El misil ninja con cuchillas voladoras que España desea para armar su 'depredador del aire'
Alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
El misil ninja con cuchillas voladoras que España desea para armar su 'depredador del aire'
Alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
El misil ninja con cuchillas voladoras que España desea para armar su 'depredador del aire'
Alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
El misil ninja con cuchillas voladoras que España desea para armar su 'depredador del aire'
Alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
El misil ninja con cuchillas voladoras que España desea para armar su 'depredador del aire'
Alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.

En 2023, el Ejército del Aire y del Espacio de España tomó una decisión estratégica para potenciar sus capacidades ofensivas al equipar por primera vez sus drones Predator B, adquiridos en 2021, con misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Este movimiento, aprobado por el Consejo de Ministros con una inversión de más de 13 millones de euros, marcó un hito en la evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas españolas.
El Hellfire, ampliamente utilizado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, es un misil diseñado para operaciones aire-tierra con alta precisión. Entre sus variantes, destaca el Hellfire R9X, conocido como el “misil ninja”, que despliega cuchillas antes del impacto. Este modelo revolucionó las estrategias de ataque al reducir significativamente los daños colaterales, algo que lo hizo célebre en 2021 tras su uso para eliminar a Aymán az Zawahirí, exlíder de Al-Qaeda sucesor de Osama Bin Laden, en una operación en Kabul, Afganistán.
El misil mide 163 cm de longitud, con un diámetro de 17,8 cm y un peso aproximado de 45 a 49 kilogramos. Gracias a su sistema de guiado láser, alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
De la vigilancia al combate activo
La incorporación de los Hellfire en 2023 buscó transformar el rol de los drones Predator B. Hasta entonces, cumplían tareas de vigilancia y reconocimiento y operaban desde la base de Talavera la Real (Badajoz). Con este armamento, los drones comenzaron a ser vistos como herramientas activas para apoyo en operaciones internacionales y protección de tropas terrestres.
Preferencia estadounidense
La adquisición del Hellfire fue significativa no solo por su capacidad técnica, sino también por el contexto de su selección. España optó por este misil de fabricación estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin, en lugar del Brimstone, un arma similar producida por la francesa MBDA, que también era compatible con los Predator B. Esta decisión reflejó un interés por los sistemas ya probados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aunque dejó de lado las propuestas de una empresa con presencia en territorio español.
En 2023, el Ejército del Aire y del Espacio de España tomó una decisión estratégica para potenciar sus capacidades ofensivas al equipar por primera vez sus drones Predator B, adquiridos en 2021, con misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Este movimiento, aprobado por el Consejo de Ministros con una inversión de más de 13 millones de euros, marcó un hito en la evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas españolas.
El Hellfire, ampliamente utilizado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, es un misil diseñado para operaciones aire-tierra con alta precisión. Entre sus variantes, destaca el Hellfire R9X, conocido como el “misil ninja”, que despliega cuchillas antes del impacto. Este modelo revolucionó las estrategias de ataque al reducir significativamente los daños colaterales, algo que lo hizo célebre en 2021 tras su uso para eliminar a Aymán az Zawahirí, exlíder de Al-Qaeda sucesor de Osama Bin Laden, en una operación en Kabul, Afganistán.
El misil mide 163 cm de longitud, con un diámetro de 17,8 cm y un peso aproximado de 45 a 49 kilogramos. Gracias a su sistema de guiado láser, alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
De la vigilancia al combate activo
La incorporación de los Hellfire en 2023 buscó transformar el rol de los drones Predator B. Hasta entonces, cumplían tareas de vigilancia y reconocimiento y operaban desde la base de Talavera la Real (Badajoz). Con este armamento, los drones comenzaron a ser vistos como herramientas activas para apoyo en operaciones internacionales y protección de tropas terrestres.
Preferencia estadounidense
La adquisición del Hellfire fue significativa no solo por su capacidad técnica, sino también por el contexto de su selección. España optó por este misil de fabricación estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin, en lugar del Brimstone, un arma similar producida por la francesa MBDA, que también era compatible con los Predator B. Esta decisión reflejó un interés por los sistemas ya probados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aunque dejó de lado las propuestas de una empresa con presencia en territorio español.
En 2023, el Ejército del Aire y del Espacio de España tomó una decisión estratégica para potenciar sus capacidades ofensivas al equipar por primera vez sus drones Predator B, adquiridos en 2021, con misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Este movimiento, aprobado por el Consejo de Ministros con una inversión de más de 13 millones de euros, marcó un hito en la evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas españolas.
El Hellfire, ampliamente utilizado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, es un misil diseñado para operaciones aire-tierra con alta precisión. Entre sus variantes, destaca el Hellfire R9X, conocido como el “misil ninja”, que despliega cuchillas antes del impacto. Este modelo revolucionó las estrategias de ataque al reducir significativamente los daños colaterales, algo que lo hizo célebre en 2021 tras su uso para eliminar a Aymán az Zawahirí, exlíder de Al-Qaeda sucesor de Osama Bin Laden, en una operación en Kabul, Afganistán.
