La angustia de la 'Ucrania española' a los tres años de guerra: "Es nuestra gente allí la que nos acaba tranquilizando"
Ciudadanos ucranianos residentes en España muestran en 'El HuffPost' los sentimientos ante una invasión que ha cambiado de dimensión por el reciente acercamiento entre EEUU y Rusia. Aseguran sentirse "dolidos" y hasta "tocados anímicamente" por los movimientos de Donald Trump, pero siempre bajo la premisa de "resistir" sin descanso.

"Preocupados", "desanimados", hasta "desesperados" se les oye. Pero siempre "en pie" con la esperanza de que "resistir es vencer", porque alegan que de "resistir, sabemos mucho". Los 3.600 infinitos kilómetros que separan Kiev y Madrid no alejan los sentimientos de abatimiento que alcanzan a la enorme comunidad ucraniana en España. Aqui, en el tercer aniversario del comienzo de la invasión rusa, nadie ve un final cerca. Menos aún con los últimos movimientos de un Donald Trump que ha terminado por "descolocar" a los ciudadanos consultados por El HuffPost.
Todos tienen su nombre y su relato, pero incluso a miles de kilómetros de la agresión rusa no todos se atreven a revelarlos. Sí lo hacen Yuri Chopic, presidente de la Comunidad Ucraniana en España; la abogada Liliya Mykolayiv y la vicepresidenta de la ONG Unimos Corazones, Olga Ledo Galano. Comparten un "desencanto" total por la deriva prorrusa de la política de Trump y un "dolor" que no deja de crecer tras "tres años de guerra total pero más de 11 años de verdadera guerra, que nadie lo olvide".
A Olga no le pesa admitir que "las noticias se suceden con tal rapidez que nos resulta muy difícil realizar un análisis; no somos analistas, somos voluntarios". "Pero sí acumulamos sentimientos y nos sentimos dolidos, ahora mismo es como si nos hubieran dado un golpe por la espalda. Porque a nuestro país le quieren atacar dos depredadores que quieren llevarse lo que queda, incluso el subsuelo", en referencia a las 'tierras raras' tan deseadas por Donald Trump. Ella misma, empero, encabeza un mensaje que se aleja del derrotismo. Insiste en la necesidad de dar al mundo la imagen de que "Ucrania no se rinde". Y su gente, tampoco.
Este reportaje ve la luz otro 24 de febrero, como en el que Putin dio orden de empezar una invasión eufemísticamente denominada "operación militar especial". Esta vez, el objetivo no es ese análisis global que los propios protagonistas aseguran no poder hacer, sino un micrófono abierto a los sentimientos de una parte de los más de 300.000 ciudadanos ucranianos residentes en España. Con muchos de ellos trata a menudo Yuri Chopic. Su testimonio sirve de altavoz de confesiones anónimas. Puede hablar en plural y lo hace al afirmar que "los últimos movimientos de Trump nos han decepcionado y nos dejan tocados anímicamente".
"Pensábamos que Trump se inclinaría más hacia nuestro lado, pero nos estamos dando cuenta de que es al revés. Más allá de las diferencias con su ideología, en él veíamos a ese líder fuerte, con una personalidad capaz de hacerle frente a Putin como otros no se atreven, pero ya no estamos viendo a esa figura que se mueve por una paz verdadera", lamenta Liliya.
Para el responsable de la principal entidad de ucranianos en España, Trump representaba la "esperanza del cambio, especialmente tras insistir en que la paz verdadera sería sólo con una Ucrania fuerte". No obstante, considera que el presidente de EEUU "ha virado hacia legitimar al dictador Putin, precisamente sin usar esa palabra que sí ha usado con Zelenski". Sólo confía, visto lo visto, en un aspecto, la indudable "imprevisibilidad" de Trump, quien "quizás pueda volver a cambiar de discurso".
Lo haga o no, lo que no frenan son las bombas rusas, una realidad a la que es "imposible" escapar esté donde esté la inmensa diápora ucraniana, porque "aunque vivamos lejos, ya termina tocándote muy de cerca, si no es un familiar, es un vecino muerto, o la casa de tus padres que aparece volada por una bomba". Olga lo relata con el horror de haber vivido esta experiencia reciente.
"Ni en España ni en el resto del mundo donde estamos podemos mantener la vida de antes; nuestra mente no consigue 'salir' de nuestro país", insiste Yuri. Lo confiesa relatando unos "horrores de la guerra" que pudo vivir de primera mano recientemente Chernigivska (cerca de Kiev) y a Leópolis.
"Desde hace tres años mucha gente vive, vivimos, de un día para el otro pendiente del whatsapp que te confirme que tu familia está viva", añade Liliya. "El cielo de Ucrania sigue abierto y eso hace que las bombas continúen cayendo y matando a gente en todas partes. Con cada aviso de ataque tenemos que escribir a nuestra gente para saber cómo están, esa es la triste realidad que no podemos olvidar".
Esa distancia a la que tanto se refieren los tres no sólo no matiza el impacto, sino que llega a incrementar el "dolor psicológico", como lo define Olga. La vicepresidenta de Unimos Corazones admite que en sus constantes llamadas a amigos y familiares "son ellos los que nos acaban tranquilizando, contándonos que allí intentan seguir viviendo la vida".
"La gente sigue limpiando las calles o quitando los escombros tras los bombardeos. Es admirable que, en estas condiciones, los ucranianos no se derrumben... Aquí, todos ayudamos como podemos, nosotros por ejemplo, dando ayuda urgente y personalizada a más de 60 direcciones, como centros de acogida y otros destinos", añade, unas tareas que también conocen Yuri y Liliya. "Cada cual hace lo que puede desde España, porque vivimos con ese dolor en el alma", apunta esta última.
Aparece mucho España en la conversación, no sólo por el obvio motivo de que esta es su tierra de residencia desde hace lustros. Hablan de verdadera acogida, la que "dio y sigue dando" el pueblo español al ucraniano, en palabras de la abogada.
Tanto Liliya como sus compatriotas se deshacen en elogios hacia la sociedad española, de la que "seguimos sintiendo el cariño y el apoyo". Hay un detalle que impacta sobremanera a Yuri, "que siguen las manifestaciones enfrente de la embajada rusa, aunque haya 5-7 personas, ahí siguen".
"La acogida que nos ha dado este país no la podremos olvidar, España ha ayudado mucho porque sabe que Rusia es el país agresor... algo que algunos líderes ahora parecen obviar", matiza con evidente dolor el presidente de la Comunidad Ucraniana en España.
Ninguno teme un posible 'olvido' o 'cansancio' social por una guerra que no acaba. "Creo —retoma Olga— que es porque esto está pasando en Europa y porque es una amenaza que nos toca a todos, a Ucrania y a la UE. Por eso insisto, no puede decaer la ayuda a nuestro país, porque la amenaza es común y Putin no va 'sólo' a por Ucrania", culmina en un mensaje emocionado.
