El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

Estuvo ocho años sobreviviendo en una isla prácticamente desierta.

El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

Estuvo ocho años sobreviviendo en una isla prácticamente desierta.

El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

Estuvo ocho años sobreviviendo en una isla prácticamente desierta.

El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

Estuvo ocho años sobreviviendo en una isla prácticamente desierta.

El superviviente marinero español que sirvió de inspiración a Robinson Crusoe

Estuvo ocho años sobreviviendo en una isla prácticamente desierta.

Un viejo barco de madera hundido en el mar en Maldivas.Getty Images

En 1526, un naufragio en el Caribe marcó el inicio de una historia que más tarde resonaría en las páginas de la literatura universal. Pedro Serrano, un marinero cántabro, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena desolado, conocido hoy como el Banco de Serrana. Su odisea, relatada por cronistas de la época y retomada siglos después por autores como Garcilaso de la Vega, inspiró parte de la célebre novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

El viaje de Serrano comenzó como capitán de una pequeña embarcación que cruzaba entre La Habana y Cartagena de Indias. Una tormenta hundió su embarcación, dejándolo solo en un banco de arena rodeado de mar y limitado por unas pocas palmeras. Durante los primeros años, su única compañía fueron tortugas, aves y cangrejos, que se convirtieron en su alimento. 

En esta situación de supervivencia, aislado y enfrentado a la adversidad, Serrano demostró un ingenio excepcional para superar las dificultades y mantenerse con vida. Almacenaba agua de lluvia en caparazones de tortuga y construyó una torre de coral para enviar señales a posibles barcos cercanos.

La esperada llegada

Tras cuatro años aislado del contacto humano, otro náufrago llegó al banco de arena. Según los relatos, ambos hombres, temerosos de encontrarse con alguien hostil, se identificaron rezando el credo. El recién llegado era otro español, con quien Serrano compartió tareas de supervivencia. Cuatro años más tarde, en 1534, el destino quiso que otro velero, siguiendo el mismo rumbo que había realizado Pedro hace ocho años, se topara con las señales de auxilio y gracias a eso finalmente los rescató.

Tras su rescate, Serrano fue llevado a España y presentado ante el emperador Carlos V. Impactado por la historia del marinero, el monarca decidió darle una pensión y lo convirtió en una figura célebre en la corte, donde Serrano relataba cómo habían sido esos ocho años. Sin embargo, el náufrago, cansado de la fama, decidió viajar al Perú para disfrutar de un retiro concedido por el rey, aunque falleció de camino a su destino, concretamente al llegar a Panamá.

Una fuente de inspiración

La historia de Pedro Serrano quedó recogida en varias obras literarias como en los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la VegaRobinson Crusoe también sacó provecho de esta historia, aunque su narrativa se basa principalmente en la experiencia del marinero escocés Alexander Selkirk, la tragedia de Serrano fue una influencia temprana para el género. Daniel Defoe, durante sus viajes por España en el siglo XVII, escuchó relatos sobre el náufrago cántabro, los cuales se ven reflejados en su obra.

En 1526, un naufragio en el Caribe marcó el inicio de una historia que más tarde resonaría en las páginas de la literatura universal. Pedro Serrano, un marinero cántabro, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena desolado, conocido hoy como el Banco de Serrana. Su odisea, relatada por cronistas de la época y retomada siglos después por autores como Garcilaso de la Vega, inspiró parte de la célebre novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

El viaje de Serrano comenzó como capitán de una pequeña embarcación que cruzaba entre La Habana y Cartagena de Indias. Una tormenta hundió su embarcación, dejándolo solo en un banco de arena rodeado de mar y limitado por unas pocas palmeras. Durante los primeros años, su única compañía fueron tortugas, aves y cangrejos, que se convirtieron en su alimento. 

En esta situación de supervivencia, aislado y enfrentado a la adversidad, Serrano demostró un ingenio excepcional para superar las dificultades y mantenerse con vida. Almacenaba agua de lluvia en caparazones de tortuga y construyó una torre de coral para enviar señales a posibles barcos cercanos.

