En Bruselas respiran: los prorrusos y antieuropeos han perdido en Rumanía y Polonia, mientras que Portugal garantiza que no gobernará con radicales. Hay una cierta apuesta popular por la estabilidad, pero asusta el aumento de los extremistas.
El sucesor de Antonio Costa, conocido por ser de la rama radical de su partido, afronta las elecciones de este domingo con un perfil más conservador, con la esperanza de ganar terreno entre el electorado de centro frente a la dcerecha.
La apuesta es doble: tendrá poder económico, sobre las grandes decisiones industriales por venir, pero con una orientación verde, ecológica. Su rango la convierte en un peso pesado, la socialista más poderosa de Bruselas.
El anuncio del presidente español de mantenerse en La Moncloa genera alivio entre sus correligionarios europeos, casi sin referentes a los que aferrarse a un mes de las elecciones comunitarias. Ahora, comparten, es hora de plantarse ante los ultras.
La derecha clásica de la coalición Alianza Democrática es la favorita por escaso margen, con los socialistas renovando líder. No hay visos de mayorías absolutas.
A sus 46 años, acumula una larga experiencia como diputado y en diferentes cargos gubernamentales, y promete unir al partido en un momento de crisis y sospecha.
Mientras dimite el ministro de Infraestructuras, también bajo sospecha, el exministro Pedro Nuno Santos se postula para liderar a los socialistas portugueses.
El exvicepresidente socialista califica la cita de Díaz con Puigdemont como "infamia contra la democracia" y, tras la polémica de González, ratifica que el PSOE es su partido, "más allá de quien representa las ideas en cada momento".
El "grupo de jóvenes" de Concòrdia, que se ha movilizado frente a los partidos tradicionales, ha sido la sorpresa al adelantar a los socialistas, ahora terceros.
La mandataria más joven, con 37 años, un referente del progresismo y el feminismo en la política mundial, da un paso al lado porque, dice, es el momento.
La justicia belga detiene a cuatro personas, incluyendo a la vicepresidenta Kaili, por haber recibido supuestamente dinero de Doha para mejorar su estampa en Bruselas.
Socialdemócrata de derechas, figura polémica en Grecia, había roto la disciplina de voto de su grupo y apoyaba a las autoridades de Doha por sus derechos laborales.
El frente de la izquierda cuenta ya con la Francia Insumisa, los ecologistas y los comunistas, en un intento de tener peso en las legislativas de junio.