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La casa que cada día gira durante 9 horas y 20 minutos persiguiendo al sol y desafiando el tiempo y la tecnología

La casa que cada día gira durante 9 horas y 20 minutos persiguiendo al sol y desafiando el tiempo y la tecnología

Diseñada en 1935 por Angelo Invernizzi, Villa Girasole anticipó la arquitectura cinética antes de que existiera el concepto. Ahora se estudia su recuperación.

Villa Girasole
Villa GirasoleYoutube

En una colina de Marcellise, al este de Verona, se levanta una construcción que parece salida de una novela de ciencia ficción. Vista desde lejos, puede confundirse con un observatorio astronómico, una estación orbital o una base naval. Pero no lo es. Es una casa. Y no una cualquiera. Se llama Villa Girasole y gira. Literalmente. Cada día. Durante 9 horas y 20 minutos, siguiendo la trayectoria del sol como un girasol de hormigón armado.

Esta proeza técnica se construyó en 1935, mucho antes de que la arquitectura móvil fuera más que un delirio vanguardista. La concibieron el ingeniero ferroviario Angelo Invernizzi y el arquitecto Ettore Fagiuoli, con un objetivo doble: capturar al máximo la luz solar y demostrar que la técnica podía doblegar a la naturaleza. La casa traza su rotación sobre unos raíles incrustados en la colina y está equipada con un motor capaz de completar un giro completo en una jornada solar. Un gesto poético, pero también un desafío técnico sin precedentes en su época.

Villa Girasole tiene forma de T: en la parte superior se ubican las estancias principales; en la base, una torre-motor que sustenta el mecanismo rotatorio. Su estética desafía toda clasificación: no encaja en el racionalismo ni en el gusto mitteleuropeo de los años treinta. La suya es una arquitectura visionaria, con líneas sólidas, ventanas en cinta y alma experimental. “No es una casa que se adapte al paisaje, ni mucho menos se mimetiza. Lo atraviesa, lo corta y lo transforma”, explica Elle Decor, que ha vuelto a poner en el foco esta joya semidesconocida.

Durante décadas, Villa Girasole ha permanecido como un icono oculto, reservada a estudiosos y revistas especializadas. Sin embargo, el FAI (Fondo per l’Ambiente Italiano) y la Fundación Villa Il Girasole han iniciado estudios para su conservación y puesta en valor. Aún no hay un plan de restauración como tal, pero sí una toma de conciencia inicial que marca un giro —nunca mejor dicho— en su historia.

Villa Girasole no solo anticipó lo que hoy se llama arquitectura cinética, sino que encarnó una declaración radical de fe en el futuro. Su creador, también impulsor del primer rascacielos italiano, la Torre Piacentini de Génova, dejó aquí su legado más audaz: una casa que se mueve. Que gira. Que persigue al sol mientras el mundo sigue dando vueltas.