Lo que no deja dormir a los socialistas

Lo que no deja dormir a los socialistas

Entre los socialistas aumenta la alarma y la preocupación por cómo coger las riendas de una legislatura de incierto futuro.

Pedro Sánchez, entre sombras en el CongresoEuropa Press News via Getty Images

Se suceden los fuegos. Las buenas noticias, de las que sacar pecho, como los datos del paro de abril o el triunfo en la batalla eléctrica en Bruselas, quedan calcinadas por el espionaje, la respuesta al espionaje del Gobierno, el posible bloqueo de los socios de Sánchez, la falta de coordinación en el Ejecutivo o el buen pie con que ha irrumpido Feijóo sin necesidad de estar en el Congreso.

Entre los socialistas aumenta la alarma y la preocupación por cómo coger las riendas de una legislatura de incierto futuro. Estos últimos días, los motivos para perder el sueño surgen solos en conversaciones con diputados y senadores, o con dirigentes territoriales. Estas son las preocupaciones recurrentes, que para el partido hay que solucionar ya.

Preocupa el hecho en sí del espionaje

En las filas socialistas aún no han logrado encajar la noticia. “¿Qué haces espiando al presidente de la Generalitat cuando a la vez estás mostrando voluntad de diálogo? No hay excusa, la verdad. Se suponía que se estaban tejiendo nuevas relaciones y resulta que conocemos, vía juez, que se ha estado escuchando a independentistas”, se pregunta un socialista destacado que no puede ocultar su perplejidad. “Pegasus es un esperpento, pero hace meses que el Gobierno va a remolque y llega tarde”, apuntan desde un importante ayuntamiento socialista.

Una vez que Sánchez llegó a Moncloa y rebajó considerablemente la tensión con Cataluña, que el Gobierno de Rajoy y Puigdemont habían llevado al límite, resulta difícil comprender los hechos. La pregunta es cómo salir de esta crisis con el menor daño posible. El gobierno presumía de tranquilidad y de tener la situación controlada la semana pasada. “Saldremos como hemos salido de otras”, aseguraban desde Moncloa. Sin embargo, el tono bronco de los socios va en aumento con amenazas de demandas, a los que se ha sumado Podemos a pesar de tener cuatro ministros en el Gobierno y según contestó la ministra de Defensa a Pablo Echenique, acceso a todos los informes del CNI solo con pedirlo.

Preocupa la respuesta al espionaje, abriendo otro frente

Solo los privilegiados que están en el corazón de La Moncloa deben entender la jugada de responder al espionaje a los independentistas con el anuncio de que hace un año, el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa fueron espiados. “Pero ¿nadie se dio cuenta que al desvelar esas escuchas, abrían un boquete más? Si el espionaje viene de Marruecos, nunca lo van a poder decir. Ni reconocer. Y no han cerrado el frente con los independentistas, así que ahora hay dos pozos negros abiertos”.

Puf, con lo mal que huelen los pozos negros. Deberían traer consecuencias, de hecho un senador asegura que “unos cuantos pensamos que Margarita, como mucho, va a aguantar hasta después de las andaluzas. Está muy tocado el CNI”. Pero otro diputado considera que más que problema de la ministra de Defensa, es de Moncloa. “Han jugado a ser Iván Redondo, pero 48 horas después de inventarse esa jugada, el elefante de los espías a independentistas sigue dentro”.

Pero ¿nadie se dio cuenta que al desvelar esas escuchas, abrían un boquete más? Si el espionaje viene de Marruecos, nunca lo van a poder decir. Ni reconocer. Y no han cerrado el frente con los independentistas, así que ahora hay dos pozos negros abiertos
Fuentes socialistas

Lo único que da ciertas esperanzas es la rotundidad de Margarita Robles en el Congreso. “Tiene que tener información que los demás no tenemos. Ella siempre va a su bola, la conozco hace años, es libre y no está atada a nadie. Si defiende así al CNI y a los suyos, es porque puede que en la comparecencia de la directora del CNI, Paz Esteban, se desvele algo que a los independentistas les obligue a bajar el suflé y que vuelvan a la cordura parlamentaria”, reflexiona una compañera de Robles, exministra con Zapatero. El secreto se desvelará en la Comisión de Secretos Oficiales, donde como acostumbra a decir Aitor Esteban, todo es tan secreto que nunca se revela ningún secreto.

