"Después de mucho pelear, tras pasar 18 horas despejando 15 metros cúbicos de tierra y piedras, hemos conseguido sacarla viva". Aún hay milagros en el desastre.
Más de la mitad de los 2.122 muertos registrados por el momento fueron en esas localidades de la provincia de Al Haouz, en el sur de Marrakech, donde los testimonios se repiten: pueblos destrozados y complicadas vías de ayuda.
Mientras este lunes se vive una jornada de luto nacional, se siguen buscando supervivientes y cuerpos. La cifra de víctimas aumentará, dice el Gobierno.
Un estudio cifra en más de 168.100 millones de dólares las pérdidas de bienes asegurados de la decena de desastres meteorológicos más costosos de este año.
El temblor ha sido de 5,9 grados, pero la gente salió despavorida de sus casas, a veces saltando de ventanas, porque hay un precedente de 710 muertos en 1999.
A la devastación en las islas de Mango y Fonoifua se suma un nuevo reto: evitar la entrada del coronavirus en un país con solo un caso notificado tras haberse blindado.
Cinco días después, algunas zonas permanecen aún incomunicadas y con cortes de suministro de electricidad, con los servicios de emergencia tratando de llegar.
La empresa de la fábrica de velas comunica que los desaparecidos en su planta de Mayfield no rondaban los 70, como decía el gobernador, sino solo ocho.