La esperada llegada

Tras cuatro años aislado del contacto humano, otro náufrago llegó al banco de arena. Según los relatos, ambos hombres, temerosos de encontrarse con alguien hostil, se identificaron rezando el credo. El recién llegado era otro español, con quien Serrano compartió tareas de supervivencia. Cuatro años más tarde, en 1534, el destino quiso que otro velero, siguiendo el mismo rumbo que había realizado Pedro hace ocho años, se topara con las señales de auxilio y gracias a eso finalmente los rescató.

Tras su rescate, Serrano fue llevado a España y presentado ante el emperador Carlos V. Impactado por la historia del marinero, el monarca decidió darle una pensión y lo convirtió en una figura célebre en la corte, donde Serrano relataba cómo habían sido esos ocho años. Sin embargo, el náufrago, cansado de la fama, decidió viajar al Perú para disfrutar de un retiro concedido por el rey, aunque falleció de camino a su destino, concretamente al llegar a Panamá.

Una fuente de inspiración

La historia de Pedro Serrano quedó recogida en varias obras literarias como en los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la VegaRobinson Crusoe también sacó provecho de esta historia, aunque su narrativa se basa principalmente en la experiencia del marinero escocés Alexander Selkirk, la tragedia de Serrano fue una influencia temprana para el género. Daniel Defoe, durante sus viajes por España en el siglo XVII, escuchó relatos sobre el náufrago cántabro, los cuales se ven reflejados en su obra.

En 1526, un naufragio en el Caribe marcó el inicio de una historia que más tarde resonaría en las páginas de la literatura universal. Pedro Serrano, un marinero cántabro, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena desolado, conocido hoy como el Banco de Serrana. Su odisea, relatada por cronistas de la época y retomada siglos después por autores como Garcilaso de la Vega, inspiró parte de la célebre novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

El viaje de Serrano comenzó como capitán de una pequeña embarcación que cruzaba entre La Habana y Cartagena de Indias. Una tormenta hundió su embarcación, dejándolo solo en un banco de arena rodeado de mar y limitado por unas pocas palmeras. Durante los primeros años, su única compañía fueron tortugas, aves y cangrejos, que se convirtieron en su alimento. 

En esta situación de supervivencia, aislado y enfrentado a la adversidad, Serrano demostró un ingenio excepcional para superar las dificultades y mantenerse con vida. Almacenaba agua de lluvia en caparazones de tortuga y construyó una torre de coral para enviar señales a posibles barcos cercanos.

La esperada llegada

Tras cuatro años aislado del contacto humano, otro náufrago llegó al banco de arena. Según los relatos, ambos hombres, temerosos de encontrarse con alguien hostil, se identificaron rezando el credo. El recién llegado era otro español, con quien Serrano compartió tareas de supervivencia. Cuatro años más tarde, en 1534, el destino quiso que otro velero, siguiendo el mismo rumbo que había realizado Pedro hace ocho años, se topara con las señales de auxilio y gracias a eso finalmente los rescató.

Tras su rescate, Serrano fue llevado a España y presentado ante el emperador Carlos V. Impactado por la historia del marinero, el monarca decidió darle una pensión y lo convirtió en una figura célebre en la corte, donde Serrano relataba cómo habían sido esos ocho años. Sin embargo, el náufrago, cansado de la fama, decidió viajar al Perú para disfrutar de un retiro concedido por el rey, aunque falleció de camino a su destino, concretamente al llegar a Panamá.

Una fuente de inspiración

La historia de Pedro Serrano quedó recogida en varias obras literarias como en los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la VegaRobinson Crusoe también sacó provecho de esta historia, aunque su narrativa se basa principalmente en la experiencia del marinero escocés Alexander Selkirk, la tragedia de Serrano fue una influencia temprana para el género. Daniel Defoe, durante sus viajes por España en el siglo XVII, escuchó relatos sobre el náufrago cántabro, los cuales se ven reflejados en su obra.

En 1526, un naufragio en el Caribe marcó el inicio de una historia que más tarde resonaría en las páginas de la literatura universal. Pedro Serrano, un marinero cántabro, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena desolado, conocido hoy como el Banco de Serrana. Su odisea, relatada por cronistas de la época y retomada siglos después por autores como Garcilaso de la Vega, inspiró parte de la célebre novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

El viaje de Serrano comenzó como capitán de una pequeña embarcación que cruzaba entre La Habana y Cartagena de Indias. Una tormenta hundió su embarcación, dejándolo solo en un banco de arena rodeado de mar y limitado por unas pocas palmeras. Durante los primeros años, su única compañía fueron tortugas, aves y cangrejos, que se convirtieron en su alimento. 

