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El reloj más antiguo de Japón es español y fue un obsequio de Felipe III

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Fue un gesto de agradecimiento por la colaboración ciudadana.

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El reloj más antiguo de Japón es español y fue un obsequio de Felipe III

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Shizuoka, Japón en el Santuario Kunozan Toshogu.Getty Images

En el corazón del santuario Kunozan Toshogu, en Japón, se conserva uno de los tesoros más antiguos y valiosos del país. Se trata de un reloj español del siglo XVI, obsequiado en 1611 por el rey Felipe III al shogun Tokugawa Ieyasu. Esta pieza única, fabricada en Madrid por el maestro relojero Hans de Evalo, es el reloj más antiguo de Japón.

El reloj fue entregado a Ieyasu como un gesto de gratitud por parte de España. Dos años antes, en 1609, un barco español había naufragado frente a la costa japonesa, en la actual prefectura de Chiba. Gracias a la intervención de los habitantes locales, 317 de los 373 marinos a bordo fueron rescatados.

En reconocimiento a este acto de humanidad, Felipe III envió al comerciante y militar español, Sebastián Vizcaíno, como embajador para agradecer personalmente al shogun. Junto con el reloj, se cree que Vizcaíno entregó otros obsequios, como retratos de la familia real española, aunque estos se han perdido con el tiempo.

Un tesoro de la relojería española

El reloj de Kunozan Toshogu no era una pieza cualquiera. Diseñado por Hans de Evalo en 1581, destacaba por su avanzada tecnología para la época, con un mecanismo de resorte de bronce dorado y detalles decorativos de gran precisión. A pesar de que el huso horario japonés es diferente del español, el shogun lo exhibió en su habitación como una de sus posesiones favoritas.

Tras la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj fue trasladado al santuario Kunozan Toshogu, donde se ha conservado durante más de 400 años. David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico, lo calificó en 2017 como una pieza única en el mundo, ya que mantiene intactas casi todas sus partes originales.

Más allá de su valor material y tecnológico, este reloj representa un momento clave en la historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón. Durante el siglo XVII, los europeos buscaban establecer lazos comerciales con Japón, pero el país pronto se cerraría al mundo desde 1639 hasta 1868 en el periodo de Sakoku, que significa "el país en cadenas".

En el corazón del santuario Kunozan Toshogu, en Japón, se conserva uno de los tesoros más antiguos y valiosos del país. Se trata de un reloj español del siglo XVI, obsequiado en 1611 por el rey Felipe III al shogun Tokugawa Ieyasu. Esta pieza única, fabricada en Madrid por el maestro relojero Hans de Evalo, es el reloj más antiguo de Japón.

El reloj fue entregado a Ieyasu como un gesto de gratitud por parte de España. Dos años antes, en 1609, un barco español había naufragado frente a la costa japonesa, en la actual prefectura de Chiba. Gracias a la intervención de los habitantes locales, 317 de los 373 marinos a bordo fueron rescatados.

En reconocimiento a este acto de humanidad, Felipe III envió al comerciante y militar español, Sebastián Vizcaíno, como embajador para agradecer personalmente al shogun. Junto con el reloj, se cree que Vizcaíno entregó otros obsequios, como retratos de la familia real española, aunque estos se han perdido con el tiempo.

Un tesoro de la relojería española

El reloj de Kunozan Toshogu no era una pieza cualquiera. Diseñado por Hans de Evalo en 1581, destacaba por su avanzada tecnología para la época, con un mecanismo de resorte de bronce dorado y detalles decorativos de gran precisión. A pesar de que el huso horario japonés es diferente del español, el shogun lo exhibió en su habitación como una de sus posesiones favoritas.

Tras la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj fue trasladado al santuario Kunozan Toshogu, donde se ha conservado durante más de 400 años. David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico, lo calificó en 2017 como una pieza única en el mundo, ya que mantiene intactas casi todas sus partes originales.

Más allá de su valor material y tecnológico, este reloj representa un momento clave en la historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón. Durante el siglo XVII, los europeos buscaban establecer lazos comerciales con Japón, pero el país pronto se cerraría al mundo desde 1639 hasta 1868 en el periodo de Sakoku, que significa "el país en cadenas".

En el corazón del santuario Kunozan Toshogu, en Japón, se conserva uno de los tesoros más antiguos y valiosos del país. Se trata de un reloj español del siglo XVI, obsequiado en 1611 por el rey Felipe III al shogun Tokugawa Ieyasu. Esta pieza única, fabricada en Madrid por el maestro relojero Hans de Evalo, es el reloj más antiguo de Japón.

El reloj fue entregado a Ieyasu como un gesto de gratitud por parte de España. Dos años antes, en 1609, un barco español había naufragado frente a la costa japonesa, en la actual prefectura de Chiba. Gracias a la intervención de los habitantes locales, 317 de los 373 marinos a bordo fueron rescatados.

En reconocimiento a este acto de humanidad, Felipe III envió al comerciante y militar español, Sebastián Vizcaíno, como embajador para agradecer personalmente al shogun. Junto con el reloj, se cree que Vizcaíno entregó otros obsequios, como retratos de la familia real española, aunque estos se han perdido con el tiempo.