El misil mide 163 cm de longitud, con un diámetro de 17,8 cm y un peso aproximado de 45 a 49 kilogramos. Gracias a su sistema de guiado láser, alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
De la vigilancia al combate activo
La incorporación de los Hellfire en 2023 buscó transformar el rol de los drones Predator B. Hasta entonces, cumplían tareas de vigilancia y reconocimiento y operaban desde la base de Talavera la Real (Badajoz). Con este armamento, los drones comenzaron a ser vistos como herramientas activas para apoyo en operaciones internacionales y protección de tropas terrestres.
Preferencia estadounidense
La adquisición del Hellfire fue significativa no solo por su capacidad técnica, sino también por el contexto de su selección. España optó por este misil de fabricación estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin, en lugar del Brimstone, un arma similar producida por la francesa MBDA, que también era compatible con los Predator B. Esta decisión reflejó un interés por los sistemas ya probados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aunque dejó de lado las propuestas de una empresa con presencia en territorio español.
En 2023, el Ejército del Aire y del Espacio de España tomó una decisión estratégica para potenciar sus capacidades ofensivas al equipar por primera vez sus drones Predator B, adquiridos en 2021, con misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Este movimiento, aprobado por el Consejo de Ministros con una inversión de más de 13 millones de euros, marcó un hito en la evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas españolas.
El Hellfire, ampliamente utilizado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, es un misil diseñado para operaciones aire-tierra con alta precisión. Entre sus variantes, destaca el Hellfire R9X, conocido como el “misil ninja”, que despliega cuchillas antes del impacto. Este modelo revolucionó las estrategias de ataque al reducir significativamente los daños colaterales, algo que lo hizo célebre en 2021 tras su uso para eliminar a Aymán az Zawahirí, exlíder de Al-Qaeda sucesor de Osama Bin Laden, en una operación en Kabul, Afganistán.
El misil mide 163 cm de longitud, con un diámetro de 17,8 cm y un peso aproximado de 45 a 49 kilogramos. Gracias a su sistema de guiado láser, alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
De la vigilancia al combate activo
La incorporación de los Hellfire en 2023 buscó transformar el rol de los drones Predator B. Hasta entonces, cumplían tareas de vigilancia y reconocimiento y operaban desde la base de Talavera la Real (Badajoz). Con este armamento, los drones comenzaron a ser vistos como herramientas activas para apoyo en operaciones internacionales y protección de tropas terrestres.
Preferencia estadounidense
La adquisición del Hellfire fue significativa no solo por su capacidad técnica, sino también por el contexto de su selección. España optó por este misil de fabricación estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin, en lugar del Brimstone, un arma similar producida por la francesa MBDA, que también era compatible con los Predator B. Esta decisión reflejó un interés por los sistemas ya probados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aunque dejó de lado las propuestas de una empresa con presencia en territorio español.
En 2023, el Ejército del Aire y del Espacio de España tomó una decisión estratégica para potenciar sus capacidades ofensivas al equipar por primera vez sus drones Predator B, adquiridos en 2021, con misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire. Este movimiento, aprobado por el Consejo de Ministros con una inversión de más de 13 millones de euros, marcó un hito en la evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas españolas.
El Hellfire, ampliamente utilizado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, es un misil diseñado para operaciones aire-tierra con alta precisión. Entre sus variantes, destaca el Hellfire R9X, conocido como el “misil ninja”, que despliega cuchillas antes del impacto. Este modelo revolucionó las estrategias de ataque al reducir significativamente los daños colaterales, algo que lo hizo célebre en 2021 tras su uso para eliminar a Aymán az Zawahirí, exlíder de Al-Qaeda sucesor de Osama Bin Laden, en una operación en Kabul, Afganistán.
El misil mide 163 cm de longitud, con un diámetro de 17,8 cm y un peso aproximado de 45 a 49 kilogramos. Gracias a su sistema de guiado láser, alcanza objetivos a velocidades de 425 metros por segundo y a distancias de hasta ocho kilómetros.
De la vigilancia al combate activo
La incorporación de los Hellfire en 2023 buscó transformar el rol de los drones Predator B. Hasta entonces, cumplían tareas de vigilancia y reconocimiento y operaban desde la base de Talavera la Real (Badajoz). Con este armamento, los drones comenzaron a ser vistos como herramientas activas para apoyo en operaciones internacionales y protección de tropas terrestres.
Preferencia estadounidense
La adquisición del Hellfire fue significativa no solo por su capacidad técnica, sino también por el contexto de su selección. España optó por este misil de fabricación estadounidense, desarrollado por Lockheed Martin, en lugar del Brimstone, un arma similar producida por la francesa MBDA, que también era compatible con los Predator B. Esta decisión reflejó un interés por los sistemas ya probados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aunque dejó de lado las propuestas de una empresa con presencia en territorio español.