En esta situación de supervivencia, aislado y enfrentado a la adversidad, Serrano demostró un ingenio excepcional para superar las dificultades y mantenerse con vida. Almacenaba agua de lluvia en caparazones de tortuga y construyó una torre de coral para enviar señales a posibles barcos cercanos.

La esperada llegada

Tras cuatro años aislado del contacto humano, otro náufrago llegó al banco de arena. Según los relatos, ambos hombres, temerosos de encontrarse con alguien hostil, se identificaron rezando el credo. El recién llegado era otro español, con quien Serrano compartió tareas de supervivencia. Cuatro años más tarde, en 1534, el destino quiso que otro velero, siguiendo el mismo rumbo que había realizado Pedro hace ocho años, se topara con las señales de auxilio y gracias a eso finalmente los rescató.

Tras su rescate, Serrano fue llevado a España y presentado ante el emperador Carlos V. Impactado por la historia del marinero, el monarca decidió darle una pensión y lo convirtió en una figura célebre en la corte, donde Serrano relataba cómo habían sido esos ocho años. Sin embargo, el náufrago, cansado de la fama, decidió viajar al Perú para disfrutar de un retiro concedido por el rey, aunque falleció de camino a su destino, concretamente al llegar a Panamá.

Una fuente de inspiración

La historia de Pedro Serrano quedó recogida en varias obras literarias como en los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la VegaRobinson Crusoe también sacó provecho de esta historia, aunque su narrativa se basa principalmente en la experiencia del marinero escocés Alexander Selkirk, la tragedia de Serrano fue una influencia temprana para el género. Daniel Defoe, durante sus viajes por España en el siglo XVII, escuchó relatos sobre el náufrago cántabro, los cuales se ven reflejados en su obra.

En 1526, un naufragio en el Caribe marcó el inicio de una historia que más tarde resonaría en las páginas de la literatura universal. Pedro Serrano, un marinero cántabro, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena desolado, conocido hoy como el Banco de Serrana. Su odisea, relatada por cronistas de la época y retomada siglos después por autores como Garcilaso de la Vega, inspiró parte de la célebre novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

El viaje de Serrano comenzó como capitán de una pequeña embarcación que cruzaba entre La Habana y Cartagena de Indias. Una tormenta hundió su embarcación, dejándolo solo en un banco de arena rodeado de mar y limitado por unas pocas palmeras. Durante los primeros años, su única compañía fueron tortugas, aves y cangrejos, que se convirtieron en su alimento. 

En esta situación de supervivencia, aislado y enfrentado a la adversidad, Serrano demostró un ingenio excepcional para superar las dificultades y mantenerse con vida. Almacenaba agua de lluvia en caparazones de tortuga y construyó una torre de coral para enviar señales a posibles barcos cercanos.

La esperada llegada

Tras cuatro años aislado del contacto humano, otro náufrago llegó al banco de arena. Según los relatos, ambos hombres, temerosos de encontrarse con alguien hostil, se identificaron rezando el credo. El recién llegado era otro español, con quien Serrano compartió tareas de supervivencia. Cuatro años más tarde, en 1534, el destino quiso que otro velero, siguiendo el mismo rumbo que había realizado Pedro hace ocho años, se topara con las señales de auxilio y gracias a eso finalmente los rescató.

Tras su rescate, Serrano fue llevado a España y presentado ante el emperador Carlos V. Impactado por la historia del marinero, el monarca decidió darle una pensión y lo convirtió en una figura célebre en la corte, donde Serrano relataba cómo habían sido esos ocho años. Sin embargo, el náufrago, cansado de la fama, decidió viajar al Perú para disfrutar de un retiro concedido por el rey, aunque falleció de camino a su destino, concretamente al llegar a Panamá.

Una fuente de inspiración

La historia de Pedro Serrano quedó recogida en varias obras literarias como en los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la VegaRobinson Crusoe también sacó provecho de esta historia, aunque su narrativa se basa principalmente en la experiencia del marinero escocés Alexander Selkirk, la tragedia de Serrano fue una influencia temprana para el género. Daniel Defoe, durante sus viajes por España en el siglo XVII, escuchó relatos sobre el náufrago cántabro, los cuales se ven reflejados en su obra.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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