Tres sitios donde ir y una receta desesperada

Tres sitios donde ir y una receta desesperada

Aunque Madrid es inabarcable por la cantidad de espacios gastronómicos que se abren casi a diario, no está de más refrescar la memoria con lugares de toda la vida y dar a conocer los más novedosos que merezcan la pena. Por cierto, sólo una línea para decir que me niego a recomendar sitios de postureo, donde se come mal y a precios desproporcionados.

Aunque Madrid es inabarcable por la cantidad de espacios gastronómicos que se abren casi a diario, no está de más refrescar la memoria con lugares de toda la vida y dar a conocer los más novedosos que merezcan la pena. Por cierto, sólo una línea para decir que me niego a recomendar sitios de postureo, donde se come mal y a precios desproporcionados.

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El Barril de Argüelles. Un clásico del grupo Oter. Siempre está lleno, porque la materia prima es excepcional, sobre todo los pescados y mariscos. Servicio profesional y amable. Una bodega muy completa, incluido el Tokay, el especial vino húngaro que no siempre se encuentra. Sugerencias: elegir tres platos de picoteo (éramos cuatro). Nosotros elegimos pulpo a la gallega, fritura de pescado y alcachofas a la plancha abiertas en forma de flor, que está muy de moda presentarlas así. Segundos: rodaballo salvaje para dos, merluza a la gallega y cachopo. Este último fue quizá lo menos logrado, pero estaba bien. Postres: filloas con crema y tiramisú. Calle Andrés Mellado, 69 -Madrid. Tel. 91 544 36 15

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Alma Chelli. Siguiendo la tendencia que en Madrid se ha implantado con la apertura de tabernas, hemos estado en Alma Chelli, nacida en el mes de noviembre del año pasado. Está situada en el barrio de Chamberí. Entrar en esta taberna es situarte en el escenario que tenemos en la cabeza como lugar para tomar un vermú casero servido con mucho glamour, cerveza tirada y un repertorio de tapas, clásicas e innovadoras, muy bien elaboradas. Menú del día a 8 euros,. y funciona con espíritu de lugar de reunión del barrio, ya que a partir de las 9 de la mañana ya está abierta para poder desayunar. Las mesas y sus sillas invitan a sentarse para comer, picotear o desayunar y sumergirnos en la Tablet. O, aún mejor, para compartir, además del plato, una larga charla. Comida muy rica y elaborada con mucho cariño. El trato, estupendo. Os gustará. Calle Santa Engracia, 103 - Madrid Tel. 91 591 36 30. Cierra los domingos por la tarde tarde y los lunes.

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Pastelería portuguesa. Hace un tiempo, no mucho, había -y hay- una panadería, normal y corriente, en la calle Ayala, casi esquina Conde de Peñalver, en la que la señora que la llevaba, que era portuguesa, elaboraba unos pasteles de nata o de Belém maravillosos. Se agotaban muy pronto, e incluso, había que encargárselos. Por circunstancias, pasé dos meses sin ir, y cuando volví, me encontré en el mostrador a una señora china. La señora portuguesa no estaba ya y sus pasteles de nata tampoco. Mi decepción fue grande. Con el tiempo me encontré en la calle Goya un local pequeñito donde elaboran estos pasteles y otras tentadoras muestras de la pastelería portuguesa. Están muy ricos, pero tengo que decir que no son iguales que los de la señora portuguesa. En este local hay unas poquitas mesas que invitan a tomar un café con estos pasteles o también con los bolos de arroz, que se llaman así porque están elaborados con harina de arroz, lo que hace que sean muy ligeros. Los hay también de chocolate. Muy amables en la atención al público. C/Goya, 69- Madrid.

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Finalmente, os cuento esta receta desesperada. De esos días que de repente vienen dos personas de confianza a cenar y lo que tienes preparado no llega para todos. ¿Qué hacer? Pues una torre de tortillas. Una de jamón, otra de bonito, otra de champiñones, otra de chistorra y otra de láminas de alcachofas en conserva. Para no pasarme con el huevo, cada tortilla la hice con un huevo grande, una cucharada de leche desnatada y otra cucharada de nata para cocinar (menos 35% de materia grasa). Aparte, puse una salsa de tomate casera que siempre tengo hecha. El resultado fue muy bueno, aunque la foto no le haga justicia.

Algunos consejos: los champiñones frescos los limpié, los corté en láminas, y los cociné primero con una cucharada de aceite, un poquito de ajo prensado, perejil y media cayena. Los salteé hasta que perdieron toda su agua, y así están listos para mezclarlos con el huevo batido. A la chistorra le quité la piel, desmenucé la farsa y la mezclé con el huevo batido. Finalmente, a las alcachofas en conserva, además de quitarles el agua, las puse en un recipiente con agua templada tres o cuatro minutos, las escurrí bien y las puse sobre papel absorbente de cocina (esto es para quitarle el sabor a acidulante de la conserva). Las corté en láminas gruesas y las mezclé con el huevo batido.