Cómo vivir plácidamente en la oficina sin dar ni golpe: las 10 claves

Cómo vivir plácidamente en la oficina sin dar ni golpe: las 10 claves

Si haces todo esto vivirás como un rey, o como una reina.

Imagen de archivo de un oficinista con las piernas en la mesa.GETTY IMAGES

Seguro que has escuchado muchas veces eso de que el trabajo dignifica. Que cuando trabajamos nos sentimos útiles y necesarios, que a través de nuestro empleo nos autorrealizamos y otras teorías huecas sobre el mundo laboral. Nada de todo ello es cierto. El trabajo es una forma de esclavitud.

Decía Taleb que “la diferencia entre los esclavos en tiempos de los romanos y de los otomanos y los empleados de hoy es que los esclavos no necesitaban halagar a su jefe”. Esa es la realidad. Afortunadamente, después de los éxitos Cómo petarlo en tu empresa: los 10 mandamientos y 7 recetas infalibles y actuales para triunfar en reuniones absurdas tienes esta guía para que nadie te moleste y poder holgar a tus anchas.

1. Tu profesión no es analista de sistemas, ni abogado ni comercial. Tu profesión es “liado”. Y esa es tu respuesta estándar a cualquier pregunta: “¿Cómo estás? Liado.” “¿Qué tal va la semana? Buf, muy liada.” “¿Qué tal lo llevas? Con un lío que flipas.” “¿Vienes a tomar un café? Qué suerte que vosotros tenéis tiempo para eso, yo estoy liadísimo.” Insiste una y otra vez hasta que nadie te llame para nada y así poder hacer lo que te venga en gana.

2. Elude responsabilidades implicando a más personas. Monta comisiones para cualquier chorrada, di que en este tema (o en cualquier otro) la opinión de fulanito o menganita es crucial, delega hacia arriba todas las funciones de tu descriptivo de puesto que te sea posible y, sobre todo, habla siempre en plural: “hacemos”, “organizamos”, “decidimos”, y así sucesivamente. No sea que te vayan a cargar a ti el mochuelo de cualquier asunto.

3. Jamás muestres ningún tipo de habilidad. Ante una pregunta directa sobre si puedes hacer algo o no, tu respuesta estándar es: “Uy, esto parece complicado, habría que estudiarlo bien, pero de momento me genera bastantes dudas”. Si la cosa se pone fea, puedes recurrir a este razonamiento que nunca falla: “Es que antes las cosas se hacían de otra manera, pero con la pandemia todo ha cambiado y la verdad es que sobre este tema no sé qué más puedo decirte”. Y luego aplica lo que pone en el punto 2.

4. Si alguien te acusa de cualquier cosa (por ejemplo de vago o de chapucero) corre el rumor de que esa persona tiene algo personal contigo. Y luego añade solemnemente que los temas personales deberían quedarse fuera de una empresa con valores como esta (aunque pertenezcas a una banda de mafiosos o a un clan de ladrones).

5. Si el punto 4. se complica, oféndete de manera instantánea. Di que lo que están haciendo contigo es un atropello y que así no se puede trabajar. Que por mucho menos ha habido gente que ha denunciado por acoso y que tú solo intentas hacerlo lo mejor que puedes. Y que la salud mental debería estar por encima de todo. Cuanto más te victimices, mejor.

6. Usa siempre las palabras de moda: comienza cualquier frase con la expresión “al final”, usa a toda hora siglas como BAU, OKR o KPI y alude constantemente al propósito, aunque no tenga ningún sentido: somos una compañía con propósito, este departamento tiene un propósito, hay que actualizar el ordenador con propósito y, por supuesto, hay que abrir las ventanas con propósito. Por descontado, tú también tienes un propósito. Da igual que nunca digas cuál es, porque la gente ya ha colocado esa expresión en el mismo espacio semántico que “bonachón” y “tocinillo de cielo”.

7. Llega siempre tarde a cualquier videollamada. Al entrar pide perdón acaloradamente y di que llevabas un buen rato intentando salir de tu anterior reunión, pero que no te dejaban. Por algún motivo la gente se queda con la idea de que estás ocupado y eres imprescindible, y no de que eres memo por agendarte dos reuniones consecutivas.

8. Declárate fan acérrimo de la inteligencia artificial. Pero, aclara, sobre todo de la inteligencia artificial generativa. Es más, refiérete siempre a ella usando las siglas IAG. Cuéntale a todo el mundo que has dejado a Alexa por ChatGPT, que tienes cuenta premium y que la empresa debería entregarle una a cada trabajador. Usa a menudo términos como promptear, red neuronal y espacio latente.

9. Nunca propongas una reunión. Nunca. En cuanto propones una reunión la gente te visualiza como responsable de ese asunto. Cosa que es imprescindible evitar. Y por supuesto no aportes ninguna idea en las reuniones convocadas por otros. Simplemente deja el tiempo pasar mientras tecleas sobre el ordenador aparentando tomar notas. Esta impresión se refuerza si aleatoriamente dices esto: “Perdona, ¿qué has dicho? Es que no sé si te he comprendido bien”. Y luego vuelves a teclear. La gente pensará que estás tomando notas.

10. No reveles jamás información sobre lo que estás haciendo. Vigílate especialmente en los lugares sensibles, como por ejemplo los baños o la cafetería. En esos sitios todos solemos bajar la guardia y cantar lo que no conviene. Si te preguntan, resuélvelo todo con el consabido “muy liado” (ver punto 1.). También valen alternativas como “tirando, tirando” o “vamos haciendo”. Y mientras lo dices haces mutis por el foro.

Si haces todo esto vivirás como un rey, o como una reina, según gustos. Nadie te molestará, cobrarás tu salario a fin de mes y podrás invertirlo en lo que en realidad te apetece. Que, dicho sea de paso, es para lo que sirve tener un trabajo: para pagarnos nuestros vicios y aficiones.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Escritor desde que tengo memoria, directivo durante buena parte de mi vida y siempre un alma intensa. Con el tiempo he ido acumulando gran cantidad de títulos y cargos de los que intento liberarme para ser yo mismo la mayor parte del tiempo. Escribo para aclarar pensamientos o para recordar cosas que considero importantes. A veces lo hago solo porque mis ideas desbordan lo que soy y necesito colocarlas en algún sitio. Pero sobre todo trato de dar sentido a lo que nos ocurre. Por eso soy feliz si alguien encuentra luz o calor entre mis líneas aunque, por fortuna, tengo muchas otras maneras de serlo. Lo que pondría en mi tarjeta de visita, si tuviera una, sería Director Creativo.