Éstas son las personas que jamás deberían comer sandía, ni en verano ni nunca

Éstas son las personas que jamás deberían comer sandía, ni en verano ni nunca

Debes evitarla si tienes el intestino irritable o las enfermedades renales

Cómo elegir la sandía en el supermercado
Cómo elegir la sandía en el supermercadoGetty

La sandía es una fruta nutritiva, rica en vitaminas, antioxidantes y fibra, superapetecible en verano. La mayoría de la gente puede disfrutarla con moderación como parte de una dieta sana. Sin embargo, algunas pueden necesitar limitar su consumo o tener cuidado con cómo la consumen para evitar efectos secundarios no deseados.

Algunas de las que no pueden disfrutar de ella son las alérgicas a la fruta. En concreto, la alergia a la sandía es poco frecuente pero, cuando se da, puede provocar síntomas como picor, hinchazón, dificultad para respirar o incluso anafilaxia, como la mayoría de las alergias alimentarias. Si sospechas que es alérgico a la sandía, consulta a un alergólogo. Se calcula que entre el 4% y el 6% de los niños y el 4% de los adultos padecen una alergia alimentaria. Aunque la mayoría de las alergias alimentarias se desarrollan durante la infancia, pueden aparecer en etapas posteriores de la vida. Puedes volverte alérgico a la sandía aunque no haya tenido problemas para comerla durante años.

La mayoría de las personas alérgicas a la sandía experimentan síntomas a los pocos minutos de comer la fruta. En algunos casos, pueden pasar horas antes de que aparezcan los síntomas. Una reacción alérgica leve puede tratarse normalmente con un antihistamínico de venta libre. En cualquier caso, ante cualquier síntoma (como dificultad para respirar, hinchazón en la garganta o la lengua, mareos o dolor abdominal, por ejemplo) hay que reaccionar rápido porque una alergia grave a la sandía puede provocar anafilaxia. La anafilaxia es una reacción alérgica grave y potencialmente mortal.

Tampoco pueden tomar sandía las personas con diabetes mellitus. La cuestión es que como la contiene, como la mayoría de las frutas, contiene azúcares naturales y si padeces diabetes mellitus debes o bien evitar la sandía o limitar su consumo, depende de lo que te diga tu médico, para que no afecte a sus niveles de azúcar en sangre. Si eres diabético debes saber que la sandía tiene un alto índice glucémico.

A algunas personas con el intestino irritable, la sandía también les puede causar problemas digestivos. El consumo excesivo de sandía puede provocar molestias abdominales, hinchazón, gases y diarrea debido a su alto contenido en FODMAP, término que hace referencia a un grupo de hidratos de carbono de cadena corta que se absorben mal en el intestino delgado y son fermentados rápidamente por la microbiota intestinal, lo que provoca hinchazón, gases y flatulencias. Se trata de oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles.

Los nutricionistas suelen prescribir dietas bajas en FODMAP a las personas con síndrome del intestino irritable. Sin embargo, una ingesta elevada de FODMAP también puede causar síntomas similares a los del síndrome del intestino irritable y empeorar el reflujo ácido en personas sanas.

También deben limitar el consumo de esta fruta las personas con enfermedades renales, sobre todo si se padece de forma crónica, ya que contiene potasio en cantidades bastante altas, según un estudio publico en la revista científica Annals of Internal Medicine. También contienen potasio otras frutas como los albaricoques secos, las ciruelas pasas, el zumo de naranja y los plátanos. Y es que el consumo de una carga elevada de potasio es peligroso para las personas con insuficiencia renal. 

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Soy redactora en HuffPost España, donde escribo de temas sociales y estilo de vida.

 

Sobre qué temas escribo

Hablo cada semana sobre varios temas en los que nos aporta una nutricionista sus consejos para llevar una vida saludable, sigo los temas de okupaciones en todo el mundo e intento reflejar cómo los problemas y las buenas noticias nos afectan ya de forma global con ejemplos de casos de particulares y poniendo el foco en especial en estudios científicos que demuestren todos los avances que estamos viviendo.

 

Mi trayectoria

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense e hice el Máster de Periodismo de la UAM/ELPAÍS, así como el de desarrollo de directivos de PRISA y el IESE. He sido jefa de diversas secciones en EL PAÍS, después, directora de comunicación en diversos organismos, pero, sobre todo, lo que me gusta es escribir. Por eso estoy aquí, para contar historias y buscar temas exclusivos para los lectores. Antes de todo esto, mi especialidad fue durante años la educación. Soy madrileña, de padre catalán y abuelos vascos y de las dos castillas, por lo que me siento de toda España y no entiendo tanta confrontación. Y, sobre todo, me considero muy europea. He recibido el Premio de Periodismo de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, así como el Premio de Periodismo Educativo Esteban Barcia. He escrito un par de libros sobre El papel de los padres en el éxito escolar de los hijos.

 


 

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