La organización internacional publica su informe anual, en el que destaca que, frente al "odio patrocinado" por los estados, está surgiendo un nuevo movimiento activista "decisivo".
Si hemos de creer las declaraciones del Gobierno español y las del partido que le apoya, todo va bien. La economía española es un fenómeno que se estudia en las mejores universidades del mundo, y en las peores también. "Hemos salido de la crisis", nos dicen una y otra vez, y las que hagan falta hasta que cuele.
Las muertes en el Mediterráneo y los refugiados agolpados en improvisados campos en Grecia trasmiten una imagen bien distinta a las estadísticas o los números de acogida: la de una Europa superada o desbordada ante la llegada de los refugiados que realmente esconde una crisis del régimen europeo sobre el control de las fronteras que ha saltado por los aires.
¿Puede ganar las elecciones un Gobierno que adoptó políticas de austeridad? A lo largo del pasado año, esta pregunta se ha formulado en muchos idiomas y en muchos países. Y la respuesta parece ser, de momento, un unánime no.
Al Presidente sin mácula y lleno de inocencia le esperaba un Rolls-Royce negro. El viaje hasta la suite de un hotel de las afueras de la ciudad transcurrió en silencio, pues los anfitriones no se habían molestado en proporcionarle un traductor y él apenas sabía balbucear cuatro frases en inglés.
Desde el punto de vista estructural, las negociaciones sobre el asunto griego han puesto muy en entredicho el principio de igualdad entre los Estados miembros, poniendo de manifiesto la ausencia de un segundo principio fundamental de cualquier democracia, el de respeto a las minorías.