Estamos perdiendo empleos por pereza. Ejemplo: el libro electrónico

Estamos perdiendo empleos por pereza. Ejemplo: el libro electrónico

La economía europea estaría creciendo si tuviéramos un mercado único digital. Nuestra falta de imaginación está frenando las posibilidades de internet. La piratería es una consecuencia de la imposibilidad de comprar de manera legal.

La economía europea estaría creciendo actualmente si tuviéramos un mercado único digital. En cambio, nuestra falta de imaginación está frenando las posibilidades de internet y nuestro crecimiento.

Basta con ver el mercado del libro electrónico. Aunque en Europa está creciendo, está fragmentado en mercados nacionales y representa menos del 1 % del mercado del libro. En Estados Unidos, un mercado único de verdad, ¡representa el 31 %! La cifra no significa que el mercado del libro impreso esté moribundo en EE UU. Indica simplemente que allí se compran más libros y ahora su venta es más rápida y barata.

Las personas que tienen lectores o aplicaciones para libros electrónicos compran libros con más asiduidad y les sacan más provecho. Interactúan con el texto y comparten sus pasajes favoritos con los amigos o la familia. No tener en cuenta estas tendencias es pegarse un tiro en el pie. Los autores pierden millones, los consumidores tienen menos oferta y las editoriales se privan de fuentes de ingresos. En un momento en que el «mantra» de los dirigentes es «empleo, empleo y más empleo», también renunciamos a los puestos de trabajo que puede generar un buen ecosistema de libros electrónicos.

Enfrentémonos a la realidad fundamental. La finalidad de la UE es eliminar las fronteras y no hay nada más absurdo que poner barreras a los libros electrónicos cuyo interés radica en su envío instantáneo, en cualquier momento y a cualquier lugar y soporte.

No se trata de una cuestión tecnológica ni jurídica.

Problemas como la incompatibilidad entre lectores de libros electrónicos se han resuelto en otros sectores. Podemos abrir un documento en distintos ordenadores, ¿por qué no podría leerse un libro electrónico en distintas plataformas o aplicaciones?

Sería lo más lógico: cuando uno compra un libro impreso puede llevarlo adonde quiera. Lo mismo debería ocurrir con los libros electrónicos. Es verdad que ya existen aplicaciones que pueden manejar ficheros de libros electrónicos de todas las grandes plataformas, por ejemplo las aplicaciones Kindle de Amazon. Pero, ¿qué ocurre si queremos trasladar los libros comprados en Amazon a otro soporte o si queremos abrir otros ficheros en una aplicación de Amazon? Es algo que debiera ser posible.

Los países de la UE pueden hacer mucho por cambiarlo. El Gobierno español y la UE deberían aunar esfuerzos para hacer que sea posible legalmente tasar todos los libros de la misma manera y después llevarlo a la práctica. Un libro es un libro y es difícil explicar al ciudadano que no son tasados de la misma forma. En España, si el Gobierno aplica el IVA super reducido (4%) a las ventas de libros impresos, ¿cómo explicar que se siga aplicando en el tipo más alto (18%) a las de libros electrónicos? Es algo que, siguiendo los principios de la lógica y la justicia, no se puede explicar. En economías grandes como la italiana o la española, los usuarios se quejan a menudo de que se ven obligados a comprar desde Estados Unidos. La piratería es a menudo una consecuencia de la imposibilidad de comprar de manera legal.

Tendremos el futuro que queramos construir. Podemos optar por la pereza y renunciar a las ventajas y a nuevos puestos de trabajo. O bien podemos actuar como recientemente lo ha hecho la industria del libro electrónico, firmando una declaración en Bruselas en la que respalda el principio de que nada impida a los consumidores comprar libros electrónicos en otro país.

Los firmantes se han comprometido a poner a disposición los catálogos de libros electrónicos en los demás países. Están de acuerdo en que es necesario aplicar un sistema de IVA neutro para los libros: unas condiciones justas para que cada uno pueda elegir lo mejor.

Ahora es el momento de plasmar estas bonitas palabras en medidas. Necesitamos plataformas de libros electrónicos que estén a la altura de la extraordinaria historia y reputación de las editoriales europeas.

Cuando establezcamos normas abiertas, aprovechemos las ventajas de la nube del contenido (cloud computing) y corrijamos el desastre fiscal de los libros electrónicos, crearemos esas plataformas. Y no me cabe duda de que recuperaremos el terreno perdido respecto a los Estados Unidos.

Los libros cambian las vidas y abren las mentes. Es hora de que apliquemos también esa apertura a la industria del libro electrónico.