Por qué vemos una y otra vez las mismas películas navideñas

Por qué vemos una y otra vez las mismas películas navideñas

Ni son grandes obras del cine, ni aportan nada novedoso, pero enganchan.

Fotograma de 'Love actually'LOVE ACTUALLY

Rojo, verde y dorado. Las películas navideñas ya son las protagonistas de la parrilla televisiva desde finales de noviembre y lo serán hasta que los Reyes Magos depositen sus regalos.

Ni son aplaudidas por la crítica ni aportan nada novedoso cinematograficamente hablando, pero cada tarde miles de personas se sientan a ver esas cintas que van desde comedias románticas a entrañables historias familiares.

¿Por qué nos sentimos atraídos por ellas? ¿Es pura rutina? ¿Queremos desconectar en tiempos de pandemia? Hemos preguntado a los psicólogos Sergio García Soriano y Belén Picado para que nos explique desde una perspectiva psicológica las claves del éxito de las pelis navideñas.

Nostalgia

Para García, experto en psicología clínica, algunas personas ven una y otra vez las mismas películas de Navidad para revivir la ilusión “de que se ha parado el tiempo”. García apunta que es un acto puramente nostálgico a través del que se busca “volver a a las primeras veces que vi la película y con quién la vi”. También la búsqueda de un recuerdo sentimental de un momento concreto, un “cómo me sentí en aquella Navidad”, recuerda el psicólogo.

“El poder de evocación, sobre todo si nos sentamos a verlas en familia”, enumera Belén Picado, psicóloga Sanitaria y terapeuta EMDR, como motivo de peso relacionado con la nostalgia. “No es la historia en sí, sino lo que simboliza. Este tipo de cine nos transporta de nuevo a nuestra infancia y da igual que, de adultos, la Navidad ya no nos emocione tanto porque con lo que conectamos realmente es con la ilusión y la felicidad de aquella época en que la vida no era tan complicada”, añade. 

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Picado señala que “lo de menos es que la peli sea de gran calidad técnica”o que la trama sea simple o “totalmente increíble” porque “nos está transmitiendo son emociones reales”. 

Meterse en el espíritu navideño

García recuerda que estos rituales no se dan solo en Navidad, también en otras épocas como Halloween, cuando las carteleras se llenan de cintas de terror, o en Semana Santa, aunque ahora es menos habitual ver películas bíblicas en televisión que hace 20 años.

“El ser humano es simbólico, por lo que se plantea conceptos y situaciones permanentemente. En el caso de la Navidad está en juego, la familia, el cambio de año, la amistad, los buenos deseos, el balance económico del año…y consumimos una película navideña tras otra porque queremos capturar qué es la Navidad, que me trae o cómo me tengo que sentir. Por lo que al verlas, me siento más preparado”, señala el psicólogo.

Por su parte, Picado habla del “transporte narrativo”, un efecto a través del que van calando en el espectador ciertos mensajes o valores. ”En las películas navideñas es habitual que se haga mucho hincapié en valores como la bondad, la generosidad, el amor o la esperanza”, resalta. “Se trata de un proceso psicológico según el cual podemos llegar a sumergirnos en una historia hasta el punto de acabar contagiándonos de las actitudes o comportamiento de los protagonistas. Y así adoptamos, inconscientemente, el estado de ánimo que se ha reflejado en la película que acabamos de ver”, explica la psicóloga sobre este efecto, que en este caso mete a los espectadores de lleno en la Navidad. 

Sentimiento de control

Cuando llegan estas fiestas la mayoría de espectadores no ven únicamente novedades, también caen una y otra vez títulos como Love actually, Solo en casa o Un papá en apuros. Según García, una de las razones es sentir que tenemos la situación bajo control: “Cuando el espectador se sabe incluso los diálogos es por el goce de la repetición de sentir que puede controlar el argumento, lo que pasa en la cinta, de tal manera que siente placer al poder conocer cada detalle y por lo tanto, siente control sobre esa experiencia”.

En un artículo para The Conversation, el profesor Brent Rodríguez-Plate recoge las reflexiones del antropólogo Bobby Alexander sobre las tradiciones. “Los rituales son acciones que transforman el día a día de las personas”, explica el experto. Por tanto, uno de los rituales de la Navidad es reunirse en el sofá a ver este tipo de películas.

“Uno de los aspectos que se critica de este tipo de películas es lo previsibles que son. Pero lo cierto es que a nuestro cerebro le encantan los patrones. Y la previsibilidad es, desde el punto de vista cognitivo, gratificante”, señala Belén Picado.

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Esa previsibilidad, lejos de alejarnos, contribuye a que queramos repetir. “Porque saber cómo va a acabar significa que sabes cómo te vas a sentir cuando llegue el final. Y como este tipo de películas suele acabar bien, pues en cierto modo nos aporta tranquilidad y positividad”, resalta Picado. La psicóloga expone que “tendemos a aferrarnos a aquello que nos resulta familiar y fácil”, también a la hora de elegir una película. “Y qué hay más fácil que una historia en la que todo lo que aparece te resulta más o menos familiar y que, aunque no hayas visto, ya sabes cómo va a terminar”, concluye Picado. 

Calma y satisfacción

“Hacen sentir bien sin necesidad de acción”, es otra de las claves que lanza García. Para el psicólogo, la temática de las películas navideñas nos permite dar rienda suelta a nuestras fantasías sin movernos del sofá. “Hay una catarsis, es decir que viéndolo satisfago mis fantasías o pensamientos sin necesidad de realizarlos y por lo tanto, me calman”, añade.

Además, Picado habla de un “sesgo cognitivo” que es una de las razones por las que vemos varias veces la misma cinta: “el efecto de mera exposición”. “Según este efecto, las cosas familiares nos resultan más fáciles de procesar y nos hacen sentir seguros. Asimismo, gracias a este efecto cuanto más nos exponemos a algo, más nos gustará (eso sí, en el caso de que nuestra actitud inicial fuese positiva)”, elabora la psicóloga. 

“Si ver una película de Navidad nos aporta emociones positivas o nos ayuda a evocar buenos momentos, por ejemplo, es lógico hasta cierto punto repetir”, apunta Picado sobre la satisfacción y la calma con la que terminamos este tipo de películas. 

Esta calma, explica Sergio García, tiene pros y contras en nuestro estado de ánimo: “Cuando las películas navideñas relajan nuestra parte agresiva producen también un bienestar social y sin embargo, si calman otras acciones más saludables. Están manteniéndonos en nuestra zona de confort, dejándonos encorsetados. Por lo tanto, ese sentirse bien en ocasiones puede ser beneficioso y otras veces, puede ser ’narcótico”.