Ucrania moldea el campo de batalla para la contraofensiva que nadie sabe cuándo será

Ucrania moldea el campo de batalla para la contraofensiva que nadie sabe cuándo será

Hay quien dice que ya ha empezado y quien la sitúa en verano, para organizarla mejor. Kiev prepara el terreno, integra las nuevas armas y ataca puntos clave de Rusia, un esfuerzo extraordinario porque la apuesta es estratégicamente vital.

Un soldado ucraniano, retratado en el frente de Donetsk, el pasado 28 de mayo.Muhammed Enes Yildirim / Anadolu Agency via Getty Images

"Llegó el momento de recuperar lo que es nuestro". Habla el general Valerii Zaluzhnyi, comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en un vídeo propagandístico en el que se ve a sus soldados entrenando con tanques alemanes y manejando lanzacohetes de Estados Unidos. Se hizo público el sábado pasado, a través de su canal de Telegram, y disparó las especulaciones en todo el mundo: ¿acaso viene ya la ofensiva ucraniana de primavera? Es una pregunta que sólo Kiev y sus aliados más estrechos pueden responder ahora mismo, porque lo cierto es que, tras el aviso, vino el silencio. 

Obviamente, si hay un elemento a favor con el que cuenta quien lanza la ofensiva es el factor sorpresa, por eso no hay detalles oficiales sobre acumulación de tropas o movimientos de armamento; dar pistas violaría la ley marcial impuesta en el país, además. Los dirigentes juegan al despiste y es lo esperado. Hay comentarios que han hecho creer inminente la reconquista varias veces en mayo, pero el propio presidente, Volodimir Zelenski, dijo a principios de ese mes que necesitaba "más tiempo" para permitir la entrega de nuevo material occidental y ensamblarlo correctamente en sus fuerzas armadas. Aún así, el lunes pasado apuntó que se había fijado el momento de la contraofensiva, pero no proporcionó más detalles del día marcado en su calendario. Su viceministra de Defensa, Hanna Maliar, ha reiterado varias veces que no iban a "anunciar" nada, y el máximo asesor del presidente, Mykhailo Podolyak, ha enfatizado que "el mundo no debería esperar un momento concreto". "No es un evento único que comenzará a una hora específica, de un día específico, con el corte solemne de una cinta roja", avisa. 

Los analistas militares de todo el mundo han estado escudriñando el más mínimo movimiento en Ucrania desde finales del invierno, con la esperanza de comprender mejor la estrategia del Estado Mayor del país, que ha logrado mantener sus operaciones en secreto durante los 15 meses de invasión que ya se arrastran. La gama de posibilidades es amplia. Lo que llega por ahora del terreno, por boca de la prensa internacional desplegada en la zona, es lo único cierto: Ucrania está preparando el escenario para sus futuras operaciones. Es la única certeza. 

Desde hace bastantes semanas, los ataques a las instalaciones logísticas rusas han ido en aumento, especialmente en zonas alejadas del frente. Todos los días y todas las noches, depósitos de combustible y municiones, nudos ferroviarios, infraestructuras de telecomunicaciones, puestos de mando y alojamientos de los soldados son blanco de proyectiles, cohetes y drones en los territorios ocupados por Rusia, pero también en suelo ruso, una variante que está enfadando mucho en el Kremlin. ¿Es eso ya la ofensiva, acaso ha empezado? Es lo que afirman los soldados en el frente de Bajmut a medios como France 24. No hay confirmación oficial. 

Le demos el nombre que le demos a esta fase, lo que está haciendo ya Ucrania es moldear el terreno, facilitando la ofensiva en posibles flancos, y Rusia hace lo propio, tratando de prevenir. Esta campaña de artillería supone dar forma y es un requisito previo para cualquier ofensiva a gran escala. Su meta principal es debilitar al enemigo destruyendo sus sistemas de apoyo o también obligándolo a retirarse lejos del frente. La doctrina militar rusa, que privilegia los ferrocarriles sobre las carreteras para el abastecimiento de sus tropas, constituye una ventaja para los ucranianos, mirado desde ese ángulo. Un ferrocarril es más fácil de destruir que una carretera y más difícil de reparar. En eso están los soldados de Kiev. 

