Qué hay detrás de Shein, la marca china que hace competencia a Zara

Qué hay detrás de Shein, la marca china que hace competencia a Zara

No tiene tiendas físicas y su principal ventana son las redes sociales.

El logo de Shein sobre un smartphone.SOPA Images SOPA Images/LightRocket via Gett

Zara e Inditex siguen siendo los reyes del fast fashion y el grupo textil más importante de moda a precios asequibles, pero algunos de sus competidores se hacen cada vez más fuertes. Es el caso de Shein, la marca china que ha conseguido posicionarse gracias a su baratísima ropa y a su política en redes sociales. 

Según datos de Bloomberg, las ventas online de la firma china superaron en 2020 las de Zara y en junio la aplicación de Shein desbancó a Amazon después de más de 150 días como la app más descargada en Estados Unidos. Basta ver su recorrido para saber que su éxito no ha hecho más que empezar: en 2019 duplicaron las ventas de 2018 y en 2020 aprovecharon la pandemia y las redes para facturar un 250% más que el año anterior. 

La marca china, antes conocida como Sheinside, ha utilizado la base del sistema just in time popularizado por Inditex que permite tener prendas nuevas en tienda cada semana y ajustarse a las tendencias y a las compras de los consumidores, pero lo ha estirado al máximo. Shein ofrece prendas nuevas cada día, y se cuentan de miles en miles.

Su bajísimo precio hace que se consuman por impulso y que no ‘duela’ si no se vuelve a utilizar o si se agota una tendencia. Moda ultrarápida a precios ultrabaratos.

Quiénes son los fundadores 

A pesar de que prefiere el anonimato, si es conocido que el fundador de Shein es el chino de origen estadounidense Chris Xu, al que también se conoce como Yangtian Xu. Aunque la marca se creó en 2008 con el nombre de She Inside, Xu entró en escena en 2012 cuando compró el dominio Sheinside.com.

El empresario estableció el cuartel general de la empresa en la ciudad china de Guangzhou pero siempre tuvo claro que quería conquistar el mercado internacional. En 2015 cambió el nombre por el actual, Shein, y comenzó a trabajar en consolidar la firma más allá de las fronteras chinas. Desde entonces, el crecimiento ha sido imparable.

Acusaciones de plagio

La opacidad sobre el proceso de diseño de Shein es total, pero lo que está claro es que la marca ha sido acusada en decenas de ocasiones de plagio por diseñadores emergentes.

Una de las últimas personas en alzar la voz contra la marca china ha sido Mariama Diallo, fundadora de Sincerely Ria, que ha acusado a Shein de copiar sus diseños sin cambiar ni un ápice. “Incluso han copiado la estética de la firma”, escribe en un tuit donde comparte una imagen de su vestido y del presuntamente plagiado por la marca china.

Otra joven diseñadora, Emma Warren, acusó a la marca de plagiar una de sus sudaderas, concretamente una con el estampado de unas abejas.

En los comentarios de ambas publicaciones se suceden comentarios que lamentan lo ocurrido y que denuncian que es una práctica habitual por parte de Shein y otras marcas de fast fashion.

Un modelo de producción cuestionado 

El modelo de Shein está basado en consumir y tirar, por eso los fans de la marca llenan carros enteros a bajo precio. En redes sociales como TikTok o Instagram es habitual que microinfluencers hagan hauls —pruebas de ropa— para mostrar sus nuevas adquisiciones en la web china. Para perfiles más conocidos, la marca hace envíos con todas las novedades.

El ritmo es poco sostenible, pero Shein no aporta datos sobre su estrategia de sostenibilidad en su página web. En el apartado Social Responsability solo se refieren al trabajo infantil y niegan trabajar con proveedores que exploten a niños, aunque sea legal en esos países.

Tampoco está claro dónde fabrican sus prendas y en qué condiciones están los trabajadores, una transparencia que se reclama desde hace años a las marcas de moda rápida, especialmente de la tragedia de Rana Plaza (Bangladesh), donde decenas de personas murieron en una fábrica que producía para Mango o Primark, entre otras.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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