España es un estado aconfesional, diga lo que diga Casado

España es un estado aconfesional, diga lo que diga Casado

El líder del PP ha afirmado en el Congreso que es "un país cristiano", pero la Constitución lo deja claro. Las raíces y las tradiciones son otra cosa.

El líder del PP, Pablo Casado, ha acusado este miércoles al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, de no querer celebrar la Navidad como Dios manda. “Ahora tenemos que felicitarle ‘las fiestas del afecto’. ¿Tanto les cuesta celebrar la Navidad que es el nacimiento de Jesús? ¿En un país cristiano, en una civilización occidental?”, le ha reprochado en el pleno del Congreso.

Lo de “país cristiano”, sin embargo, no es cierto. España tiene sus tradiciones y sus raíces históricas, clarísimas, es la tierra de la Reconquista contra las fuerzas del Islam, de los Reyes Católicos, de Felipe II y su persecución de herejes, de la Iglesia vigilante y controladora, perpetuada en el poder durante 40 años de dictadura franquista. Pero, desde 1978, según la Constitución que hoy rige el país, España es formalmente un país aconfesional. Lo dice el artículo 16:

“Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos (…) Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

Es verdad que, en la práctica, hay mucho lastre aún: Europa Laica denuncia que mediante asignaciones, ayudas, subvenciones directas y exenciones de tributos, este mismo Estado aconfesional de la Carta Magna aporta a la Iglesia unos 11.000 millones de euros al año. La Iglesia, según esta organización, es “un paraíso fiscal” en España.

Y, sin embargo, pese a los partidismos y beneficios, España es un país sin religión, o con muchas religiones, o con ninguna, según elijan sus ciudadanos.

En España existen importantes minorías religiosas, como la musulmana (4,3%), la protestante-Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (1%), Testigos de Jehová (1 %), Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (0,5 %), budista (0,5 %), ortodoxa (2,1 %), Hinduismo (0,1 %) y bahaí (0,1 %). Son datos del CIS.

Hay un enorme salto estadístico entre quienes fueron educados como cristianos (un 92%) y los que se consideran cristianos ahora (un 66%). Una diferencia de más de 12 millones de personas, la mayor de Europa en términos absolutos. En proporción al número de habitantes de cada país, la caída de fieles en España es la más marcada después de las de Noruega y Bélgica.

En agosto de 2019, el CIS, por primera vez, constató que los ateos, no creyentes o agnósticos superan a los católicos practicantes en nuestro país. Así, estos últimos rondarían el 22,7%, mientras que el resto les superaría con un 29%. En concreto, un 7,5% se considera agnóstico, un 13,3% ateo y un 8,3% los indiferentes. Esto es: asi tres de cada diez ciudadanos no quieren saber nada ni tener relación alguna con la Iglesia católica.

Así que no, a España le sobra la etiqueta que le ha puesto Casado...

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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