Los integristas se hacer fuertes, superando las oposiciones internas y sin nadie que les haga sombra, sometiendo a mujeres y niñas, con millones de ciudadanos desnutridos y anhelando un reconocimiento internacional que no llega.
Los conflictos armados dejan 238.000 muertos y un coste de 15,5 billones de euros, el 13% del PIB del planeta. Afganistán vuelve a ser el país más violento del mundo.
El héroe no lo era: entre otras cosas, mató a un detenido que tenía una pierna prostética disparándole por la espalda y se quedó su prótesis para beber cerveza.
Trabajadoras de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Afganistán expresan su temor al impacto que puede tener que la prohibición se extienda al personal sanitario.
Un militante del grupo yihadista activó su cinturón con explosivos frente al Ministerio de Exteriores cuando el personal estaba abandonando la sede tras su jornada de trabajo.
Guerras, integrismo, yihadismo, fronteras y ocupación. Ni las estrellas más potentes pueden arrojar luz sobre el camino que lleva a una ciudad asfixiada tras un muro.
Las valientes estudiantes salen a la calle a protestar tras quedar en shock por la noticia, un clavo más en el ataúd en el que los islamistas están metiendo a las mujeres.
La explosión tuvo lugar en el interior de una de las aulas durante un examen para preparar las pruebas de acceso a la universidad, por lo que estaba abarrotada.
Hay hasta 53 contiendas, choques o escaramuzas en este momento, algunas con más de 70 años de litigio, que acumulan casi 12 millones de muertos. El horror es global.