Ni aplazamiento ni suspensión: "Los Juegos se celebrarán este verano porque si no el COI quiebra"

Ni aplazamiento ni suspensión: "Los Juegos se celebrarán este verano porque si no el COI quiebra"

Los deportistas vivirán en 'semilibertad' por un protocolo que restringirá al máximo sus movimientos. "Está todo atado", confiesan fuentes olímpicas.

Dos vigilantes protegen una escultura de los aros olímpicos por una protesta ciudadana en TokioKAZUHIRO NOGI via AFP via Getty Images

Ni 2022 ni cualquier otra fecha que no sea la ya prevista para este verano. “Los Juegos o son ahora o no son. Y van a ser ahora porque si no, el Comité Olímpico Internacional (COI) entra en quiebra”, apunta tajante la periodista Paloma del Río para frenar todos los rumores que siguen circulando sobre la viabilidad de volver a mover los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

Solo es “ruido”, confiesa Francisco ‘Paco’ Cubelos. “Hay mucha gente a la que le interesa que se hable del morbo de que se puedan cancelar, pero la realidad es la que es”, explica el piragüista, una de las opciones reales de medalla en Tokio.

Otra de ellas, si es que finalmente participa, es Rafa Nadal. Sus palabras recientes, fantaseando “a nivel romántico” con la posibilidad de “esperar a 2022” para garantizar la presencia de público internacional, generaron revuelo, si bien no parece algo viable. “Es imposible, porque en 2022 ya hay otros Juegos, los de Invierno, en Pekín, y el COI no va a volver a juntar Invierno y Verano en el mismo año [se separaron desde Lillehammer 1994]. Televisivamente es inabordable y es imposible cambiar calendarios en un año que ya tendrá un Mundial de Fútbol”, apunta Del Río, voz olímpica de RTVE.

Aún hay “detallitos” por definir en los protocolos deportivos, confiesan en privado varios atletas que no tienen claro al 100% la cantidad de reglas. Nada que supoes un cambio sustancial a poco más de 60 días del encendido del pebetero. Este miércoles, el Comité Olímpico Español celebró una reunión con todas sus federaciones para analizar las claves de organización en Tokio 2020. Ni la cancelación ni un nuevo atraso fueron puntos del día.

La vida allí va a ser una burbuja total. No vamos a poder hacer nada que no sea competir y entrenar
Francisco Cubelos, piragüista participante en Tokio 2020

Desde la Asociación del Deporte Español también descartan todo tipo de “rumores”, porque “la realidad es que no hay ningún cambio de las fechas ya previstas”. “Todos los deportistas que van a viajar conocen los protocolos sanitarios y de seguridad. Está todo bastante atado y va para delante salvo catástrofe”, confiesan fuentes de la entidad.

La temida catástrofe parece cada vez más lejana, pese a mensajes como el del Sindicato Nacional de Médicos de Japón. El colectivo interpeló a su Gobierno para que cancelase unilateralmente las competiciones. “Nos oponemos de manera vehemente contra la organización de los Juegos Olímpicos en Tokio en este tiempo en que todo el mundo está peleando contra el coronavirus”, afirmaba la misiva.

No surtió efecto. Ni el particular S.O.S. sanitario ni la petición firmada por cerca de 200.000 habitantes en contra de los JJOO en la plataforma Change.org han calado ahora en el Ejecutivo nipón, que sí tuvo muchas dudas a principios de año —llegó a publicarse el rumor del ‘no’ definitivo—.

Está todo bastante atado y va para delante salvo catástrofe

La situación epidemiológica de Japón, en números absolutos, tampoco parece reforzar esa idea catastrofista. Tras su última actualización, cuenta con 698.254 positivos confirmados, una incidencia a 14 días de 65,2 casos (algo menos de la mitad que España) y 11.940 víctimas mortales para una población de 126 millones de personas.

Sí inquieta algo más su retraso en la vacunación. Apenas un 4,38% de su población (5,53 millones) ha recibido al menos una dosis, frente al 39,5% de Alemania, el 34,5% de España, el 33,5% de Italia o el 32% de Francia.

Por mucho que se acelere la campaña, Japón va a llegar a su gran cita con los deberes sin hacer y eso se reflejará sensiblemente en el día a día olímpico. Tokio 2020 no será la ‘gran fiesta del deporte’ que se vive cada cuatro años (esta vez cinco).

