrema derecha. Hay muchos incumplimientos también en la mochila de la izquierda. Lo hemos dicho muchas veces, los incumplimientos de la socialdemocracia son el caldo abonado de la extrema derecha, de la antipolítica. Por tanto, ¿cómo tratamos de corregir eso en campaña electoral? Hablando lo antes posible de propuestas y tratando de hablar lo menos posible de formalidades y de metacampaña.

Decía socialdemocracia. Vienen a la cabeza los enfrentamientos que tuvo con Susana Díaz durante años.

Sí.

El PSOE lleva este vez a un candidato nuevo, Juan Espadas. ¿Le inspira más confianza este Partido Socialista? ¿El PSOE ha cambiado?

No, es el mismo. El PSOE no es el candidato que presenta, es el régimen en Andalucía. Para bien y para mal, muchas de las cosas que ahora toca defender en Andalucía ha tenido la oportunidad histórica de desarrollarla el PSOE. Pero también muchos de los déficits que hoy seguimos padeciendo tienen que ver con incumplimientos del PSOE. Y luego está la corrupción, que está ahí y que hay que tratar de poner soluciones para que no vuelva a ocurrir esté quien esté. 

Si diera la suma de las izquierdas, ¿sería consejera de un Gobierno de Espadas?

No, lo hemos explicado muchas veces. 

¿Por qué?

Si se diera esa coyuntura, nosotros, sin duda, daríamos la investidura a un Gobierno alternativo a la derecha. Siempre vamos a ser barrera de las derechas. Dicho esto, creemos que además es necesaria una posición de independencia del PSOE, porque sabemos que tiene cierta tendencia a incumplir sus compromisos. Ante esa realidad, uno tiene que tener una posición independiente para decir esto no está bien, y tratar de influir desde fuera es posible. La subida más importante en este país del salario mínimo fue con UP en la oposición, condicionando una negociación con presupuestos. Por tanto, creemos que es posible desde una posición de autonomía y alternativa al PSOE a medio y largo plazo y ser barrera de las derechas.

  Teresa RodríguezSERGI GONZÁLEZ

En las encuestas sale una mayoría absoluta del PP con Vox. Andalucía ha sido una comunidad históricamente de izquierdas. ¿Se ha vuelto la comunidad de derechas?

Creo que no. Las derechas gobiernan en Andalucía por incomparecencia del votante de izquierdas. Es decir, el PP ha estado gobernando hasta ahora con los peores resultados de su historia, gracias a una subida de Cs. Y, sobre todo, porque el votante de izquierdas se quedó en casa. Nuestra tarea principal como fuerzas de izquierdas es volver a animar al votante de izquierdas a confiar en la posibilidad de frenar ataques y mejorar sus propias vidas. Eso es muy difícil y tiene que ver con incumplimientos a nivel sociopolítico y con los casos de corrupción. Pero incluso puede haber votantes de izquierdas que estén pensando en votar a Moreno Bonilla y que cuando vean los efectos de sus políticas -rebajas fiscales a los ricos, recortes sociales en Sanidad, el colapso de la Sanidad- no se van a convertir en votantes de la derecha, sino que van a poder reflexionar.

Habla de Moreno Bonilla, tiene un perfil moderado y la gente lo califica de yerno perfecto.

Sí.

¿Es tan moderado Moreno Bonilla y tan perfecto como lo dibujan?

Moreno Bonilla no es moderado, es una palabra muy andaluza que es suavón. Esa persona que aparentemente es el perfecto yerno, el vecino amable, pero que después te la da con queso. Con suavonería ha aprobado una ley que nos devuelve otra vez al modelo del ladrillazo y de desproteger nuestro patrimonio rural y medioambiental. Con su suavonería ha recortado los impuestos otra vez a las grandes fortunas. Le hemos dado 150 euros a las familias que llevan a sus hijos a la privada, que no llega al uno por ciento del alumnado, diciendo que hay familias que no llegan a final de mes porque tienen que pagar el colegio británico de sus hijos. Eso al mismo tiempo que se despedía a ocho mil sanitarios. Hemos vivido un colapso en la atención primaria, con unas listas de espera inasumibles, gente que se muere en las listas de espera sin diagnosticar. Hemos visto cómo se está poniendo en juego nuestra joya natural, el Parque de Doñana, por apostar por un modelo de agricultura intensiva que seca nuestros acuíferos y que genera sólo empleo precario. Hemos visto un Gobierno que apuesta por un modelo turístico que nos condena a no tener futuro. Sin embargo el discurso es el del milagro económico andaluz.