Preocupa un posible bloqueo de la legislatura

“No se ve cómo se pueda reconducir fácilmente la legislatura. La capacidad para tejer alianzas es complicada. Esquerra ya estaba fallando en algunas votaciones pero ahora ya va a ser una constante. Habrá que ver hasta cuándo puede aguantar así el Gobierno porque el PNV tampoco está por la labor como está demostrando últimamente”, explican voces tanto del Congreso como del Senado, donde cada vez cuesta más cerrar apoyos. Hay inquietud en ambos grupos porque saben que pasar página es una quimera y cada acuerdo será agónico.

“Si no se logra reordenar la base del Congreso que sujeta la legislatura, ya no es un problema del líder, de que Pedro Sánchez aguante sin ir a elecciones, es que la legislatura se quedaría bloqueada. Si pueden seguir bandeándose, aprobando leyes o decretos con unos y otros, pueden llegar a fin de 2023 y capitalizar todo: el paro, los fondos de la UE y el despegue económico”, dice aferrándose a la esperanza una poderosa veterana. Ese horizonte en el que el dinero inundaría el país y el electorado achacaría el bienestar al Gobierno, ha dejado de verse tan de color de rosa.

Preocupa la percepción de un Gobierno poco organizado

La descoordinación del Gobierno ocasiona todos estos desatinos, como la gestión de los espías o el lío en votaciones como la de la Reforma Laboral o el Decreto económico que salvó Bildu. “No hay un vicepresidente, un número dos y cada ministerio está en su propia película. Igual porque Bolaños ahora está más a ser ministro y Óscar López y Antonio Hernando no han sabido —o no es su función— llenar ese hueco. Si hubiese una coordinación eficaz no se cometerían errores y se metería la pata con las posiciones de Dolores Delgado o las opiniones de la ministra de Transporte sobre los transportistas. No hacemos más que abrir vías para el ataque del PP”, reflexiona un diputado.

“Pedro no ha querido dejar un número dos claro o Calviño no ha sabido hacerse con ese puesto. No tiene ni una Soraya ni una Fernández de la Vega ni un Rubalcaba. Es un problema estructural del Gobierno, culpa del presidente. O no escucha o no está bien asesorado. Por ejemplo, va a hacer dos meses, a mediados de marzo, que prometió que solucionaba el problema de la luz en el programa de Ferreras. Y ahí van, esperando”, explica un ex alto cargo de Moncloa que trabajó con Zapatero y conoce a Sánchez bien. Se queja también de que un logro tan importante como es la excepcionalidad del gas para la península Ibérica ni siquiera ha calado en la primera capa de la gente medianamente informada. Resumen, el Gobierno es incapaz de marcar la agenda política.

No hay un vicepresidente, un número dos y cada ministerio está en su propia película. Igual porque Bolaños ahora está más a ser ministro y Óscar López y Antonio Hernando no han sabido —o no es su función— llenar ese hueco

Preocupa Feijóo

No le ha hecho falta pisar el Congreso para comenzar a subir en las encuestas de intención de voto y lograr que se le vea como un político con trayectoria. Ni tan siquiera el shock de desembarcar en Madrid y comprobar que todos los medios no son tan afines como en Galicia, ha logrado minar esa percepción de centro-derecha que tanto anhelaba el PP porque la necesita para poder ganar las generales.

