León XIV, de viaje en Turquía: por qué es tradición que el Papa visite una mezquita y, a veces, dedique una oración
El Pontífice se coloca en el punto de mira por no rezar, como sí lo hicieron sus antecesores, Francisco y Benedicto XVI. El primero en descalzarse fue Juan Pablo II, durante una visita a Damasco (Siria) en 2001.

El papa está de visita en Turquía, un enclave en el que históricamente convergen múltiples religiones. Como parte de su visita, León XIV ha seguido la tradición, y ha entrado este sábado por primera vez en su pontificado en una mezquita, al visitar la de Sultan Ahmed, conocida como la Mezquita Azul de Estambul, pero no se detuvo para orar, como sí hicieron sus predecesores, durante el tercer día de visita a Turquía. Pero, ¿Por qué el papa visita un templo musulmán?
Tal y como reza el diario El País, estas visitas son delicadas en las complejas relaciones entre la Iglesia Católica y el Islam. En las últimas décadas, se ha considerado como un paso claro de acercamiento entre ambas religiones. De hecho, es un gesto con múltiple simbolismo que el Papa y un líder musulmán recen en un mismo espacio.
Esta cita fue especialmente sonada en noviembre de 2006, cuando el antecesor del americano León XIV, Benedicto XVI, dio un discurso en el que habló del uso de la violencia en el Islam, y, según el diario, "con frases sacadas de contexto" se desencadenó una oleada de protestas en el mundo musulmán. De hecho, hubo manifestaciones en Estambul contra Joseph Ratzinger. Juan Pablo II fue el primer Pontífice en descalzarse y entrar en una mezquita, la de los Omeyas en Damasco, en 2001.
El programa oficial del Vaticano indicaba "claramente" que el Papa tendría un "momento silencioso de oración" mirando a la meca en la Mezquita. No obstante, Robert Prevost ha roto la tradición y no ha rezado. El muecín de la mezquita, Askin Musa Tunca, que lo ha acompañado, ha explicado a los medios que al inicio le dijeron que el papa iba a rezar aquí, pero que cuando le preguntó si quería tener un "momento de alabanza", le dijo que "no, que solo quería visitarla".
"Se le explicó que ésta era la casa de Alá y que podía tener un momento de alabanza", pero contestó "que estaba bien así" y que continuaba "dando una vuelta" por la mezquita, que recorrió durante 20 minutos mientras escuchaba las explicaciones del muecín, quien guía la oración. Como manda la cultura islámica, León XIV tuvo que descalzarse para entrar y después admiró los colores de las bóvedas de Sultán Ahmed.
La Mezquita Azul está situada en la plaza de Sultanahmet y fue construida a principios del siglo XVII. Su nombre deriva de los maravillosos mosaicos de azulejos azules de Iznik que se encuentran en su patio interior. Su construcción creó grandes polémicas en el mundo musulmán, pues sus seis minaretes se consideraban un atentado sacrílego al rivalizar con La Meca.
En su viaje en 2006, Benedicto XVI rezó en esta mezquita, delante del mihrab, la hornacina en la pared que indica la dirección de la Meca, y el entonces portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, tuvo que especificar que se trató de un momento de "recogimiento". Este gesto marcó un hito para las relaciones con el islam y sirvió para borrar la polémica surgida tras el discurso del papa alemán en Ratisbona. En 2014, fue el turno del papa Francisco, que también tuvo un momento de "adoración silenciosa" en el mismo lugar que su antecesor.