Para llevar a cabo esta "conformación", en argot militar, los ucranianos han estado utilizando equipos occidentales como los lanzacohetes HIMARS, que pueden alcanzar objetivos a una distancia de hasta 70 kilómetros o incluso a 150 kilómetros con bombas guiadas GLSDB. Mejor aún, el ejército local acaba de recibir misiles británicos aire-tierra Storm Shadow, con un alcance de más de 250 kilómetros. Los primeros proyectiles de este tipo ya se han visto en Ucrania, sobre todo en Lugansk, en Donbas, y en una base aérea en Berdiansk, cerca de Mariupol

"Ya hay algún tipo de trabajo en marcha para aumentar la intensidad del bombardeo del apoyo logístico de Rusia, con el fin de reducir sus capacidades de combate en el futuro cercano, para aflojar sus defensas”, dijo el asesor presidencial Podolyak a la CNN en una entrevista. Eso entra dentro de estas "operaciones de configuración" o de "moldeado", llamadas así porque tienen como objetivo "dar forma" al campo de batalla y que están confirmadas por altos funcionarios de EEUU desde mediados de mayo, con filtraciones a la prensa estadounidense. Es una condición previa de cualquier intento de ofensiva y en ello están. 

Estas operaciones más pequeñas son sólo una muestra de la ofensiva más grande, con ambiciosos objetivos, que Ucrania ha anunciado sin complejos. Ha hecho de la reconquista de toda la tierra ocupada, ahora o en 2014, la mayor promesa a su gente. Rusia tiene hoy más o menos el 20% de su país. Kiev sabe que sola no pude, pese a la sorprendente resistencia mostrada hasta ahora y aplaudida por el mundo entero. De ahí que se multipliquen desde primeros de año los llamamientos a Occidente para que aumente su ayuda, la afine y le permita acometer retos hasta ahora imposibles. 

"Si hay entregas oportunas de grandes cantidades de los componentes consumibles necesarios, y estoy hablando de proyectiles, drones y misiles, entonces, por supuesto, matemáticamente la guerra puede terminar este año", ha llegado a afirmar el asesor Polodyak. "Pero sin duda terminará en las fronteras de Ucrania como estaban en 1991, con la desocupación de Crimea, y sin duda con el comienzo de un proceso masivo de transformación del sistema político de Rusia", avisa. Hoy por hoy, es innegociable. 

Todo lo que hace falta para tener éxito

Ese es el marco en el que nos movemos en estos días inciertos, en los que se mira de reojo a Ucrania esperando el anuncio de las operaciones, de un momento a otro, o quizá más tarde, un mes más, ya en verano, o quizá nunca haya anuncio y todo se sepa cuando esté hecho, como pasó con la ofensiva de Jarkov, el mayor golpe de efecto hasta la fecha.  Anne Claessen, colaboradora del Real Instituto Superior de Defensa belga, dice que es "imposible" saber más de lo que ya se sabe, "imposible y acertado que no se sepa". "Es un complejo desafío y el silencio es el mejor aliado", resuelve. Insiste en que quien tiene que pasar a la ofensiva -el atacado, en este caso-, tiene en su mano la posibilidad de elegir el momento y el lugar y que es la "mejor" baza para hacer apuestas y ganar. 

La analista habla de una "exitosa" planificación de esta ofensiva no desde invierno, sino desde antes, desde septiembre, cuando se logró el tanto en el noroeste del país. "Se han extendido y perfeccionado las labores de inteligencia, se ha dañado a las líneas rusas, se han atacado sus suministros con logros sensibles, se han situado operadores en puntos clave y se ha estabilizado la comunicación con la resistencia en las zonas ocupadas. Todo eso se ha avanzado y con buenos resultados. Sin embargo, ahora estaba el reto más complicado: unir todo, engrasar la maquinaria y lograr una verdadera potencia de combate que recupere territorio", indica. 

