Podemos y PSOE: llamados a entenderse

Podemos y PSOE: llamados a entenderse

Es necesario que se dialogue y que se hagan los esfuerzos necesarios para tejer una alianza estable y responsable en favor del PSOE, de Podemos y de todos aquellos partidos que se quieran sumar. Lo que parece obvio es que, en tal posibilidad, no hay lugar para quienes no se han enterado que España necesita medidas de urgencia social y de orden territorial que no puede seguir cayendo en un saco roto, como si nada sucediese.

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Foto: SERGIO PÉREZ/REUTERS

La situación política actual en España se encuentra entre dos aguas. De un lado, lastrada por un Partido Popular que durante cuatro años ha negado cualquier atisbo de diálogo con el resto del continuum ideológico español y que ahora, por la necesidad, busca lanzar puentes sin ningún tipo de empatía más allá de su alter ego, Ciudadanos. De otro lado, un PSOE inmerso en una batalla intestina de egos, en la que emerge el interés de los barones territoriales más conservadores, con Susana Díaz a la cabeza, junto a resentidos con la actual Secretaría General, como Eduardo Madina, y las posiciones de la vieja guardia del partido, cada vez más conservadora, encabezada por Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba. Vieja guardia a la que la etiqueta "socialista" y "obrera" le queda muy lejos. Y es que todos estos tienen algo en común: negar cualquier tipo de alianza con Podemos.

Podemos, todo sea dicho, ha sido el partido que mejor ha aprovechado el impasse, al ser el primero en ofrecer una posibilidad real, definida y concreta de gobierno. Y es que he aquí la única posibilidad de poder pensar en un Ejecutivo sin nuevas elecciones. Ni el Partido Popular ni Ciudadanos permiten albergar un horizonte en política social diferente al realizado hasta el momento. Privatizaciones, externalizaciones, desregulaciones y copagos. Vamos, nada nuevo, y lo más preocupante, nada que permita paliar la dramática situación social que atraviesa España, puesta en evidencia no solo con el último informe de Intermón Oxfam -por completo desgarrador- sino visible con un simple repaso a los indicadores que la Unión Europea, a través de Eurostat, recoge para los Estados miembros. Por si fuera poco, ni el Partido Popular ni Ciudadanos se han enterado hasta el momento que España es una nación política con diferentes naciones culturales en las que urge paliar un desencanto y una fractura a la que la idea rancia de España, encarnada en el Partido Popular, ha hecho mucho, pero mucho daño.

Dicho de otro modo, únicamente Podemos y el PSOE son los dos grandes partidos con capacidad nacional para tejer un marco de alianzas políticas, al menos en este momento, con el resto de integrantes de nuestro actual multipartidismo atomizado. Un marco de alianzas políticas que, cuando menos, debe entenderse sobre la base de intercambios cooperativos, mutuamente satisfactorios, donde la cuestión territorial debe afrontarse con la complejidad que amerita. De igual forma, Podemos y PSOE son los dos grandes partidos de la actualidad con capacidad para poner en marcha una nueva impronta a la política pública predominante, inspirada en torno a la palabra "recorte" y a la que, de manera urgente, necesita ponerse fin. Dicho de otro modo, se trata de devolver la democracia a la ciudadanía. Ello, bien derogando leyes como la Ley Mordaza o la reforma laboral; bien proponiendo otras en favor de una mayor progresividad fiscal, una regeneración energética o una persecución real a la corrupción y el fraude fiscal.

El PSOE tiene la posibilidad de escapar de la desnaturalización progresiva a la que se ha sometido la socialdemocracia europea, en Alemania, en Reino Unido o en Francia.

Y digo capacidad porque en el fondo, el PSOE tiene ante sí la posibilidad de recuperar unas raíces perdidas en los últimos años. Una pérdida que permite entender la sangría de votos que, pese a todo, ha llevado al partido a obtener su peor resultado desde las elecciones de 1977. Recordemos que el PSOE fue el primero en socializar las consecuencias de la crisis, en forma de recortes, sobre quienes no habían sido sus responsables. El PSOE fue el partido que promovió la reforma constitucional sobre el artículo 135 de la CE o quién contribuyó a precarizar y empobrecer a los españoles gracias a la reforma laboral y su correspondiente flexibilización del mercado laboral.

Con todo lo anterior, sin embargo, el PSOE tiene la posibilidad de escapar de la desnaturalización progresiva a la que se ha sometido la socialdemocracia europea, en Alemania, en Reino Unido o en Francia. Tiene la posibilidad de volver a abanderar una bandera de progreso, de Estado de bienestar y de ciudadanía social, tal y como pudo hacerse durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Para ello, la empresa no es sencilla, pues a Pedro Sánchez no le queda otra que desobedecer a sus barones territoriales y a la vieja guardia del partido, la cual parece preferir antes un gobierno conservador que una alianza con Podemos.

En conclusión, es necesario que se dialogue y que se hagan los esfuerzos necesarios para tejer una alianza estable y responsable en favor del PSOE, de Podemos y de todos aquellos partidos que se quieran sumar. Lo que parece obvio es que, en tal posibilidad, no hay lugar para quienes no se han enterado que España necesita medidas de urgencia social y de orden territorial que no puede seguir cayendo en un saco roto, como si nada sucediese.