Una recuperación económica asimétrica

Una recuperación económica asimétrica

Los titulares nos ofrecen una visión general que no permiten ver las divergencias entre países.

Jóvenes en una oficina de empleo.EFE

Si atendemos a los principales diarios económicos, podemos hacernos una idea sobre cómo se está comportando la economía en los distintos países que integran este, nuestro planeta. La recuperación económica, que tan preocupados tiene a los distintos Gobiernos, sigue su curso, y las distintas economías parece que comienzan a remontar, pudiendo observarse estos crecimientos en unos indicadores bastante optimistas tras su lectura. Sin embargo, esos mismos titulares, en muchas ocasiones, nos muestran una situación que, aun siendo cierta, presenta matices que conviene destacar. Pues, lejos de ser agoreros, el papel de los economistas es advertir sobre los aspectos tanto positivos como negativos que presentan dichas economías. 

Así, los últimos titulares que hemos podido observar en la prensa económica nos muestran que la recuperación económica, a nivel global, progresa adecuadamente. De acuerdo con la OCDE, se espera que el crecimiento económico mundial alcance un nivel cercano al 5,8% para este año (6% en el caso del FMI), una fuerte revisión al alza respecto a la proyección que ofrecía la OCDE en su informe de las Perspectivas Económicas de diciembre de 2020, que era del 4,2% para 2021. Sin embargo, hablamos de las perspectivas generales, pues, en detalle, por ejemplo el análisis que hace el FMI ya establece divergencias que deben tenerse muy en cuenta.

Conviene resaltar una serie de matices que nos avisan de la existencia de desigualdades que se han acentuado con la crisis que hoy nos afecta, las cuales siguen ensanchándose, a la vez que amenazan la economía globalizada. Pues, si bien se espera que el crecimiento del PIB mundial se sitúe en el 4,4% el próximo año, la OCDE también ha avisado de que a finales de 2022 el ingreso mundial todavía seguirá siendo cerca de tres billones de dólares inferior a lo previsto antes de la crisis. Tres billones de dólares que equivalen aproximadamente al tamaño de la economía francesa, por lo que hablamos de una situación, a priori, preocupante.

Otro ejemplo de las divergencias que señalamos lo encontramos en los ritmos de vacunación. En este sentido, todos los días escuchamos que cada vez hay más gente vacunada en nuestro país, pero estos datos, se refieren a nuestro Estado; pues, de atender otros casos como los que vemos en América Latina, la imagen dista mucho de lo que muestran estos titulares que comentamos. Así, el FMI subraya que las vacunas siguen sin llegar a la región latinoamericana al ritmo que lo hacen a otras economías, como las europeas o la estadounidense. En datos, mientras que en las economías avanzadas cerca del 40% de la población ha recibido la vacunación completa, en las economías emergentes ese porcentaje se reduce a menos de la mitad. Un apunte que, cuando generalizamos, también se nos pasa de largo.

De la misma forma, podemos encontrar esas divergencias en la respuesta fiscal ofrecida por las distintas economías. Ya que, si bien la media global arroja una respuesta media que equivale al 3,7% del PIB, lo cierto es que esta media que arroja la Universidad de Columbia no es representativa. Pues mientras tenemos economías como la de Estados Unidos, que ha movilizado cerca del 11% del PIB para apoyar, con estímulos, la recuperación, otras economías, como la de México, por ejemplo, no han sido capaces de destinar ni el 1% de su PIB a combatir la pandemia. Razón por la que vemos como la economía estadounidense ya ha recuperado su nivel de PIB previo a la pandemia, mientras la economía mexicana sigue condenada a recuperar dicho nivel previo entrado el ejercicio 2023.

Pese a esos avances en la recuperación, existen desequilibrios entre economías que, como veremos ahora, también afectan a España. Pues, de la misma forma que las proyecciones muestran una revisión al alza a nivel general, si nos centramos en las emergentes únicamente, estas nos muestran una revisión a la baja. Existen riesgos que, para que nos hagamos una idea, podrían llevar a unas economías a recuperarse hasta 5 años más tarde que otras.

En el caso de España, los titulares que hemos conocido, y que ocupaban las portadas de los principales diarios económicos en el país, nos decían que la economía española lidera el crecimiento entre las economías desarrolladas. En este sentido, la recuperación de la economía española presenta un ritmo superior al que muestran otras como la alemana. Sin embargo, como en los casos anteriores, olvidamos divergencias como el hecho de que somos la economía, también de entre las economías desarrolladas, que más cayó y, por ende, también somos la economía desarrollada que, como clarifica la OCDE, más tarde recuperará su nivel de PIB previo a la pandemia. 

En este mismo sentido, podemos observar esas divergencias a la hora de hablar de empleo. Y es que, el hecho de que el empleo se recupere tampoco debería llevarnos a obviar que tenemos cerca de 300.000 empleados en ERTE, los cuales podrían ir al paro en cuanto la crisis pase. Una situación que se sumaría al hecho de que tenemos una tasa de desempleo que, ya antes de la pandemia, se situaba en el 14%. Por lo que, pese a la recuperación de la economía y del empleo, esto no puede derivar en una autocomplacencia más que injustificada. Debemos tener en cuenta, entre esas divergencias, que entre las economías europeas España lidera todas las tasas de desempleo (general y juvenil).

En resumen, los titulares nos dicen que la economía se recupera, pero el análisis nos dice que mientras hay economías que ya se han recuperado, otras no esperan hacerlo hasta el ejercicio 2024. Las desigualdades de las que hablamos, como las que vemos entre las economías desarrolladas y las emergentes, pasan de largo cuando generalizamos, pero quedan patentes cuando analizamos el caso de España, que prevé recuperarse la última, frente a otros como Alemania, por ejemplo, que ya se ha recuperado. Por lo que pese al optimismo que ofrecen estos titulares, no debemos caer en el error de contentarnos con una visión generalista, más que parcial, de la situación.