Kiev busca el "éxito", sabe que "no puede perder, no puede haber errores", porque Moscú lo aprovecharía de forma casi definitiva, pero se ve obligado a avanzar en toda esa estrategia sumada y, a la vez, a "sincronizar todo ello con la ayuda" aliada que ha pedido y le ha ido llegando. No puede haber ofensiva que triunfe si antes "no ha llegado el material, no se ha formado al personal, no han regresado esos soldados y practicado en su terreno, no han conectado los nuevos conocimientos con los viejos, no han puesto a trabajar conjuntamente los dos arsenales, no han sumado y probado todo, no lo han movido sobre el terreno y han visto sus verdaderas capacidades", señala Claessen. 

Ucrania, recuerda, es un país grande y con un extenso frente de batalla y eso no se hace en dos días. No es sólo recibir el paquete de Alemania, de Reino Unido o de Estados Unido ni es sólo tener el terreno seco -el barro era uno de los mayores obstáculos para la ofensiva hasta ahora, tras la lluvia y el hielo-, es que hay que "ensamblar de forma operativa" todo y en todas las partes de interés. En Defensa se resume esta estrategia con las siglas RSOI: Reception, Staging, Onward movement and Integration, o lo que es lo mismo, recepción, puesta en terreno, movimiento hacia adelante e integración. 

¿Han sido lentos los ucranianos con esto? Lo niega de plano. "Al contrario, han sido bastante buenos en la adaptación, hay que recordar que su ejército no era el más potente y que vivía de material antiguo, mucho de la época de la URSS. Ha sido un cambio enorme asumir armamento y munición del espacio OTAN", explica. Tampoco han tenido el material "en febrero de 2022", cuando comenzó la operación militar especial de Vladimir Putin, sino que la llegada de los tanques Leopard, por ejemplo, no se desbloqueó hasta enero y pasaron luego semanas hasta que llegaron. 

"Para atacar y ser efectivos hacen falta líneas seguridad, suministros, potencia de disparo y puntería, destreza al mover el material sobre el país y fuerza bien entrenada. Hasta ahora, todo sumado, no se ha visto en Ucrania, y como no ha habido garantías de éxito, entiendo que es por lo que no podemos hablar de ofensiva", concluye. Sin olvidar, además, "el día después": no se puede acometer una reconquista sin planificar lo que se va a hacer con la tierra reconquistada, que necesitará de enormes recursos para reconstrucción, ayuda humanitaria o suministros. 

La réplica rusa

Kiev, por sus múltiples portavoces, ha insistido en que la contraofensiva será, que aspira a que sea fructífera, pero también en que sabe que será "complicada" y llevará "tiempo", en palabras de la número dos de Defensa. Está llevando a cabo un esfuerzo extraordinario porque lanzar la reconquista es estratégicamente vital para el país invadido y no se puede permitir fallar. 

Rusia, por sus medios y propaganda, niega la mayor: si no ha habido ofensiva hasta ahora es porque se ha frustrado por la reducción en la existencia de armas occidentales, gracias a los ataques de precisión de sus soldados. 

Es un mensaje que tampoco se repite tanto, porque de la contra es mejor no hablar, que las promesas de ayuda y de refuerzo pueden afectar a la moral de la tropa. Para mejorarla, lo que está haciendo el presidente Putin es retomar los ataques aéreos, enfocados en civiles y en infraestructuras esenciales, como se ha visto esta semana con la mayor andanada con drones sobre Kiev, la capital, desde que comenzó la guerra. De nuevo el plan es destruir, asustar y llevar a la miseria, en plena semana del 1.541º aniversario de la ciudad y cuando la OTAN ha informado de que, desde enero, ha perdido al menos 18.000 efectivos entre muertos, heridos y prisioneros, con daño en las fuerzas armadas y en los milicianos de Wagner.

