Saltan las alarmas en Seúl y Tokio por la insistencia de los ataques, "totalmente inaceptables", que coinciden con un refuerzo en la cooperación con EEUU.
Pionyang está volcado en desarrollar nuevas armas, así que negociar un desarme parece una quimera. En Seúl y Tokio crecen las dudas sobre su capacidad de defensa.