En Portugal se vendimia por la noche para que los trabajadores puedan disfrutar del frescor nocturno
Esta tendencia también tiene numerosos beneficios para la uva.

En la vasta región del Alentejo, al sur de Portugal, mientras la mayoría del país duerme, grupos de trabajadores recorren los viñedos bajo la luz de sus linternas frontales. La escena, casi cinematográfica, responde a una tradición que se ha fortalecido en los últimos años: la recolección nocturna de uvas.
Este método, además de pintoresco, tiene una razón práctica. Cosechar durante la noche permite preservar la frescura de las uvas y protegerlas de los efectos del calor extremo y la oxidación. En una región donde las temperaturas diurnas pueden superar los 40 °C en agosto, la diferencia térmica nocturna se vuelve esencial para asegurar la calidad del vino.
Esta fruta, sensible al calor, puede madurar demasiado rápido si se expone a temperaturas elevadas, lo que altera el equilibrio del azúcar y compromete el desarrollo de sabores. Al ser recolectadas en el frescor de la noche, conservan mejor sus propiedades, permitiendo a los bodegueros elaborar vinos más frescos, equilibrados y ricos en matices.
La vendimia nocturna no es nueva, pero ha cobrado protagonismo a medida que el cambio climático extiende las estaciones cálidas y eleva las temperaturas medias, informan medios como La República.
Bárbara Monteiro, co-propietaria y gerente de la bodega Herdade Da Fonte Santa, confiesa que al principio costó convencer a los trabajadores para cambiar su rutina, pero que ahora muchos lo prefieren porque evitan el calor y tienen el día libre para descansar.
De hecho, la práctica no se limita a Portugal, sino que se ha extendido a regiones vitivinícolas de España e Italia, adaptándose al calendario de vendimia que va de finales de agosto a octubre. Sin embargo, en el Alentejo, donde el clima es especialmente riguroso, la cosecha nocturna se ha convertido en una herramienta clave para mantener la calidad frente a los desafíos del calentamiento global.
