Agentes de la CIA libraron una guerra secreta lanzando miles de millones de semillas de amapolas para acabar con el cultivo de opio en este país
Se trata de una operación secreta y verdaderamente insólita.

Según una investigación del Washington Post, la CIA llevó a cabo durante más de una década una operación encubierta tan insólita como ambiciosa: bombardear con semillas de amapola vastas zonas del este y sur de Afganistán. Los vuelos, realizados exclusivamente de noche con aviones de carga C-130, formaban parte del intento estadounidense de frenar el cultivo de opio en plena guerra contra los talibanes.
Afganistán fue durante años el gran epicentro mundial de esta droga, base de la heroína. Las provincias de Nangarhar y Helmand, dos de las áreas más castigadas por el conflicto, concentraban buena parte de la producción. Allí es donde, según el diario estadounidense y catorce fuentes consultadas, se centró la peculiar “guerra de semillas”.
La operación habría comenzado en 2004 y se prolongó más de una década. El plan consistía en dispersar desde el aire millones de semillas desarrolladas específicamente para este propósito: variedades de amapola con niveles muy bajos de alcaloides, la sustancia clave para elaborar heroína. El objetivo era que estas plantas se mezclaran con las locales y terminaran imponiéndose sobre los cultivos tradicionales.
A día de hoy no está claro si las semillas utilizadas estaban modificadas genéticamente ni hasta qué punto este experimento logró alterar la producción afgana. Los detalles siguen envueltos en secreto y poco se sabe sobre la eficacia real del proyecto, más allá del enorme despliegue logístico y científico que implicó.
Lo cierto es que la cosecha de opio en Afganistán se ha desplomado en los últimos años. La ONU calcula que en 2025 el país produjo solo 296 toneladas, un 32% menos que el año anterior y un 95% por debajo de los niveles previos a la prohibición del cultivo impuesta por los talibanes en 2022.
Pese a la caída de la oferta, los precios no han subido como cabría esperar. Expertos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito creen que esto podría deberse a que el cultivo está desplazándose a países vecinos, donde se habría detectado un aumento significativo de las zonas dedicadas a la amapola.
El impacto real de aquella operación aérea sigue siendo una incógnita. Lo que sí revela el reportaje es el alcance de las estrategias estadounidenses para combatir el narcotráfico en Afganistán: tácticas discretas, experimentales y tan inusuales como sembrar un país entero desde el cielo.
