15 remedios naturales para reducir la presión arterial

15 remedios naturales para reducir la presión arterial

La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de muerte y de discapacidad a nivel mundial, por lo que es muy importante ponerle solución.

Una persona mide su presión arterialEUROPA PRESS

La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es una afección que puede provocar problemas de salud como enfermedades cardíacas. El motivo es que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es lo suficientemente intensa como para, con el paso del tiempo, ser perjudicial.

Este defecto debe ser corregido, ya que “es uno de los principales factores de riesgo de muerte y de discapacidad a nivel mundial”, tal y como señala el doctor Paul Whelton, experto en hipertensión y enfermedad renal de la Universidad de Tulane (EEUU), en un artículo.

En concreto, “la presión arterial alta aumenta el riesgo de tener un ataque cardíaco, una insuficiencia cardíaca, un accidente cerebrovascular o una enfermedad renal”, subraya Paul Whelton.

Sin embargo, hay soluciones para este problema. El portal especializado MedicalNewsToday recoge hasta 15 soluciones naturales para lograr reducir la presión arterial:

1. Caminar y hacer ejercicio con regularidad

El ejercicio físico hace que el corazón se fortalezca e incremente su eficiencia a la hora de bombear sangre, algo que tiene sus implicaciones positivas en la presión arterial. Caminar durante 30 minutos al día ya ayudaría a reducir la hipertensión, aunque si la actividad física es de mayor duración los beneficios serían aún mayores.

2. Disminuir el consumo de sodio

Los alimentos procesados cuentan con una cantidad importante de sal, algo que es perjudicial para aquellas personas que tienen sensibilidad al sodio. Por ello, sería recomendable disminuir el consumo de sodio y comprobar si, en tu caso, efectivamente sirve para reducir la presión arterial.

3. Beber menos alcohol

El alcohol es responsable del 16% de los casos de presión arterial alta a nivel mundial. Por ello, se debería limitar su consumo a una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres.

4. Comer más alimentos ricos en potasio

El potasio ayuda al cuerpo a deshacerse del sodio y, a su vez, disminuye la presión de la sangre ejerce contra los vasos sanguíneos. Incrementar el consumo de potasio se puede lograr ingiriendo menos alimentos procesados y más alimentos frescos e integrales.

5. Reducir la cafeína

La cafeína tiene efectos perjudiciales en la presión arterial a corto plazo, de manera prácticamente instantánea. No obstante, para muchas personas no supone un incremento de la hipertensión a largo plazo. En cualquier caso, al igual que con el sodio, los efectos de la cafeína sobre la presión arterial dependen en gran parte de la tolerancia de cada persona a esta sustancia.

6. Aprender a manejar el estrés

El estrés es uno de los grandes enemigos de la hipertensión. Se debe a que, cuando se padece estrés crónico, el cuerpo se encuentra en ‘modo de lucha’. Ello se manifiesta físicamente en forma de ritmo cardíaco acelerado y vasos sanguíneos estrechos, lo que es perjudicial para la presión arterial.

Además, estar estresado puede derivar en realizar determinar acciones que están contraindicadas de cara a la hipertensión, como consumir alcohol o ingerir alimentos no saludables como los procesados.

7. Comer chocolate negro o cacao

Este consejo seguramente será el que más te guste de toda la lista, pero no valen grandes atracones. Comer chocolate negro en cantidades moderadas puede ser beneficioso para reducir la presión arterial.

Lo mismo ocurre con el cacao. La razón es que ambos alimentos son ricos en flavonoides, unos compuestos vegetales que tienen la capacidad de hacer que los vasos sanguíneos se dilaten o, en otras palabras, se abran.

8. Perder peso

Perder peso puede reducir significativamente la hipertensión. Lo avalan diversos estudios científicos, como uno de 2016 que concluyó que disminuir un 5% la masa corporal sirve para reducir de forma considerable la presión arterial. Los beneficios son aún mayores si esa pérdida de peso se combina con ejercicio físico.

9. Dejar de fumar

El tabaquismo no está claro que esté íntimamente relacionado con el incremento de la presión arterial a largo plazo. Lo que sí se conoce es que cada bocanada aumenta de forma temporal la hipertensión y que es un factor de riesgo importante en el ámbito de las enfermedades cardiovasculares. Por ello, es un hábito a evitar para mantener una presión arterial adecuada.

10. Eliminar el azúcar añadido y los carbohidratos refinados

Diversas investigaciones han señalado que el consumo de azúcar añadido y del resto de carbohidratos refinados incrementan la presión arterial, por lo que sería recomendable seguir una dieta baja en carbohidratos para reducir la hipertensión.

11. Comer bayas

Las bayas gozan de un alto contenido en polifenoles, unos compuestos naturales que son beneficiosos para disminuir la presión arterial y, además, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

12. Realizar meditación o respiración profunda

Tanto la meditación como la respiración profunda ayudan a activar el sistema nervioso parasimpático, algo que se traduce en una bajada de la frecuencia cardíaca y en una aminoración de la presión arterial.

13. Comer alimentos ricos en calcio

Las dietas ricas en calcio suelen estar asociadas a una presión arterial adecuada. Más allá de los productos lácteos, también se puede obtener calcio de las sardinas, los vegetales de hoja verde oscura o el tofu.

14. Tomar suplementos naturales

Hay ciertos suplementos naturales que son beneficiosos a la hora de disminuir la presión arterial. Se trata del extracto de ajo envejecido, la berberina, le proteína de suero, el aceite de pescado y los hibiscos.

15. Ingerir alimentos ricos en magnesio

El magnesio es útil para relajar los vasos sanguíneos, por lo que llevar una dieta rica en este mineral es positivo de cara a reducir la presión arterial. Se puede encontrar magnesio en los vegetales, los productos lácteos, el pollo, las legumbres, los granos integrales o los frutos secos (almendras, avellanas, nueces…).