Podemos toca poder aunque pase a cuarta fuerza política

Podemos toca poder aunque pase a cuarta fuerza política

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez han hablado antes de la comparecencia de Iglesias.

Iglesias cree "suficiente" su resultado para buscar un gobierno de izquierdasEFE

Con las paradojas de la política, por primera vez tienen el poder entre los dedos, pero han pasado a ser la cuarta fuerza. Y sin embargo, no era noche de lloros.

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez han hablado antes de la comparecencia de Iglesias. “Le he trasladado la voluntad de trabajar para un Gobierno de izquierdas, pero les pido paciencia”, las negociaciones tendrán que ser discretas. Iglesias tampoco ha querido aclarar si pedirán algún ministerio, porque “primero hay que hablar” y vuelta a pedir tiempo y paciencia.

Irene Montero, Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Echenique han comparecido en el Teatro Goya pasadas de largo las once de la noche. Los rostros, perfectamente calculados en su expresión y sonrisas, reflejaban la noche de sensaciones agridulces que han vivido en Unidas Podemos.

Dos claves para Pablo Iglesias

Aunque primero ha intervenido Alberto Garzón (IU), que ha resaltado la participación histórica, ha sido Iglesias quien dado las dos claves para su formación tras la noche electoral. “Una, el peso parlamentario del bloque progresista, que supera a la derecha” y la ultraderecha de la Plaza de Colón. Y la segunda: “España es plurinacional y basta verlo en los resultados electorales de esta noche en Esukadi y Cataluña”. Solo ha admitido cinco preguntas, para aclarar que si Pedro Sánchez va a jugar con el comodín de Ciudadanos, hay que “preguntárselo a Pedro Sánchez”.

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A partir de ahí, se han dirigido a saludar a los taxistas que estaban en la calle, animando una noche electoral que en los alrededores del Teatro Goya de Madrid, a las orillas del Manzanares, respiraba una calma chicha, bien lejos de la bronca de himnos de los alrededores de Ferraz, sede del PSOE. Ha sido como si los taxistas -una veintena- que han acudido a apoyar a la formación de Iglesias y Montero, vinieran a sacar del sopor a los periodistas y los invitados, separados por una cortina negra en el interior del Teatro.

La formación de Pablo Iglesias e Irene Montero -ella empezó la racha ascendente con su buen papel en el primer gran debate- ha pasado a ser cuarta fuerza política, por detrás de Ciudadanos, al bajar a 27 escaños de los 69 (71 con Compromís) la España vacía no les quiere, pero las heridas se tapan con una tirita que más bien es una venda: por primera vez Unidas Podemos puede gobernar con el PSOE. De ahí la sensación agridulce que tenían los dirigentes de Podemos, que ven cómo pueden ser claves en el próximo Gobierno, cinco años después de irrumpir en el mapa nacional.

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Y es que quien no se consuela es porque no quiere y Unidas Podemos quiere consolarse. Han detenido la sangría que les auguraban las encuestas e Iglesias ha reforzado su liderazgo tras los dos debates, después de una etapa dura. Desaparecen en las dos Castillas y en Extremadura,  pero... han perdido ganando con una posible entrada en el Ejecutivo, tocando poder. Son estas cosas de la nueva política en una España que ha pasado definitivamente del bipartidismo a los dos bloques que se creían desterrados, el de izquierda y el de derechas. Han perdido la tercera posición, por detrás de Ciudadanos y PP, y eso duele, bastante, pero ese dolor se queda para los pasillos.

La “mejor campaña”

“Pase lo que pase, esta campaña ha sido la mejor de toda nuestra historia” decía Iglesias al inicio de la tarde electoral. Esa visión de la realidad tiene una relación directa con el pesimismo de la primera semana de la campaña y de la precampaña, cuando Podemos veía en las encuestas que incluso caía a la mitad de sus 71 escaños. El papel de Iglesias en los debates -fue ganador claro según consensos- fue el chispa que prendió la mecha para la recuperación, pero la primera piedra la puso Irene Montero, cuando soportó con sonrisa estoica la intervención de Cayetana Àlvarez de Toledo.

Nadie esperaba a Iñigo Errejón, aunque alguno se hizo la ilusión pero estaban muy alejados de la realidad. El ex número dos de Pablo Iglesias ha mostrado en Twitter, a última hora de la mañana, su voto para Unidas Podemos, pero no ha pedido el voto directo durante la campaña, como se le sugirió desde algunos ámbitos políticos y mediáticos. Una de las grandes incógnitas ahora es qué harán los ex-compañeros y amigos en las próximas elecciones municipales y autonómicas, una vez que Iglesias no se siente perdedor. La campaña por Madrid, con la brutal división entre la izquierda de Podemos y Más Madrid, puede ofrecer un espectáculo tristísimo, como temen viejos militantes -que los hay- de la formación de Iglesias.

Ha sido una noche diferente, con nostalgia de lo que fueron. Ni Errejón, ni Bescansa, ni Bustunduy, ni Espinar pero al Goya sí ha llegado Verstrynge pasadas las 9.30 y si que ha llegado, el primerito, Juan Carlos Monedero, lamentando que “he visto a un señor buscando en el cubo de la basura”. Eso no ha cambiado, Monedero tal cual.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Ana Ramírez Cañil es periodista. Nació en Madrid, pero es de Rascafría. Ha trabajado en Cinco Días, en la revista Mercado, en la primera La Gaceta de los Negocios. Entre 1984 y 1985 vivió en Nueva York. Redactora jefe del semanario El Siglo, directora de «Informe Semanal», delegada de El Periódico de Catalunya en Madrid, subdirectora de soitu.es. En 2010 crea con Pilar Portero la web de política y economía tu2is.es. Es Premio Espasa de Ensayo por La mujer del Maquis y autora de Si a los tres años no he vuelto (Ed. Espasa).