José Luis Cordeiro, economista e ingeniero: "La persona humana que va a vivir 1.000 años ha nacido ya"
La idea de superar límites biológicos ya no es tan descabellada.

En un mundo donde la esperanza de vida global ronda hoy los 73 años y continúa aumentando gracias a los avances médicos, la idea de superar los límites biológicos tradicionales ya no suena tan descabellada. Lo que antes parecía territorio exclusivo de la ciencia ficción empieza a irrumpir en congresos científicos y debates públicos, impulsado por voces que aseguran que la longevidad extrema podría estar mucho más cerca de lo que imaginamos.
En este contexto, el futurista y director de la II Cumbre Internacional de Longevidad, José Luis Cordeiro, incendió el debate durante la inauguración del encuentro al afirmar que “la persona humana que va a vivir 1.000 años ha nacido ya”, una de las declaraciones más llamativas entre las que se escucharon en el congreso celebrado en Madrid el pasado mes de octubre como parte de TransVision: International Longevity Summit.
El foro reunió a investigadores, clínicos y empresarios que trabajan en terapias regenerativas, biotecnología y envejecimiento. Entre los ponentes figuraban expertos en el estudio del envejecimiento y sus biomarcadores, que debatieron desde estrategias para prolongar la ‘healthspan’ (vida saludable) hasta los retos éticos y económicos de prolongar la vida. “No se trata solo de añadir años, sino de mantener la funcionalidad y la independencia”, resumió el doctor Mehmood Khan, CEO de la Hevolution Foundation, en declaraciones recogidas por Infobae.
“Tenemos la ciencia para lograrlo”
Khan y otros oradores subrayaron que la principal demanda social no es la longevidad per se, sino llegar a edades avanzadas con autonomía y buena salud. A su vez, algunos expertos hablaron de llegar a 150 años de vida con buena salud y sin enfermedades neurodegenerativas, y Cordeiro afirmó que gracias a la investigación en rejuvenecimiento “ya se están rejuveneciendo ojos” y que otros órganos seguirán el mismo camino.
También defendió que, si se logra tratar el envejecimiento como una enfermedad, muchas dolencias asociadas pasarán a ser controlables o curables, desde ciertos cánceres hasta el párkinson o el alzhéimer. Entre los optimistas del congreso, hay quien maneja horizontes ambiciosos como el año 2045 para cambios radicales en la medicina regenerativa y la integración de tecnologías que permitan frenar o revertir el envejecimiento.
Los ponentes defendieron que los avances serán accesibles y no un lujo de élites, aunque reconocieron que habrá desafíos regulatorios, económicos y éticos por resolver. “La longevidad ha sido el gran sueño de la humanidad, en los primeros escritos del hombre ya estaba presente la inmortalidad. Ahora tenemos la ciencia para lograrlo”, resume Cordeiro. Un mensaje ambicioso que invita a imaginar hasta dónde podrían llevarnos los próximos avances biomédicos.