¿Existe ese milagro?

Las cifras del INE tumban ese castillo de naipes. ¿Cuál es el milagro económico andaluz cuando seguimos protagonizando las cifras más duras de desempleo? Hoy tenemos más porcentaje de desempleados respecto al conjunto del Estado que con la anterior legislatura y con hace veinte años. Somos el 18% de la población y tenemos el 26% de los desempleados. Más que en el año 81 cuando escribimos el Estatuto de Autonomía, cuyo principal objetivo era cerrar la brecha con el conjunto del Estado. No existe el milagro económico andaluz, es publicidad. Con la misma publicidad con la que Moreno Bonilla se presenta al electorado del PSOE, a los 600.000 votantes de izquierdas que se quedaron en casa. Se dirige a ellos con esa cara amable, con esa voluntad aparente de moderación, es el Gobierno de los ricos, de las oligarquías andaluzas, de la falta de sensibilidad con las desigualdades. No tiene políticas para afrontar la situación de pobreza, que no es una cuestión de solidaridad con los pobres. En las sociedades más desiguales las personas son más infelices y menos prósperas.

Moreno Bonilla no es moderado, es una palabra muy andaluza que es suavón

A Moreno Bonilla le podría pasar como a Mañueco en Castilla y León, creyéndose que podía tener una mayoría absoluta y que sea un espejismo. ¿Está tan cerca de la mayoría absoluta como se cree el PP?

Pues no. Sin duda, mucho me temo, la voluntad del PP es gobernar con Vox, exactamente igual que en Castilla y León. Y a partir del día siguiente empezaremos a ver cosas como las que estamos viendo allí, con un señor vicepresidente que insulta a las personas con discapacidad, hablando de que la educación sexual es adoctrinamiento sadomaso y barbaridades de ese tipo, apostando por un retroceso de derechos y libertades. Eso es lo que puede pasar en Andalucía si seguimos votando a la derecha, sea en su versión light o en la ultra.

  Entrevista a Teresa RodríguezSERGI GONZÁLEZ

Moreno Bonilla ha llegado a apuntar la posibilidad de que si no le dan los números se pueden repetir las elecciones.

Sí, porque estamos en campaña y hay que sacar pecho. Pero verdaderamente lo que siempre ha hecho en la última legislatura y en sus declaraciones públicas es admitir la posibilidad de un Gobierno con Vox. 

La extrema derecha, según las encuestas, podría doblar los escaños en el Parlamento. Primero le pido una reflexión, ¿qué está pasando con Vox en Andalucía? ¿Qué caldo de cultivo existe para que pueda conseguir esos resultados?

En Andalucía, en España, en Europa e, incluso en el mundo, hay una ola reaccionaria, a la que hay que hacer frente y asumirla como que es una cosa que va a formar parte de nuestras vidas. Las causas son muy diversas y múltiples. Desde mi punto de vista, tienen que ver fundamentalmente con la incapacidad de la política de resolver los problemas de las personas, en los discursos de antipolítica alimentados por los incumplimientos de los gobernantes sean de derechas o de izquierdas la extrema derecha crece porque no hay soluciones colectivas y sociales. Por lo tanto, las salidas son comunitaristas (los españoles frente a los que están peores) o individuales, ahí es donde la extrema derecha campa a sus anchas. Incluso las salidas autoritarias, cuando nadie me resuelve un problema, que venga alguien al menos que ponga orden. Y esa apariencia de orden, que no lo es, porque su política económica sigue siendo la misma neoliberal de la derecha, no defiende políticas favorables a las mayorías sociales. Vox es mercado, pero aparenta cierta tranquilidad a la hora de refugiarse en la identidad y en la posibilidad de una salida autoritaria a la crisis. Los incumplimientos de la izquierda son en muchos casos el caldo de cultivo de la extrema derecha. ¿Qué hacer ahora? Pues afrontar la situación tratando de hacer mucha pedagogía. Para nada sirve ignorar el problema. Cuando ellos dicen violencia intrafamiliar, hay que responder que eso esconde las causas de la violencia de género. Y las causas son el machismo y el patriarcado, de lo que no quieren hablar. Por eso hay que hablar de violencia de género y violencia machista. Pero hay que hacer pedagogía, no se puede decir “todo el mundo tiene que ser feminista como yo, y los que no son feministas son gentuza sin cultura”. Esa actitud de cierta izquierda progre de no bajar al barro a confrontar argumentos es un error. Nos toca explicarlo todo, todo lo que consideramos que era un progreso social como el feminismo y la defensa del colectivo LGTBi y de las libertades. Hay que explicar la importancia a todo el mundo y organizar la gente.

