Decía Nietzsche que la vida, sin música, sería un error.
Quizás eso es lo único que le quedaba a Mohammad Mohiedine Anis, de 70 años, cuya casa, situada en el barrio de al-Shaar en Aleppo (Siria), había sido destruida por los bombardeos del gobierno sirio.
Allí entró el fotógrafo de AFP Joseph Eid. Quizás le llamó la atención la música del tocadiscos frente al que estaba sentado Mohammad. Sobre su cama, pensativo y fumando una pipa, miraba fijamente el movimiento del vinilo bajo la aguja, probablemente porque era lo único que quedaba intacto de una habitación destrozada y llena de escombros y polvo.
La imagen es tan sobrecogedora que ha emocionado en las redes sociales, donde ha sido muy compartida por sus usuarios.
Según las ONG, siria vive prácticamente sin luz, con el 83% de la iluminación que ya no funciona.
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La guerra ha matado a más de 270.000 personas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un organismo con sede en Reino Unido cuyas fuentes son una amplia red de médicos y activistas de todo el país.
Se teme sin embargo que el número de fallecidos sea mucho mayor, con un número indeterminado de muertos encarcelados por el régimen de Bashar al-Ásad, los rebeldes y los yihadistas.
Una ONG de ayuda en Siria denunció en enero el bombardeo incesante en hospitales. Estima que se han destruido unos 177 hospitales y han matado a cerca de 700 trabajadores sanitarios desde 2011.
En enero, Estados Unidos dijo que hay 13,5 millones de personas, de una población de 23 millones antes de la guerra, que han tenido que abandonar sus casas.
La organización Save the Children publicó este mes que al menos 250.000 niños viven en estado de sitio, con muchos de ellos obligados a comer pienso para animales y hojas para sobrevivir.
Unos 4,7 millones de sirios han huído a los países conlindantes. "es la mayor población de refugiados por un conflicto en una generación", según dijo en 2015 Antonio Guterres, el entonces jefe de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
Los refugiados se enfrentan a la pobreza, problemas de salud y tensiones con las comunidades locales. Muchos viven en campamentos con tiendas de campaña y se enfrentan a dificultades para integrarse.
Aunque la mayoría de los refugiados se han quedado en la región, cientos de miles han emprendido un peligroso viaje a Europa. No todos han conseguido llegar con vida a la otra orilla.
Los expertos dicen que el conflicto ha hecho retroceder a la economía siria tres décadas, con casi todos los ingresos desaparecidos y la mayoría de las infraestructuras destruidas.
La economía ha sufrido una deindustrialización masiva porque las empresas cierran, la gente se arruina y el saqueo y la destrucción se han pasado su factura.
Las exportaciones han caído en un 90% desde 2011, según un fuentes oficiales, mientras el país está señalado también con importantes sanciones internacionales.