Pocos se han percatado del bellísimo mural de Barcelona donde las parejas demuestran su amor
Un fotomosaico lleno de “momentos de libertad”.

Los murales son una expresión artística que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva, desde las provocadoras pinturas de Bansky hasta las composiciones de Keith Haring en Nueva York que transformaron la cultura del grafiti. Estas obras han trascendido su soporte para convertirse en iconos culturales. En este contexto, Barcelona alberga un mural muy querido pero que suele pasar a menudo desapercibido.
En pleno corazón del Barrio Gótico se encuentra ‘El món neix en cada besada’, un fotomosaico donde el amor se transforma en arte. Esta obra fue creada en 2014 por el fotógrafo Joan Fontcuberta en conmemoración del tricentenario de los hechos de 1714 en Barcelona, para lo que hizo un llamamiento por Instagram y otras redes sociales para que ciudadanos anónimos enviaran fotos de sus “momentos en libertad”.
El mural reproduce, a simple vista, la imagen íntima de dos bocas unidas en un beso. Sin embargo, observándolo de cerca se aprecian 4.000 teselas de cerámica esmaltada, cada una decorada con una fotografía enviada de forma voluntaria al calor de la convocatoria promovida por El Periódico de Catalunya. Son un total de 80 columnas y 50 filas de azulejos las que conforman el gran Beso de Barcelona.
Un mural muy emotivo
Esta obra de arte está ubicada en el número 25 del carrer de Ripoll y se ha convertido en un punto de encuentro para enamorados, turistas y curiosos, especialmente en fechas señaladas como el Día Internacional del Beso. Diversos retratos familiares, paisajes, gestos cotidianos y celebraciones conforman un relato visual sobre la libertad y la intimidad que ahora se ha convertido en uno de los más fotografiados de la ciudad condal.
La instalación fue inaugurada el 3 de julio de 2014 por el entonces alcalde Xavier Trias y, aunque en un principio estaba pensada como una decoración efímera, el Ayuntamiento decidió hacer de este mural algo permanente debido al entusiasmo de locales y visitantes. La pieza está acompañada de una cita del escritor Oliver Wendell Holmes: “El ruido de un beso no es tan ensordecedor como el de un cañón, pero su eco dura mucho más”.
A pesar de no estar en el itinerario turístico de muchos visitantes, este lugar se ha consolidado como uno de los rincones más románticos de la ciudad, ganándose un lugar en la geografía sentimental de Barcelona. Ahora miles de parejas se hacen una fotografía frente a la obra, imitando el gesto y fundiendo sus labios frente al gigante beso, llegando a formar parte durante unos segundos de este relato colectivo.