La voluntad del PP es gobernar con Vox

Dice pedagogía, le voy a preguntar por varios temas que ha introducido la extrema derecha en el debate. ¿Usted acabaría con la Semana Santa?

Es curioso que los únicos que acabaron con la Semana Santa, en 1933, fue la derecha. El Gobierno de la república estableció la aconfesionalidad del Estado y la derecha, protagonizada por la curia eclesiástica, dijo que en protesta no se iba a sacar la Semana Santa a la calle. Hubo sólo una procesión que salió, que fue la de La Estrella, que la sacaron trabajadores de la CNT del puerto de Sevilla. La Semana Santa no es patrimonio de la derecha, es mucho más en Andalucía, mucho más que una expresión religiosa. Tiene que ver con una expresión cultural, social, muy vinculada a los barrios obreros, identitaria. Forma parte del patrimonio de todos los andaluces, sean creyentes o no. Hay gente que participa activamente en la Semana Santa y luego no va a misa. 

Ateos pero cofrades.

Ateos pero cofrades hay muchos. Que la extrema derecha venga aquí a soltar que los andaluces por ser andaluces somos fachas, esa cosa franquista de apropiación cultural, que todo lo andaluz es español y ha dejado de ser andaluz para ser español. Por tanto, todo lo  andaluz es esa quintaesencia de la Españita facha que tratan de vender, y no es verdad. La sociedad andaluza es moderna y dinámica. Ahora hay un andalucismo que resurge en las expresiones culturales y musicales, desde el Omega de Morente hasta los Califato ¾ pasando por el rock andaluz. Andalucía no es una muñequita de Marín encima de una televisión.

La Semana Santa no es patrimonio de la derecha

¿Va a acabar la caza en Andalucía como dice Vox?

Pues no, tampoco. Hay pocas fuerzas políticas que estén defendiendo eso, sobre todo, la caza social. Hay que distinguir. Vox son los de las monterías, son los que ponen coto a especies de caza mayor para pegarse el homenaje de sacrificar a 400 ejemplares y echar el día. Otra cosa es la caza social que se produce en algunos pueblos para comer, igual que el que va a pescar. Eso no tiene que ver nada con las monterías. El abuelo de Macarena Olona, del que ella presume como su raigambre andaluza, es un señor que fue cargo de Franco en Jaén y montero reconocido, forma parte de esa tradición de la caza ultraelitista, de La escopeta nacional. Eso es lo que ellos defienden.

¿Cómo de granadina es Macarena Olona?

Pues como el que tiene un tío en Granada, se dice. Es igual, como la que tiene a una Macarena en Granada. Eso no es verdad, no es cierto, hasta molesta que imite el acento. Eso molesta profundamente. Molesta mucho que imiten nuestro acento. Cualquiera que vive en Andalucía, que tiene que coger el autobús, ir al médico, buscar una plaza en una residencia para sus padres o ver hacer las maletas a sus vecinos para buscarse la vida fuera, da igual el acento que tengas. No tiene por qué imitar el acento ni ponerse el traje de flamenca para venir a la feria. Ser andaluz no es ponerse un traje de flamenca en la feria o imitar nuestro acento. Ser andaluz allí es vivir allí con todo nuestro contexto y naturalidad.

Ella está empadronada en Salobreña, donde el propio dueño de la casa y presidente de Vox en Granada dice que no va.

Me pregunto si ahora está en Salobreña. Me pregunto dónde se habrá quedado a dormir, creo que en un hotel. Me extrañaría mucho que se haya quedado con su compañero de piso. Desde luego la ropa no la tiene allí.

Ser andaluz no es ponerse un traje de flamenca en la feria o imitar nuestro acento

Ha dicho que no formaría parte de un Gobierno del PSOE, pero imagínese que después del 19-J, por lo que sea, está sentada en el Consejo de Gobierno en el Palacio de San Telmo. ¿Cuáles serían las primeras medidas que aprobaría?