“Feijoó no es Casado y está haciendo propuestas que no son tonterías, como por ejemplo la fiscal, a la que la ministra de Hacienda ha respondido ordinariamente cuando tiene su calado aunque no estés de acuerdo con ella o no consideres que sea procedente”, sostiene un socialista con perfil económico que se la ha estudiado. En el PP existe la creencia extendida de que son sus propuestas económicas las que les conducen a Moncloa. Feijóo lleva años haciendo equilibrios y esperando su momento, para el que se ha preparado más a fondo desde que Casado fue nombrado presidente. Es su única oportunidad y no la va a dejar pasar. Desde Moncloa le han estado haciendo ojitos mientras Casado era el líder, fomentando su perfil de político solvente e intercambiando halagos. Después de haber contribuido a apuntalarle como la alternativa madura, no es de extrañar que en solo un mes ya esté pidiendo un adelanto electoral.

Preocupa la normalización de Vox

No solo Feijóo preocupa, aunque aún no quite el sueño. Lo que sí que crea pesadillas, al menos entre los maduros del patio socialista, los que tienen memoria, es la polarización de la sociedad española y en ese frente de la derecha, monolítico, “la normalización de Vox. Una vez que ha entrado en el Gobierno de Castilla y León, y en cuanto entre en el de Andalucía, me temo que la ciudadanía va a interiorizar que no pasa nada porque Feijóo gobierne con Abascal o con los de Abascal. Y eso es peligrosísimo. Reproduce los esquemas que hay en parte de Europa y confirma el lavado de cara a los populismos más tremendos”, apunta una señoría catalana y socialista, pese a que en Cataluña o en Euskadi lo de Vox sea menos grave. “Por ahora” corrige, espantado ante como se alimentan los extremos “como la CUP y Vox. Y aunque allí no suceda lo que en Madrid, nos afectará a todos. Es una cuestión de país”.

Preocupa la debilidad del grupo parlamentario

Felipe Sicilia, Héctor Gómez, Pedro Casares…Son los nuevos nombres del Grupo Parlamentario, todos fieles a Pedro Sánchez. “Pero como era lógico, tardan en cuajar. ¿Cómo se le ocurre al presidente arrinconar a gente como Adriana, justo cuando tenía tablas, en un momento tan difícil? En el grupo lo notamos, lo vivimos, lo sabemos. Son el ejemplo de unos nombres sin mucha experiencia en circunstancias muy complicadas”, explica un diputado vasco, que se esfuerza por puntualizar cómo estima a esos tres compañeros que menciona, pero no era el momento de incluir esos cambios.

Es probable que el presidente y su entorno no supieran que la crisis de Ayuso y Casado iba a terminar así, con Feijóo. Es cierto que las circunstancias cambian cada día, pero hay debates que venían de atrás, como es la estrategia frente a Vox” explica otra parlamentaria, afín a Sánchez —de hecho, no queda prácticamente nadie que no lo sea— pero que defiende que ha llegado el momento de responder a la extrema derecha “no con voces, que siempre nos van a ganar, sino con argumentos, desmontando las mentiras que dicen, lanzando nuestras propuestas frente a sus barbaridades. Hay que bajar al ruedo. Ese debate lo tenemos abierto en el Grupo Parlamentario, pero no con un excesivo éxito”, termina por reconocer.

Preocupa que las buenas noticias no calan

El mercado laboral ha superado por primera vez los 20 millones de afiliados. Los contratos indefinidos por los que ha peleado la ministra de Trabajo también han sido de récord en abril y la cifra de paro es la más baja desde 2008. “¿Se ha rentabilizado la noticia?, casi nada. Lo mismo que el logro de la excepción ibérica para topar el precio del gas y poder rebajar la factura eléctrica desbocada por la guerra de Ucrania. Los fondos europeos siguen siendo un concepto que no se ha sabido explicar bien ni a las pequeñas empresas ni al votante medio”, se lamenta un socialista que ve una falta de estrategia en la difusión de las noticias positivas que tanto cuesta lograr.

Los socialistas consultados piensan que falla la comunicación. Porque los fondos europeos dinamizarán el mercado laboral y propiciarán nuevas contrataciones, pero está por ver que se logre asociar con la labor del Gobierno; tampoco está claro que la gente vaya a considerar la bajada en la factura de la luz con Moncloa y se sienta agradecido. El Ejecutivo no se logra hacer con el relato y las buenas noticias duran un suspiro.