Tiene 97 años y confiesa de qué se arrepiente profundamente tras casi un siglo de vida: "Pensé que nunca olvidaría esas cosas”
Además de lamentar no haber escrito un diario, Ann lanza un mensaje contundente a los padres actuales sobre la obsesión por la felicidad: "La vida no iba a ser feliz todo el tiempo".