Un tesoro de la relojería española

El reloj de Kunozan Toshogu no era una pieza cualquiera. Diseñado por Hans de Evalo en 1581, destacaba por su avanzada tecnología para la época, con un mecanismo de resorte de bronce dorado y detalles decorativos de gran precisión. A pesar de que el huso horario japonés es diferente del español, el shogun lo exhibió en su habitación como una de sus posesiones favoritas.

Tras la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj fue trasladado al santuario Kunozan Toshogu, donde se ha conservado durante más de 400 años. David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico, lo calificó en 2017 como una pieza única en el mundo, ya que mantiene intactas casi todas sus partes originales.

Más allá de su valor material y tecnológico, este reloj representa un momento clave en la historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón. Durante el siglo XVII, los europeos buscaban establecer lazos comerciales con Japón, pero el país pronto se cerraría al mundo desde 1639 hasta 1868 en el periodo de Sakoku, que significa "el país en cadenas".

En el corazón del santuario Kunozan Toshogu, en Japón, se conserva uno de los tesoros más antiguos y valiosos del país. Se trata de un reloj español del siglo XVI, obsequiado en 1611 por el rey Felipe III al shogun Tokugawa Ieyasu. Esta pieza única, fabricada en Madrid por el maestro relojero Hans de Evalo, es el reloj más antiguo de Japón.

El reloj fue entregado a Ieyasu como un gesto de gratitud por parte de España. Dos años antes, en 1609, un barco español había naufragado frente a la costa japonesa, en la actual prefectura de Chiba. Gracias a la intervención de los habitantes locales, 317 de los 373 marinos a bordo fueron rescatados.

En reconocimiento a este acto de humanidad, Felipe III envió al comerciante y militar español, Sebastián Vizcaíno, como embajador para agradecer personalmente al shogun. Junto con el reloj, se cree que Vizcaíno entregó otros obsequios, como retratos de la familia real española, aunque estos se han perdido con el tiempo.

Un tesoro de la relojería española

El reloj de Kunozan Toshogu no era una pieza cualquiera. Diseñado por Hans de Evalo en 1581, destacaba por su avanzada tecnología para la época, con un mecanismo de resorte de bronce dorado y detalles decorativos de gran precisión. A pesar de que el huso horario japonés es diferente del español, el shogun lo exhibió en su habitación como una de sus posesiones favoritas.

Tras la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj fue trasladado al santuario Kunozan Toshogu, donde se ha conservado durante más de 400 años. David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico, lo calificó en 2017 como una pieza única en el mundo, ya que mantiene intactas casi todas sus partes originales.

Más allá de su valor material y tecnológico, este reloj representa un momento clave en la historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón. Durante el siglo XVII, los europeos buscaban establecer lazos comerciales con Japón, pero el país pronto se cerraría al mundo desde 1639 hasta 1868 en el periodo de Sakoku, que significa "el país en cadenas".

En el corazón del santuario Kunozan Toshogu, en Japón, se conserva uno de los tesoros más antiguos y valiosos del país. Se trata de un reloj español del siglo XVI, obsequiado en 1611 por el rey Felipe III al shogun Tokugawa Ieyasu. Esta pieza única, fabricada en Madrid por el maestro relojero Hans de Evalo, es el reloj más antiguo de Japón.

El reloj fue entregado a Ieyasu como un gesto de gratitud por parte de España. Dos años antes, en 1609, un barco español había naufragado frente a la costa japonesa, en la actual prefectura de Chiba. Gracias a la intervención de los habitantes locales, 317 de los 373 marinos a bordo fueron rescatados.

En reconocimiento a este acto de humanidad, Felipe III envió al comerciante y militar español, Sebastián Vizcaíno, como embajador para agradecer personalmente al shogun. Junto con el reloj, se cree que Vizcaíno entregó otros obsequios, como retratos de la familia real española, aunque estos se han perdido con el tiempo.

Un tesoro de la relojería española

El reloj de Kunozan Toshogu no era una pieza cualquiera. Diseñado por Hans de Evalo en 1581, destacaba por su avanzada tecnología para la época, con un mecanismo de resorte de bronce dorado y detalles decorativos de gran precisión. A pesar de que el huso horario japonés es diferente del español, el shogun lo exhibió en su habitación como una de sus posesiones favoritas.

Tras la muerte de Ieyasu en 1616, el reloj fue trasladado al santuario Kunozan Toshogu, donde se ha conservado durante más de 400 años. David Thompson, jefe del departamento de relojería del Museo Británico, lo calificó en 2017 como una pieza única en el mundo, ya que mantiene intactas casi todas sus partes originales.

Más allá de su valor material y tecnológico, este reloj representa un momento clave en la historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón. Durante el siglo XVII, los europeos buscaban establecer lazos comerciales con Japón, pero el país pronto se cerraría al mundo desde 1639 hasta 1868 en el periodo de Sakoku, que significa "el país en cadenas".

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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