La OTAN manda sus aviones de guerra al vecino de Ucrania durante el ataque masivo con drones de Putin
Con la misión de derribar cualquier objetivo que entrara en el espacio aéreo del país.

La OTAN envió el pasado siete de marzo varios aviones de guerra sobre Polonia con el objetivo de derribar cualquier misil ruso que entrase en el espacio aéreo polaco. El envío se produce en medio de la oleada de ataques rusos con misiles y aviones no tripulados contra las instalaciones de gas y energía de Ucrania.
"En relación con la actividad activa de la aviación de largo alcance de la Federación Rusa que lleva a cabo ataques contra las instalaciones ubicadas en el oeste de Ucrania, la aviación polaca y aliada ha comenzado a operar en nuestro espacio aéreo", señala a través de un comunicado el Estado Mayor del comando de operaciones de las fuerzas armadas de Varsovia.
Según el comunicado, "se pusieron en servicio pares de aviones de combate y los sistemas de defensa aérea y de reconocimiento por radar basados en tierra alcanzaron el más alto nivel de preparación". El objetivo de estas medidas era, principalmente, garantizar la seguridad en los territorios que se encuentran próximos a zonas amenazadas.
Los ataques de Rusia sobre la infraestructura energética ucraniana se produjeron apenas unas horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmase que Putin estaba tratando de detener la guerra y de que cortase a Ucrania el acceso a la inteligencia estadounidense, clave en el trascurso del conflicto.
"Como parte de su búsqueda de paz, los rusos llevaron a cabo un ataque combinado masivo contra nuestra infraestructura de electricidad y gas por la mañana", destaca sarcásticamente el activista y abogado ucraniano Serhii Sternenko, ante el medio británico Dailymail.
Dichos ataques también se realizaron poco después de que Zelenski pidiese poner fin a los ataques energéticos como muestra de detener las hostilidades. "Todos debemos garantizar que Rusia, el único culpable de esta guerra, reconozca la necesidad de ponerle fin", afirma Sternenko. "Esto se puede demostrar con dos formas de silencio: ningún ataque a la energía y otras infraestructuras civiles, ningún lanzamiento de misiles, bombas y drones de largo alcance, ninguna operación militar en el Mar Negro", concluye el activista.
