Estos son los medicamentos comunes que interactúan con las bebidas alcohólicas

Estos son los medicamentos comunes que interactúan con las bebidas alcohólicas

Para prevenir reacciones adversas es mejor no ingerir alcohol después de tomar cualquier tratamiento. 

Un bote de pastillas en una imagen de ilustración.Getty Images

Mezclar medicamentos con bebidas alcohólicas es una auténtica bomba de relojería para el organismo. De hecho, puede causar graves daños a la salud dependiendo de la cantidad y el compuesto. Pero hay ciertos medicamentos que hay que evitar sí o sí si se va a consumir alcohol. 

La mejor recomendación es evitar estas bebidas si se está llevando a cabo un tratamiento médico. Pero si se tiene alguna duda, los profesionales médicos y los farmacéuticos tienen las respuestas.

Medicamentos que interactúan con el alcohol

El diazepam o valium -que se utiliza para tratar ansiedad o epilepsia es uno de los medicamentos que más efectos adversos produce al mezclarlo con bebidas alcohólicas. Puede provocar letargo, mareos, aumento del riesgo de sobredosis, respiración lenta o dificultad para respirar, pérdida de control del sistema motor, o falta de memoria.

El voltaren -recomendado para la artritis- también es otro de los medicamentos que causa daños a la salud al mezclarlo con alcohol. Produce úlceras, hemorragia estomacal y daño hepático. 

Todos los medicamentos destinados a bajar el colesterol alto (simvastatin, pravaspatin, lovastatin...) tienen efectos adversos con bebidas alcohólicas. Causan daño hepático, así como hemorragias estomacales. 

Del mismo modo, las medicinas para la diabetes (tolazamide, tolbutamide, metformin, glipizide, glyburide...) no pueden mezclarse con alcohol. Pueden producirse niveles de azúcar anormalmente bajos, enrojecimiento de la cara, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, aceleración del ritmo cardiaco o debilidad. 

Con la biodramina también hay que tener mucho cuidado. Si se toma este medicamento para evitar los mareos en un coche o barco, no se puede ingerir alcohol. Las consecuencias serían letargo, mareos o aumento del riesgo de sobredosis.