Los servicios de Inteligencia de Reino Unido han subrayado esta semana que, desde el inicio del mes de mayo, "Rusia ha cedido cada vez más la iniciativa en el conflicto" y se está centrando principalmente en "reaccionar a las acciones ucranianas". Moscú habría lanzado durante este mes 20 ataques con aparatos no tripulados y misiles de crucero en zonas en el interior de Ucrania. "A nivel operativo, los comandantes rusos probablemente están intentando generar fuerzas de reserva para posicionarlas donde creen que tendrá lugar un contraataque ucraniano", antes de sostener que "esto probablemente se ha visto socavado por el envío de fuerzas poco comprometidas para tapar huecos en la línea de frente en torno a Bajmut", añade su reporte.

El reto de los cielos

Londres señala además que Rusia "ha tenido poco éxito en sus probables objetivos de neutralizar las mejoradas defensas aéreas de Ucrania y destruir a las fuerzas de contraataque ucranianas". Sin embargo, eso ha sido apenas en los últimos días. Hay un daño hecho y más por hacer. Moscú está inquieta por el arsenal que llega de Occidente y por eso trata de agotar las defensas aéreas y las reservas de munición ucranianas, porque mucho se habla de la ofensiva terrestre, pero en los cielos también se juega esta guerra, y las cosas no pintan bien para Ucrania en este extremo.

Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, ha publicado precisamente un informe -con fecha 23 de mayo- en el que analiza esta situación y sus conclusiones no son muy positivas para Kiev. "Mientras se espera que Ucrania ponga en marcha una ofensiva terrestre a corto plazo, la ofensiva aérea rusa está acabando con los stocks de munición de los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania y podría terminar con la situación de paridad aérea actual", arranca. 

"(...) La guerra de desgaste condujo a un incremento de los ataques aéreos rusos a objetivos estratégicos en el interior de Ucrania", explica el analista, pero indica que pese al uso ruso de misiles de crucero, balísticos, hipersónicos o drones a infraestructuras clave, Ucrania supo "contrarrestar" las cosas con material propio y aliado (Patriots, Aster, Hawk, Iris-T y NASAMS, cita por ejemplo) y ha llegado a anular el 90% de las amenazas. 

Sin embargo, la situación puede ser "desfavorable" para Kiev en los cielos porque la "estrategia rusa de saturación" de Moscú obliga a consumir más municiones, a un ritmo que hoy no se puede mantener. "Los inventarios ucranianos de misiles para sus sistemas antiaéreos se están agotando y no existe suministrador alternativo fuera de la Federación Rusa", afirma el documento. Es complicado mantener el ritmo de uso y reposición actual. Si Rusia mantiene la presión actual, "las defensas antiaéreas ucranianas no tardarán en agotar sus municiones y tendrán que establecer prioridades de empleo para sus lanzadores", augura. 

Entonces será fácil para la gente de Putin encontrar "brechas" en el espacio ucraniano, lo que supone dos cosas: que se podrá acceder con "más facilidad" a blancos civiles que estaban protegidos hasta ahora y que "la guerra podría entrar en una nueva fase de un mayor sufrimiento y daño para la población, las infraestructuras y la vida cotidiana". Zelenski, por eso, no se cansa de pedir el cierre del espacio aéreo, una zona de exclusión aérea o, al menos, cazas para contrarrestar al Kremlin. Para evitar que la "ventaja estratégica" rusa por aire neutralice todos los esfuerzos que planea por tierra, lleguen cuando lleguen y por donde lleguen.

Lo ha vuelto a repetir este jueves, en Moldavia, cuando ha reclamado a los aliados un escudo antimisiles. "Es muy importante nuestra propuesta de construir un escudo aéreo, o un escudo de defensa aérea, para todo el continente europeo", defendió, porque sistemas como los Patriot, que citó expresamente, son "totalmente insuficientes" para garantizar la seguridad de las "grandes ciudades e infraestructuras críticas" ante los misiles balísticos rusos. 

La pelea es en todos los frentes. Igual de dura. 

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