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Trump gira y desliza ahora que podría hablar con Maduro: ¿qué está pasando en el Caribe?

Trump gira y desliza ahora que podría hablar con Maduro: ¿qué está pasando en el Caribe?

El presidente estadounidense deja la puerta abierta a entablar conversaciones en un momento de máxima incertidumbre y de escalada militar, en el que el Gobierno venezolano prepara a Ejército y población civil para hacer frente a una eventual intervención directa de EEUU en su territorio. Ah, tarareando el 'Imagine' de John Lennon.

Se ha vendido como una operación especial de EEUU, sin precedentes, en la lucha contra el narcotráfico. Se ha catalogado y se ha puesto la mirilla sobre una banda de narcotraficantes como el gran enemigo a abatir, al tiempo que incluso se ha colocado al máximo dirigente de un país como supuesto líder de ese organigrama delictivo. Y, en medio de lo que ya se considera una escalada sin precedentes en Sudamérica y, más concretamente, en la costa caribeña, la Casa Blanca ha vuelto a dar una virada de último momento. 

A través del propio presidente estadounidense, Donald Trump, se ha anunciado la posibilidad de que los gobiernos de EEUU y de Venezuela entablen conversaciones en un contexto en el que la Administración Trump -también en boca del mandatario- ha asegurado que "más o menos" ya tienen "tomada la decisión". En este caso, "decisión" es un eufemismo que abarca desde una hipotética intervención militar terrestre directa -algo que no se veía desde los casos de la isla de Granada (1983) y de Panamá (1989)-.

Una vez más, en conversaciones con los periodistas que acompañan a Trump abordo del Air Force One, Trump ha vuelto a romper esquemas con un simple comentario ante de subirse al avión presidencial, en el aeropuerto de West Palm Beach (Florida). "Es posible que tengamos algunas conversaciones con [Nicolás] Maduro", ha dejado caer cuando le preguntaban por la 'operación Lanza del Sur'. La misma campaña militar que cuenta con el reciente despliegue del mayor y más moderno portaaviones, el USS Gerald R. Ford, con sus decenas de aviones de combate de última generación y 5.000 marines abordo. Y que se sumó a lo que ya había antes desplegado: ocho buques de guerra, un submarino nuclear y los temidos cazas F-35.

"Veremos qué sucede (...) Hablo con cualquiera"
Donald Trump, presidente de EEUU, tras ser preguntado sobre si entablaría conversaciones con Nicolás Maduro

Trump no se ha quedado ahí al deslizar que podría hablar con el gobierno del mismo mandatario que EEUU no reconoce como legítimo -más allá del caso de las últimas elecciones, consideradas un fraude por buena parte de la comunidad internacional, y en las que el Ejecutivo venezolano se ha negado a entregar las actas electorales-. "Veremos qué sucede", ha soltado el actual inquilino del Despacho Oval, no sin antes remarcar que independientemente de cuál haya sido la postura de EEUU hasta el momento, en su caso "hablo con cualquiera".

Tarareando el 'Imagine' de John Lennon, con los lanzamisiles a punto

En este sentido, las últimas horas han sido especialmente convulsas en el tira y afloja de EEUU con Venezuela. "Estamos impidiendo que los narcotraficantes y las drogas entren en nuestro país", ha asegurado Trump, en relación con el ya vigésimo primer bombardeo sobre embarcaciones, supuestamente, de narcotraficantes en el Caribe y en el Pacífico sur. Cerca de 80 personas han perdido la vida fruto de estos ataques que no cuenta con autorización del Congreso de EEUU y que distintas oenegés en defensa de los derechos humanos tachan de "ejecuciones extrajudiciales ilegales", como el caso de Amnistía Internacional.

El propio secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, anunció la designación del Cártel de los Soles, como una "organización terrorista extranjera", al tiempo que situó al propio Maduro como su máximo jefe, si bien ya pesaba sobre él una recompensa por su cabeza de 50 millones de dólares estadounidenses. Washington sostiene que el Cártel de los Soles brinda apoyo al Tren de Aragua, la organización a la que atribuye los cadáveres flotantes tras sus bombardeos a las lanchas. Pero es algo más que una consideración, puesto que esa designación permite a EEUU actuar legalmente contra quien apoye a esta organización, considerándolo un delito.

Eso también aplica en lo referente a la figura de Nicolás Maduro. El responsable de la política exterior estadounidense no ha ocultado que colocar al mandatario venezolano en la cúspide de ese cártel,  le daría carta blanca a EEUU -en realidad, según las leyes del propio EEUU y no el derecho internacional- para atacar bienes y propiedades de Maduro. Eso sí, Rubio ya se mostraba cauto antes de las palabras de Trump: "Nos permite hacerlo, pero no hemos dicho que vayamos a hacerlo".

Por su parte, Maduro continúa con la estrategia de reclamar la paz y advertir a la comunidad internacional de que se está a tiempo de evitar "otra Gaza" en la región. Lo ha hecho con su habitual estilo, en el que incluso ha aprovechado una intervención pública para entonar una canción que en realidad es un himno de la paz, el Imagine de John Lennon. Con todo, Maduro ha recordado que tanto el Ejército venezolano como la población civil que ha sido movilizada en los últimos meses -con adiestramiento militar- están preparado para defender la patria. 

De forma paralela, y como uno de los factores que acrecientan los temores a que realmente EEUU vaya a intervenir militarmente en un país extranjero, la líder opositora -y premio Nobel de la Paz- María Corina Machado ha multiplicado sus llamamientos al Ejército venezolano a que deponga las armas ante un eventual levantamiento del pueblo,  "cuando llegue el momento". 

En esa línea, el propio Maduro y el ministro de Interior, Diosdado Cabello, han dibujado ya las líneas maestras de una defensa que podría suponer más de un quebradero de cabeza para el Ejército de una potencia como EEUU. Caracas ha adaptado sus capacidades defensivas a las características clave que marcan su amplio, vasto y orográficamente complicado territorio. Además de instruir y facilitar armas ligeras a parte de la población para la creación de milicias populares de defensa, también ha dispuesto una red de unos 5.000 lanzamisiles colocados en puntos estratégicos. 

No son bazucas al uso, pero tienen este formato. Se trata de lanzaderas de misiles de defensa antiaérea 'Super Igla' que podrían causar daños cuantiosos en aeronaves como helicópteros y otros sistemas de transporte de tropas. "El que quiera entender, entendió", dejó caer Maduro hace semanas, también entonando el inglés para pedir "peace".

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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