Tras 53 años, el satélite ruso Kosmos 482 regresará a la Tierra y parece que no lo hará libre de riesgos. Según informa, su regreso a la atmósfera está planeado para que se produzca entre el 7 y 13 de mayo, es decir en una semana. Pero el problema se encuentra en dónde caerá exactamente, ya que existe riesgo de que que impacte en una zona habitada.

De hecho, califican la reentrada en la atmósfera de "incontrolada" y su regreso al plantea genera actualmente una alta preocupación entre los expertos. El objetivo era que Kosmos 482 enviara una sonda que explorara Venus, pero tras más de medio siglo, regresará a la Tierra sin haber completado su misión.

El satélite fue enviado en marzo de 1972 al espacio, pero apenas nueve años después (1981), el cuerpo principal de la nave cayó a la atmósfera, aunque se desintegraría en su regreso. Sin embargo, la cápsula de aterrizaje permaneció en órbita alrededor de la Tierra, que iría perdiendo altitud con el paso de los años.

Una de las cuestiones más comunes es que, si el cuerpo se desintegró, por qué no pasaría lo mismo con el resto de la nave a su entrada en la atmósfera terrestre. Pues bien, la respuesta es simple: la cápsula está preparada para aguantar el calor del reingreso a la atmósfera, ya que cuenta con un escudo térmico, lo que le permitiría no desintegrarse a su entrada y así caer en la superficie de forma descontrolada.

Por su parte, el astrónomo Jonathan McDowell, afirmó recientemente que es muy poco probable que Kosmos 482 cause muertes. Concretamente, afirma que la posibilidad de impacto sobre una persona es de "una entre miles", pero asegura que su tamaño -similar al de un automóvil- caerá con toda la fuerza y "a una velocidad de entre 160 y 320 kilómetros por hora".

Con todo y pese a la incertidumbre que existe, afirman que la probabilidad de que caiga en una zona habitada es extremadamente pequeña por el sencillo motivo de que la mayor parte de la Tierra se encuentra deshabitada.

Finalmente y respecto al reingreso se espera que Kosmos 482  entre a la atmósfera a unos 27.000 km/h, aunque por el calor generado por la compresión de la atmósfera durante el descenso hará que la cifra baje sustancialmente hasta los entre 320 y 480 km/h.

En lo que respecta a la caída, se desconoce en qué punto exacto caerá pero los científicos estiman que podrían caer en cualquier latitud entre las latitudes de entre 52 grados norte y los 52 sur, lo que cubriría regiones de Europa, Asia, América, África y Oceanía.

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