Paolo Crepet, psiquiatra, habla claro y sin filtros: "Los padres de hoy son los peores de toda la historia"
Paolo Crepet es conocido por algunas de sus polémicas opiniones.

Entre las muchas discursiones eternas durante la sobremesa, encontramos los debates sobre qué es lo mejor para la educación de los niños o incluso sobre la crianza que eligen los padres y madres para educar a sus hijos.
Pero no solo los españoles de a pie discutimos estos temas: también se cuentan por decenas los psicólogos, educadores y todo tipo de expertos que dan su opinión sobre la relación de padres, niños y profesores en los colegios.
Es el caso del controvertido psiquiatra y sociólogo italiano Paolo Crepet, conocido por sus titulares en Italia, que no se ha cortado al dar su opinión. "Los padres de hoy son los peores de la historia", ha asegurado.
Crepe los ha calificado como "complacientes y sin carisma". "Han enseñado a sus propios hijos que es necesario esperar a la herencia. Este enfoque es lo contrario a la educación", ha explicado el psiquiatra en declaraciones recogidas por el periódico La Repubblica.
Según los medios italianos, no es la primera vez que Crepet critica a los padres de hoy en día, más bien todo lo contrario ya que lo ha convertido en algo recurrente en sus discursos. El psiquiatra y sociólogo ha instado a los progenitores a "quedarse fuera de la escuela" y no interpelar continuamente a los profesores si sus hijos suspenden o no sacan la nota que esperaban.
La visión de una experta en España
El debate que ha abierto Paolo Crepet al afirmar que “los padres de hoy son los peores de la historia” pone sobre la mesa un malestar real: el desconcierto de madres y padres que intentan educar en un contexto cada vez más complejo. Pero, como señala la psiquiatra y psicóloga María Velasco, autora de Criar con salud mental (Paidós, 2023), “no vivimos bien”. Su diagnóstico no es moral ni generacional, sino estructural. Criar hoy, explica, se ha vuelto una tarea casi heroica en una sociedad que valora la productividad por encima del cuidado, y donde la maternidad y la paternidad se han profesionalizado hasta el extremo.
Velasco lo define con claridad en una entrevista para ElPais: “Vivimos con un gran miedo a equivocarnos”. Ese miedo, potenciado por la exposición constante en redes y por la abundancia de opiniones sobre cómo hay que criar, convierte la paternidad en una carrera de fondo con exigencias imposibles. El resultado son familias agotadas, padres y madres que se sienten insuficientes, y una infancia que se desarrolla bajo la presión de tener que “salir bien”. Frente a ello, la especialista aboga por recuperar la naturalidad y el apoyo colectivo, recordando que “para cuidar necesitamos sentirnos cuidados”.
El discurso de Crepet (centrado en la permisividad y la falta de autoridad) encuentra así su contrapeso en una mirada más amplia: los progenitores actuales no son “blandos” por elección, sino el producto de una sociedad individualista, acelerada y precarizada. Mientras el psiquiatra italiano reclama firmeza y distancia, Velasco subraya la necesidad de comunidad y comprensión. Ambas visiones, lejos de ser incompatibles, dibujan las dos caras del mismo problema: la falta de tiempo, apoyo y estructura emocional para criar en equilibrio.
Una maternidad sin red y una paternidad que busca su lugar
En España, como en buena parte de Europa, las madres se enfrentan a una soledad inédita. Antes, existía una red de mujeres (madres, abuelas, vecinas) que sostenía emocional y prácticamente los primeros meses de crianza. Hoy, esa red ha desaparecido y se delega todo el apoyo en una pareja que, en muchos casos, también trabaja fuera y apenas dispone de tiempo. “La maternidad supone un cambio enorme a nivel físico y emocional, pero hay un desconocimiento total de las necesidades de cuidado de las madres”, denuncia Velasco.
El permiso paternal, aunque ha mejorado, sigue siendo insuficiente. Según la experta, las políticas de conciliación “siguen ancladas en un modelo machista y productivista” que concibe a los hijos como un obstáculo laboral más que como una prioridad social. El resultado es un escenario en el que los progenitores viven estresados, sobrecargados y culpables, mientras la salud mental familiar se resiente.
Criar con salud mental: una cuestión de prevención
La solución, dice Velasco, no pasa por esperar a que los gobiernos actúen, sino por repensar la crianza en colectivo. Reconocer que no se puede criar en soledad ni bajo los parámetros de rendimiento que impone la sociedad actual. “Todo lo que invirtamos en prevención de la salud mental ahora nos lo ahorraremos en tratamientos”, advierte.
En ese sentido, tanto Crepet como Velasco coinciden en un punto: la educación y la crianza necesitan límites claros, pero también empatía y sostén emocional. No se trata de padres “complacientes” o “sin carisma”, sino de personas que intentan hacerlo lo mejor posible en un sistema que les exige más de lo que les ofrece. Recuperar la calma, reducir la autoexigencia y construir redes de apoyo reales puede ser el primer paso para criar (y vivir) con más equilibrio.