Lo primero que tengo que decir es que la solución a los problemas de Andalucía no se resuelven al día siguiente. Hay un problema estructural que tiene que ser resuelto con políticas estructurales a medio y largo plazo, como garantizar los costes a nuestros productores a través de una concreción mayor de la ley de cadena alimentaria. Se está vendiendo el kilo de naranjas a diez céntimos, es menos de lo que cuesta una bolsa de plástico en el supermercado. Lo segundo tiene que ver con que el valor añadido de nuestra producción se quede en Andalucía. No en vano, entre los municipios más pobres están Níjar y Vícar, dos estandartes de ese modelo de exportación del PP. En el sector secundario tiene que haber una apuesta clara por la reindustrialización, no podemos vivir sólo del turismo y de la exportación. Tenemos que apostar por una industria sostenible, tenemos el gran recurso de las energías renovables que estamos regalando al oligopolio. Y en el sector terciario: no se puede apostar por la liberalización de horarios, porque eso perjudica al pequeño frente al grande.

Andalucía es la comunidad que aporta más diputados. El año que viene habrá elecciones generales, ¿cómo le suena esa plataforma que quiere formar Yolanda Díaz? ¿Se sumaría?

Habría que ver un poco más la concreción de ese proyecto, miramos con interés ese proceso de la izquierda española, nos interesa, ahora hay poca concreción. Lo que sí tenemos claro es que nuestra relación con el resto de fuerzas del Estado, de las izquierdas y de las fuerzas confederales va a ser de tú a tú. No vamos a retrasar más la idea de la necesidad de un partido andaluz, no vamos a esperar más para generar ese espacio andalucista. Si no va a pasar que la recuperación va a ser de nuevo en clave de apertura de la brecha. Un ejemplo claro: el reparto de los ‘pertes’ se está haciendo con criterio de que lo reciben empresas con capital público-privado. Eso hace que los fondos se van a los territorios que tienen industria y, por tanto, aquellos sitios que más lo necesitaban nos vamos a quedar sin inversión productiva. Si ves el mapa de los fondos, la mayoría acaba recalando en el norte. No podemos ahora renunciar a luchar contra ese modelo, y subsumirnos otra vez en ser la sucursal sin defender nuestro propio espacio, es renunciar a defender el futuro de nuestros hijos en Andalucía. Es algo que no vamos a hacer, es algo así de trascendente. 

  Detalle de la entrevistaSERGI GONZÁLEZ

¿Por qué sigue existiendo ese universo de tópicos sobre los andaluces décadas después? Hay gente que se sigue riendo del acento, la imagen de incultos, se escuchan expresiones como “vagos” en 2022.

Por dos cosas. Una, por nuestra posición perdedora a nivel económico y social que genera unos determinados efectos en clave de andaluzofobia. Esto hace que en la cultura dominante se vea como inferior. En cualquier serie de televisión, hasta hace muy poco, la criada es andaluza. Otra cosa: por responsabilidad nuestra, no nos hemos dado a valer. Si en Andalucía alguien como Macarena Olona, que ni siquiera respira nuestro aire, que para ella Andalucía es el traje de flamenca o el argumentario que le pasan por la mañana, puede triunfar, es porque hemos ido asumiendo esa idea de que es culpa nuestra, que no somos tan productivos o válidos como los madrileños o catalanes. Hay que ir contra eso, aumentar la autoestima. Esta es una de las funciones más importantes del andalucismo a nivel cultural. El primer cambio tiene que ser cultural y luego político.

Estamos en mayo, se acordará de aquel 15-M. ¿Qué queda de aquello?

Quedamos una generación de políticos que ya estamos para jubilarnos a todos. No soy nada nostálgica, fue una experiencia muy útil. El aprendizaje que me queda es que los cambios primero se producen en la sociedad y luego a nivel político. No podemos aspirar a que sólo una suma de habas contadas de la izquierda vaya a superar la situación de aumento de posiciones reaccionarias en la sociedad. Necesitamos un nuevo 15-M, un nuevo movimiento por abajo, del ámbito de la sociedad civil, del precariado, de los inquilinos, de los territorios discriminados, que vuelva otra vez a cambiar el sentido común de la gente para volver a generar situaciones políticas en las que las expectativas acaben en una mejora de los derechos. Eso lo enseñó el 15-M, no hubiera habido Podemos sin el 15-M. Necesitamos un nuevo 15-M para una nueva expresión política que consiga conquistar nuevos derechos y parar definitivamente ese crecimiento de lo reaccionario y retrógrado.