Países Bajos, a votar: unas elecciones sin favorito claro y con el país dividido
La campaña, dominada por la crisis de vivienda, el debate sobre el asilo y el discurso de la derecha radical, anticipa duras negociaciones para formar gobierno y un nuevo periodo de inestabilidad. El ultra Wilders es el favorito: obtendría unos 31 escaños.
Países Bajos celebra este miércoles unas elecciones nacionales sin una mayoría clara a la vista y en uno de los panoramas políticos más fragmentados en décadas. La campaña, dominada por la crisis de vivienda, el debate sobre el asilo y el discurso de la derecha radical, anticipa duras negociaciones para formar gobierno y un nuevo periodo de inestabilidad.
Unos 13,4 millones de neerlandeses están llamados a las urnas para elegir la nueva composición del Parlamento, de 150 diputados, casi dos años después de los comicios que dieron la victoria a la ultraderecha de Geert Wilders.
Su Partido por la Libertad (PVV) se convirtió entonces en la fuerza más votada, pero sin mayoría para gobernar en solitario, lo que le llevó a formar un gabinete con otros tres partidos de derechas. Aquella coalición tardó ocho meses en cerrarse y apenas duró once antes de romperse.
Los comicios de hoy son anticipados tras el fracaso de ese experimento de Gobierno encabezado por el funcionario sin afiliación política Dick Schoof, que perdió la mayoría parlamentaria en junio tras la salida de Wilders por desavenencias internas sobre la política de asilo.
Es la tercera vez en menos de cinco años que los neerlandeses eligen un nuevo Parlamento. Los dos gabinetes previos al de Schoof, ambos dirigidos por el liberal Mark Rutte, también dimitieron antes de agotar su mandato: el primero en 2021, por un escándalo de la Agencia Tributaria, y el segundo en 2023, por divisiones internas en torno al asilo.
Los sondeos y los grandes temas
Wilders, único miembro oficial del PVV, llega de nuevo como favorito, aunque con una leve pérdida de apoyo: obtendría unos 31 escaños frente a los 37 actuales, según los últimos sondeos. "Ese partido no es más que un hombre con una cuenta de Twitter", dijo la líder liberal del VVD, Dilan Yesilgöz.
Unos 27 partidos compiten por los 150 escaños del Parlamento, donde actualmente están representadas 15 formaciones. Cuatro o cinco partidos tienen opciones de quedar en cabeza: además del PVV, el bloque progresista de ecologistas y socialdemócratas (GroenLinks-PvdA), el democristiano CDA, el liberal progresista D66 y el liberal conservador VVD, que gobernó más de una década bajo Rutte pero no espera buenos resultados.
La campaña electoral ha girado en torno a tres grandes preocupaciones ciudadanas: la escasez de vivienda asequible, el endurecimiento de la política migratoria y la pérdida de poder adquisitivo.
El aumento del precio de los alquileres y la falta de nuevas construcciones han convertido el acceso a la vivienda en el principal tema de debate, mientras que la presión migratoria y las solicitudes de asilo dividen a los partidos entre quienes piden restricciones drásticas y quienes defienden una política más humanitaria.
A ello se suma el impacto del encarecimiento de la vida, con una inflación que llegó al 3,3% interanual en septiembre, lo que ha elevado las demandas de medidas fiscales y salariales para aliviar a las clases medias y bajas.
Durante la campaña, centrada principalmente en debates y entrevistas en los medios neerlandeses, los líderes se han atacado mutuamente: el VVD y el PVV advirtieron del "peligro" de la izquierda de Frans Timmermans (GL-PvdA); éste, del extremismo de Wilders; y D66 y CDA apelaron a recuperar el "centro político".
El líder del CDA, Henri Bontenbal, aseguró que está preparado para dirigir el próximo gabinete y defendió que "es hora de un nuevo aire y de un primer ministro desde el centro". Sin embargo, precisó en la emisora pública NOS Radio 1 que no aspira a otro cargo ministerial y que, de no ser primer ministro, preferiría liderar su grupo parlamentario.
Rob Jetten (D66) ha sido el candidato más visible en los medios. Acusó a Wilders de haber puesto "bajo presión" la identidad neerlandesa: "Países Bajos era un país orgulloso gracias a la tolerancia y el progreso, y él destruyó eso con veinte años de negatividad y política de odio", lamentó. Wilders replicó que se trataba de "una historia perfectamente ensayada".
En el penúltimo debate, celebrado el lunes, Wilders fue abucheado por los presentes tras proponer reducir el IVA al 0 % y financiarlo eliminando la cooperación al desarrollo: "Quizá tengan un poco más de hambre en África, pero no aquí", dijo, provocando silbidos. El líder ultraderechista abandonó rápidamente el recinto, mientras sus rivales calificaban el encuentro de "caótico" y "lleno de acusaciones", según el euroescéptico Joost Eerdmans (JA21).
Los debates habían sido cordiales hasta el jueves pasado, cuando la reincorporación de Wilders, que había suspendido su campaña por motivos de seguridad, alteró el tono de los contendientes.
A la fragmentación y la desconfianza hacia la clase política, se suma en estos comicios la indecisión: un número elevado de votantes aún no ha decidido su elección. Esta noche se celebrará el último debate televisado, el intento final de atraer a los escépticos antes del cierre de campaña.