'4 de 4': Noboa cosecha pleno de derrotas en las urnas de Ecuador con su referéndum autoimpulsado
El 80% de los votantes dicen 'no' a todas las medidas que proponía el político liberal y mandatario ecuatoriano. Ni bases militares extranjeras, ni romper con la Constitución heredada del 'correísmo'; las claves del descalabro electoral.
Un estrepitoso fracaso para quien cosechó el 56% de los sufragios en las últimas elecciones, celebradas tan solo hace siete meses. Tal y como si hubiera acabado de recibir el apoyo electoral del mismísimo Vargas Llosa. Bromas aparte, el presidente del Gobierno de Ecuador, el liberal Daniel Noboa, se ha estrellado este domingo en las urnas en una cita que él mismo propuso e impulsó en forma de la celebración de un referéndum consultivo con cuatro cuestiones sobre las que la ciudadanía debía pronunciarse con un 'sí' o un 'no'.
No eran cuestiones de poco calado o sin interés, de hecho, varias de ellas suponían romper con la tradición política y medidas que fueron impulsadas a través del movimiento ciudadano de un correísmo que entró a gobernar Ecuador con acento transformador. En medio de una gran espiral de violencia en el marco de la tensión de la lucha contra el narco y con la oposición mermada de apoyos, Noboa sometió a consulta popular cuestiones como permitir que vuelva a haber bases militares extranjeras en este país o conformar una asamblea constituyente para elaborar una nueva constitución.
Por mayor o menor distancia, las cuatro cuestiones que se votaban ayer en Ecuador -y en los países que habilitaron centros de votación para residentes en el extranjero, como el caso de España, con Madrid con el IFEMA- se tradujeron en un pleno de derrotas para el Ejecutivo de Noboa. Y, de forma indirecta, para EEUU. Precisamente, el establecimiento de bases militares de países extranjeros tenía como principal candidato a Washington, en la reedición de un pasado que retrotrae a antiguas pérdidas de soberanía nacional en detrimento de los intereses estadounidenses en la región.
'No-boa': ni bases extranjeras, ni nueva Constitución, ni reducir diputados ni retirar financiación pública a partidos
En esta línea, el mandatario ecuatoriano que se ha granjeado el apoyo desde distintos países occidentales y, más concretamente, dentro del ámbito del liberalismo y neoliberalismo económico como conforma el apoyo de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha fracasado en recabar el apoyo a sus cuatro propuestas. El primero era el antes mencionado de las bases militares, que ha perdido por un 60,5% de 'síes' frente a un 39,5% de 'noes', pero el segundo se trataba de lograr apoyo para conformar una Asamblea Constituyente con el objetivo de redactar una nueva carta magna -cuestión similar al proceso ocurrido en Chile hace unos años y que se saldó con una seria derrota para la izquierda de Gabriel Boric-.
El 'no' a encargar una nueva redacción que sustituyese a la de 2008, con el pretexto de que esta última está "obsoleta", alcanzó el 61,55% de los votos, frente al 38,45% de quienes sí quieren pasar página. Ir hacia una nueva Constitución ecuatoriana es un asunto que tiene muchas dobles lecturas. Pero para comprenderlo, conviene recordar el pasado. El mandatario Rafael Correa tenía como promesa estrella de las elecciones presidenciales de 2006 la de realizar una nueva carta magna que sustituyese a la de 1998, también mediante una Asamblea Constituyente que encontró obstáculos en el poder legislativo de aquel entonces para luego resolverse en una consulta ciudadana.
Pero Correa concurría a esas elecciones, que ganó, ante un conocido empresario y político. ¿Quién? Álvaro Fernando Noboa Pontón, quien es el padre del actual mandatario, Daniel Noboa. Posteriormente, en el referéndum que Correa impulsó para cambiar la carta magna recibió el apoyo del 81,72% de los votantes frente al 12,43%. La clave del redactado de esa Constitución que sustituyó a la de 1998 era el paso a un texto más garantista sustentado en pilares fundamentales como la separación de funciones en cinco ámbitos (judicial, legislativo y ejecutivo, además de la electoral y la de transparencia y control social).
En este caso, Noboa proponía caminar hacia una Constitución basada en la "mano dura" contra el crimen organizado y el narco. En sintonía con las promesas electorales con las que cosechó la victoria electoral del pasado mes de abril, el texto también abriría la puerta a reformas económicas y laborales, basadas en favorecer un desembarco de inversiones desde el extranjero además de flexibilizar el mercado laboral, en aras de la creación de nuevos puestos de trabajo.
Los votantes, el 80% de los 13,9 millones del censo, han preferido continuar con una Constitución que recoge expresamente que no habrá injerencias de otros países prohibiendo bases militares del extranjero y constriñendo la capacidad de influir en los sectores económicos estratégicos de Ecuador. Pero también han dicho 'no' a dos propuestas que, a priori, podrían recibir fácilmente el apoyo del pueblo al ser entendidas como un adelgazamiento del coste de la política. De hecho, han sido las dos votaciones más ajustadas de la consulta.
En el referéndum también se votaba si se reducía el número de parlamentarios, en un importante ajuste que supondría pasar de los actuales 151 a 73. Al mismo tiempo, y también con mayor calado, también se votaba si se retiraba la financiación pública a los partidos políticos, una medida que en la práctica supondría que todos tendrían que contar con fondos privados y de su propia recaudación entre sus afiliados, independientemente del resultado que hayan cosechado en las urnas. Esta última, la de privar de fondos públicos recogió un 57,96% de 'noes' frente al 42,04% de 'síes'. La rebaja de parlamentarios se saldó con 53,41% en contra, frente a un 46,59% que sí querían meter tijera.