La elección, no obstante, es más que clara para el COI. Entre ‘los Juegos del covid’ o la ruina solo cabe la primera opción, “porque su modus vivendi es la venta de derechos audiovisuales”. “Los Juegos se van a dar porque se tienen que dar, pero no tendrán su identidad”, sostiene Paloma del Río. Habla del miedo del organismo deportivo en caso de una nueva cancelación. Básicamente, dinero.

“Las indemnizaciones serían millonarias. El año pasado, tras aplazarse la cita, la NBC ya se reunió con el COI por la cantidad de patrocinios perdidos. Si vuelve a pasar habría una fila de perjudicados interminable: constructores, hoteles... pero sobre todo, televisiones”, reflexiona.

Los Juegos se van a dar porque se tienen que dar, pero no tendrán su identidad
Paloma del Río, periodista

Los deportistas, en ‘libertad semivigilada’

Los estrictos protocolos sanitarios y de seguridad que las autoridades han remitido a los deportistas a poco más de dos meses del arranque suponen una especie de ‘libertad semivigilada’ para la delegación olímpica. Se limitan cuestiones tan básicas como pasear por la ciudad o salirse de las rutas y delimitadas para cada competición, que tampoco contarán con una presencia masiva de aficionados en las gradas. Por ahora, y habrá que vigilar la evolución de la pandemia, solo se permitirá que acceda público nacional.

“La vida allí va a ser una burbuja total. No vamos a poder hacer nada que no sea competir y entrenar, aunque era algo que teníamos claro. Turismo no es que se haga mucho en condiciones normales, si acaso un paseo el día antes de la competición y algo más al acabar, pero este año, nada. De la villa u hotel al centro de entrenamiento y vuelta”, explica Paco Cubelos.

La norma marca que cada deportista tendrá que llegar no antes de los cinco días previos a su primera competición e irse en las 48 horas posteriores a la última. Todo ello, ‘regado’ de test. “Tenemos que hacernos una PCR 24 horas antes de volar, otra nada más llegar y una vez allí, otra cada tres días”, continúa el doble subcampeón mundial. Por si fuera poco control, estarán obligados a dar cuenta de sus movimientos desde 14 días antes.

Una figura a modo de ‘coordinador covid’ tendrá el cometido de informar del plan de actividades de cada atleta. Esto incluye sus movimientos, entrenamientos y competiciones previstas en suelo nipón. Cada plan tiene que ser enviado a las autoridades japonesas para su aprobación y, como advierte el texto normativo publicado por el COI, “será muy difícil solicitar cambios una vez aprobado”.

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La ‘traumática’ experiencia del triatlón hace una semana

El pasado fin de semana se disputó una de las Series Mundiales de Triatlón en Yokohoma, ciudad que también será sede en las popularmente llamadas ‘olimpiadas’. La experiencia ha sido traumática, en boca de Paloma del Río. Transmite el testimonio de responsable de comunicación del evento, según la cual los participantes se vieron obligados a quedarse en su habitación de hotel el tiempo libre. Recibían llamadas cada media hora para controlar que estuviesen dentro y se les dejaba la comida en la puerta.

“Uno de los fotógrafos acreditados bajó un momento a la calle a fumar. Le llamaron a la habitación, descubrieron su ‘escapada’ y le mandaron de vuelta a casa. Otros no han podido ni desviarse del itinerario para entrar a un restaurante por su cuenta”, prosigue la especialista deportiva de RTVE, visiblemente molesta por la situación. La experiencia vivida hace unos días podría ser una muestra a escala de lo que espera a finales de julio, porque “si aquí han sido 200 y pico, imagínate cuando lleguen los más de 10.000 integrantes del colectivo olímpico”. “Habrá que ver si pueden mantener entonces ese control con todos”, comenta Paco Cubelos al conocer este caso.

A Paloma del Río la situación le pone especialmente en alerta pensando si todos los deportistas soportarán un trato tan restrictivo. “Si en Rio 2016 hubo deportistas que renunciaron a ir por el miedo virus Zika, no me extrañaría que hubiera renuncias, sobre todo de deportistas de élite acostumbrados a otro tipo de tratamiento”.